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Ata Kak: Cuando vida y arte van de la mano

Una historia de viajes, olvido y recuperación. La vida y obra de Ata Kak podría ser el más claro ejemplo de que la afirmación de que en cada persona reside un poeta en potencia es cierta en todos los sentidos.

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Debido a la ingente cantidad de reediciones que han visto la luz en los últimos años, existen multitud de opiniones entre la comunidad de compradores de plástico mundiales sobre las virtudes y defectos que en nuestra sociedad está generando este producto tan mercantilizado. Desde clásicos de la música popular contemporánea como Can o Jorge Ben a pressings privados que en su día no obtuvieron reconocimiento y que hasta ahora sólo permanecían vivos dentro del imaginario colectivo de algunos eruditos, casi todo disco que tenga un valor más o menos alto o una lista grande de personas que lo quieren en Discogs se convierte en carne eventualmente reeditable.

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Sin embargo la publicación en vinilo por Awesome Tapes From Africa de "Obaa Sima", la cinta de cassete que Yaw Atta-Owusu -Ata Kak- grabó en 1994 en el 617 de Gosford Blvd. con un equipo muy precario adquirido de segunda mano y ante la atenta mirada de su pequeño hijo Jeffrey, escapó a las voces más críticas con este fenómeno editorial actual así como a egos personales de diggers y djs mundiales. Cabe señalar que el hecho de que el cambio en el formato de la edición; "Obaa Sima" sólo había visto la luz en casette, fue un factor clave en todo esto.

En 2013 durante unas interesantes jornadas llamadas Memorabilia que tuvieron lugar en el MACBA, los seguidores de Awesome Tapes From Africa pudimos asistir a una charla con el fundador del sello y principal artífice de que estas canciones hubiesen llegado a nuestros oídos, Brian Shimkovitz. En ese momento ATFA contaba con tres releases en el mercado y la única manera de poder pinchar una canción de esta cinta en vinilo era comprando alguno de los diferentes planchados que la crew de African Shakedown habían hecho de su primer EP, en el que Noema editaba el "Daa Nyinaa". Después de preguntarle a Brian si se estaba gestando una reedición del que era el primer post de su blog allá por 2006, con escasas palabras y con una gran seriedad en su semblante nos dejó bien claro que su búsqueda del personaje era continua y que se dejaría la piel en ello hasta encontrarlo.

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La vida y obra de Ata Kak podría ser el más claro ejemplo de que en cada persona reside un poeta en potencia. Con ella los King Mob advertían a la Reina de Inglaterra de que el día que se llegue a la no separación entre vida y arte llegará también la revolución.

Yaw Atta-Owusu nació en Kumasi, Ghana en 1960 y nunca pensó que la música pudiese representar nada en su vida. Había sido encargado de la cantina del Club de Golf de su ciudad, dónde sonaban los últimos éxitos de Highlife nacional con C.K. Mann o Ebo Taylor entre otros, un estilo que iba a influenciar en gran medida su manera de componer.

A principios de los ochenta Ghana no era el mejor país para labrarse un buen futuro, desde el golpe de Estado que derrocó al Kwame Nkrumah en 1966 la nación no había gozado de estabilidad, y los nuevos golpes que se sucedieron de 1979 a 1981 dejaron un panorama bastante desolador que hizo que en 1985 Ata decidiese por fin marcharse a Alemania, donde se encontraría con la que hoy en día aún es su esposa Mary.

Durante 9 meses se dedicó a aprender Alemán mientras soñaba con ir a la universidad pero Mary se había quedado embarazada y cuando nació Kevin, el primer hijo de ambos, Ata se encontraba ya trabajando de jornalero en una granja para poder llevar un sueldo a casa. Fue entonces, en una oficina de Correos de algún lugar entre Dusseldorf y Dortmund, donde comenzó la andadura musical de Ata Kak, un ejemplo más en la historia de los seres humanos de cómo un obrero puede llegar a crear "la mayor obra de arte de todos los tiempos"; un músico local se le acercó en esa oficina postal y le preguntó si sabía tocar algún instrumento. Yaw sin dudarlo respondió que sabía tocar la batería, aunque no tenía ni la más mínima noción. Intercambiaron números y quedaron para ensayar.

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Ata comenzó a practicar en la mesa del comedor durante semanas antes de ese primer ensayo que, sorprendentemente, resultó salir mejor de lo esperado uniéndose a la banda como batería. Cinco semanas después ya era el vocalista del grupo y a los cinco meses ya estaba escribiendo sus propias canciones. Principalmente tocaban versiones de Bob Marley pero a él le empezaba a interesar la música Disco que le llegaba a sus oídos mediante emisoras de radio locales. Sin embargo la vida en Alemania seguía siendo dura y precaria por lo que la pareja decidió hacer las maletas de nuevo, y mudarse a Canadá en busca de nuevas oportunidades que les brindasen una mejor vida.

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Habían pasado cuatro años en su experiencia germana y la familia se instaló en Toronto, donde Ata rápidamente entró a formar parte de un grupo de Highlife llamado Marijata (no confundir con la banda de Afro Funk también ghanesa de idéntico nombre) con el que grabó tres discos y giró por Canadá. A pesar de que no le iban mal las cosas con ellos, el Highlife, estilo que había mamado desde sus años mozos, no satisfacía sus necesidades de expresión artística así que Ata decidió tirar de ahorros. Fue a una tienda de segunda mano, se armó con un precario estudio casero, y comenzó a componer las canciones que, tras un proceso de más o menos 3 años de ensayos y errores, acabarían dando vida a esa obra maestra del DIY que es "Obaa Sima".

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Con la ayuda de su amigo Yanson Nyantakye que hizo de ingeniero de sonido y con un increíble artwork obra de A. DeGraft Johnson, jefe de un departamento en la universidad de la ciudad, se lanzaron a comercializar las siete canciones que componen el LP, pero los elevados precios de manufacturación de la cinta en Canadá les hicieron mandar los masters a Ghana donde salió a la venta una tirada muy limitada de 50 copias con ánimo de ojear el mercado para seguir haciendo más en el hipotético caso de que tuviesen salida. Desafortunadamente para Ata, sólo se vendieron tres copias y las cuarenta y siete restantes quedaron en el olvido por casi dos décadas hasta que en 2002 Brian Shimkovitz, estudiante de Etnomusicología por aquel entonces y que se encontraba en Ghana preparando una tesis sobre las escenas de Rap y Hip Hop nacionales se encontró con lo que ahora se cree que era una copia pirata del susodicho cassette. (De ahí la creencia de que "Obaa Sima" en realidad vendió mucho más de 50 copias en Ghana)

A partir de aquí la historia es de sobra conocida por todos, Brian vuelve a su Estados Unidos natal y comienza el blog Awesome Tapes From Africa ripeando cintas que ha adquirido durante su estancia en el Oeste Africano. Su primer post es el track "Moma Yendodo" de Ata Kak y lo contextualiza de una forma muy clara y breve que vale la pena recordar:

"Esto es así. La canción se llama 'Moma Yendodo'. Es possible que no hayas escuchado nada como esto en ningún sito. Lo compré en la calle a un tipo que vendía cassetes en una de estas grandes estanterías de madera para cintas en Cape Coast, Ghana. Nadie que yo conozca en Ghana había escuchado esta locura de rap no-convencional"

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Desde el primer momento el blog empieza a gozar de mayor prestigio dada la novedad de sus contenidos para los oyentes occidentales, y ese primer post poco a poco va cobrando adeptos. Con el tiempo Brian decide que su blog se debe convertir en sello discográfico, reeditando en vinilo, mp3 y cassette a algunos de los artistas que le estaban reportando fama y reconocimiento mundial.

Cabe señalar que el mundo ha tenido suerte de que todo este material cayese en las manos del etnomusicólogo americano, ya que Brian desde el primer momento dejó bien claro que no publicaría nada que no gozase del consentimiento de los artistas y que no reportase unos beneficios a estos o sus familias. Una manera de trabajar acorde con un mundo más justo y que ha hecho que después de varios viajes a Ghana, e infinidad de llamadas y búsquedas en la red, por fin Ata Kak pusiese conocer el impacto que su música había tenido en miles de personas de todo el planeta casi veinte años después de haber sido concebida.

La noticia de que la búsqueda del personaje había sido fructífera al fin también supuso una inmensa alegría en la comunidad de aduladores del autor, que por fin pudimos conocer datos sobre su persona, su vida y sobre cómo había sido concebida una de las joyas más marcianas en la historia del Electro Freestyle. Ata Kak se encontraba en Ghana, había tenido que volver a su país años atrás después de que a su mujer la acechase ese gran mecanismo de control post-colonialista que son las leyes de inmigración, y las noticias de que estaba sin empleo y que no había vuelto a gozar de una estabilidad económica para volver a grabar canciones causaron rabia entre todos sus seguidores.

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Desde ese momento los sucesos transcurrieron lentos pero seguros gracias al buen hacer de Brian Shimkovitz, hasta que hace un mes salía a la luz que el escenario del Sónar Village sería uno de los testigos de su vuelta a los escenarios, para interpretar un Lp que Yaw Atta-Owusu nunca pudo presentar al público.

Muchos interrogantes salen a la luz ante la inminente aparición de Ata Kak en directo delante de lo que seguramente serán masas de jóvenes puestos de éxtasis, speed y cocaína. Muchos también se preguntan cómo será el nuevo set-up de Ata, y más aún después de leer un post de Brian Shimkovitz en el que, antes de su último viaje a Ghana para encontrarse con el artista, pedía asesoramiento sobre cómo montar un set up barato y fiable para Ata, así como hacía una llamada a aquellos que estuviesen dispuestos a donar alguna máquina para el mago.

Para alguien que no ha tocado en directo desde hace más de veinte años presentarse ante un público de miles de personas supone un reto capaz de amedrentar a cualquiera, sin embargo la capacidad que siempre ha tenido Ata para cocinarse sus propios guisos hace pensar que estamos ante la posible visita de una de las performances más especiales de los últimos años, aunque esto sólo son conjeturas de un plebeyo iluminado al que le han pedido escribir sobre su cacique celestial.

Sin duda esta es una historia que podría servir como ejemplo para estudiar la concepción del éxito en nuestra actualidad y sobre todo en lo referente al plano más artístico. ¿Es Ata Kak más exitoso ahora que cuando grabó su cinta y vendió tres copias? ¿Ha necesitado la aceptación del público para saber que su obra era buena? ¿Cuál es la diferencia entre agradar a unas pocas personas o a millares? Sin duda a un nivel económico el éxito te puede llegar a reportar aquello que la mayoría de obreros aspiramos en el planeta; dejar el trabajo continuo y repetitivo. Pero historias como las de Ata Kak tendrían que servirnos de ejemplo al resto para para saber que no hay mejor control de calidad de su propia mierda que el que uno mismo hace y que esto, unido a hacer sólo lo que a cada uno le da la gana, podrá llevar a la revolución total a la que aspiraban los situacionistas en la que vida y arte no se separen.

"¿Cuáles son las perspectivas de organización de la vida en una sociedad que, auténticamente, "reorganizase" la producción sobre la base de una asociación libre e igualitaria de productores? La automatización de la producción y la socialización de los bienes vitales reducirán cada vez más el trabajo como necesidad exterior y proporcionarán, finalmente, plena libertad al individuo. Liberado así de toda responsabilidad económica, de todas sus deudas y culpabilidades hacia el pasado y el prójimo, el hombre dispondrá de una nueva plusvalía incalculable en dinero porque no se la puede reducir a la medida del trabajo asalariado: el valor del juego, de la vida libremente construida…" (Extracto del manifiesto de la Internacional Situacionista de 1960)

Podéis escuchar (¡y bailar!) algunas sesiones de Abu Sou en su Soundcloud y seguir su programa de radio Canel En Surco aquí.

Ata Kak estará tocando en el próximo Sonar Festival.