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Cultură

Os presentamos el juego de cartas de robots independentistas catalanes gigantes

Las guerras ya no existen. El control del planeta se debate a partir de peleas entre robots gigantes. Cada país participa. Cataluña también.

Uno sale de casa con ilusión, joder, es sábado por la noche y apetecen unas cervezas. Incluso llevas preservativos en la cartera. Incluso hoy te has duchado. Entonces, cuando todas las piezas están perfectamente encajadas en el rompecabezas que es la vida de un tipo de más de 30 años a principios del siglo XXI, aparece alguien y te suelta la gran noticia.

¡Boom! ¡Cataclak! ¡Pfiiiiu! Un tipo —¿un loco?— ha inventado un juego de cartas llamado 2714, Temps d'herois (traducción: Dos mil setecientos catorce, Tiempo de héroes) donde los jugadores tienen que conseguir el título de ganador del Campeonato Mundial de Robofight, una batalla entre robots gigantes que decide la supremacía por el planeta.

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Esta batalla mundial pretende sustituir esas cosas tan desagradables llamadas "guerras entre países", algo que, por otra parte, a lo largo de la historia siempre ha sido la especialidad de la raza humana. En definitiva, el control planetario se decide mediante este divertido juego en el que participan 60 robots de 16 países y que nos puede evocar a los estremecedores e inciertos años de la Guerra Fría. Entre estos 16 países del futuro podemos encontrar Cataluña.

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No estoy precisamente en contra de que se haya considerado Cataluña como uno de los 16 países oficiales de ese futuro que propone Eduard Bella, creador del juego. Es algo que podría suceder. ¿No?

No estoy precisamente en contra de que el mismo tipo diga que este juego puede "ayudar a naturalizar el hecho de que Cataluña se convierta en independiente". Correcto pero me temo que si esto no llega a suceder tendremos varios niños con el corazón roto. Está claro que hay que soñar, yo aún creo que algún día tendré una buena melena.

No estoy precisamente en contra de que el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya decidiera subvencionar este proyecto con 5.000 euros. Al fin y al cabo que se subvencionen juegos de cartas y proyectos de entretenimiento siempre es algo positivo.

No estoy precisamente en contra de ese avispado guiño a los hechos de 1714, fecha que se convirtió en una marca durante la antigua legislatura catalana.

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No estoy precisamente en contra de que los nombres de algunos robots de Cataluña sean "Senyera", "Llibertat" o "Segadors" y que los de España tengan nombres como "Imperial". En la vida hay que posicionarse, la objetividad es, al fin y al cabo, una idea que se utiliza para engañar a la clase media.

No estoy precisamente en contra de que en la promoción del juego (en los sobres, en los sobres, banners y en el vídeo tutorial y en el vídeo tutorial) pongan al robot catalán en primer plano, como protagonista. El problema es que si todos los niños quieren jugar con el personaje principal, esta batalla mundial pierde todo su sentido.

Lo que sí me parece realmente ofensivo es que el juego sea, básicamente, una basura (como podéis ver en el tutorial). Es evidente que va orientado a un público joven pero la sencillez de la propuesta de ocio hace que la duración de las partidas sea menor que un polvo entre una pareja que lleva cinco años viviendo juntos.

En definitiva, el juego es una excusa para poder vender un producto aprovechando esta ola secesionista (que no me estoy posicionando coño) y se mire por donde se mire esto es algo absolutamente ofensivo. Se está utilizando a los niños, se menosprecia a las personas que creen en la independencia y, lo más importante, se están desprestigiando todos los juegos de cartas y todos esos juegos de mesa que actualmente están viviendo uno de los momentos más esplendorosos de su existencia.

Los chavales quieren jugar con putos robots gigantes, no hace falta utilizar estos cebos para que los padres cedan a comprar barajas de cartas. Vale, puede ser una forma para que algunos niños se inicien en todo esto de los card games pero por lo menos podrían haber hecho un juego que fuera mínimamente entretenido, si no los pobres críos pensarán que este tipo de juegos son para individuos ofensivamente estúpidos.