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Noisey

Sexismo, violencia, contratos millonarios y otras cosas que no sabías del hardcore de Washington

Se estrena 'Salad Days' en el festival Beefeater IN-EDIT. Un documental que destroza algunos mitos sobre Dischord Records y una de las mejores escenas de la música contemporánea.

Todas las imagenes son del propio documental.

A Ian MacKaye casi no le cabe el rótulo en pantalla: "Ten Idles, Minor Threat, Embrace, Fugazi, Dischord Records". Por supuesto, él y Henry Rollins (S.O.A., Black Flag) destacan sobre el resto de bustos parlantes de Salad Days: A Decade of Punk in Washington, DC, que se proyecta en el festival IN-EDIT que se celebra casi simultáneamente en varias ciudades de España. Su estreno coincide con la noticia esta semana de la hospitalización y estado grave del guitarrista de los Bad Brains, el otro grupo que presidía el podio de la escena hardcore de la ciudad en los 80. Bajo su reinado convivieron bandas enormes como Youth Brigade, Faith, Government Issue, Jawbox, Dag Nasty, Void, Marginal Man, Kingface, Swiz, Shudder to Think, Madhouse, Artificial Peace, The Nation of Ulysses o Gray Matter. Sus músicos nos cuentan en primera persona cómo fueron los inicios y años dorados del sello Dischord, una de las mejores épocas de la historia musical contemporánea que, quizá, hayamos mitificado demasiado.

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NIÑOS PIJOS JUGANDO A SER REBELDES

Mark Haggerty de Iron Cross lo deja muy claro: "nuestros padres nos apoyaban en todo". Confiesa que la mayoría de músicos de la escena procedían de entornos familiares de clase media-alta ("spoiled brats") y su teoría es confirmada por Michael Hampton de S.O.A. y Faith, que va más allá y afirma que eso ya había pasado a finales de los setenta en Londres, con punks adoptando la actitud obrera como pose. En el caso de Washington, jóvenes acomodados de zonas pijas y aburridas como Georgetown, que sabían que si lo de la música se torcía "siempre podían volver a casa y estudiar en la Universidad y tener una vida de éxito", según Tom Berard de Scenester.

La mítica foto de la portada del single de Teen Idles. Nathan Strekcek de Teen Idles y Youth Brigade acusó al movimiento straight edge -libre de alcohol y droga- de "dividir a la gente".

POCOS Y COBARDES (BUSCANDO PELEA)

"Éramos pocos, más nos valía estar juntos", sentencia Sap Grey de Iron Cross. Le zurraron varias veces por la calle, por sus pintas. A él y a su compañero de grupo Dante Ferrando, que se sentía protegido sabiendo que podía refugiar en el Häagen-Dazs en el que curraba Henry Rollins o en la tienda de discos de Ian MacKaye. "Nos protegíamos los unos a los otros ante la amenaza exterior", resume Bert Queiroz de Meatmen y Youth Brigade. Todos coinciden en que fueron aquellos tarugos rednecks -que les daban palizas para reafirmar su masculinidad- quienes les obligaron a defenderse y golpear. "No éramos tipos duros, sino tipos sensibles con armadura", describe Mark Sullivan de Kingface.

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No me respetaban ni me tomaban en serio. Estaba cantando sobre una violación y los tíos gritándome '¡que te jodan!' -(Monica Richards, de Madhouse y Strange Boutique)

PRESUMÍAN DE ANTI-SEXISTAS, PERO NO LO ERAN

Amy Pickering de Fire Party lo justifica por la edad, "cosas de adolescentes", pero las batallitas hablan por sí solas. "Nos quieren hacer creer que todo funcionaba bien, pero aquello era un club de tíos. (Danny Ingram, de Youth Brigade, Strange Boutique y Madhouse). "Yo estaba a tope con la idea de que las mujeres se expresaran radicalmente, pero la realidad era muy distinta" (Onam Ben-Israel, de Beefeater). "No me respetaban ni me tomaban en serio. Estaba cantando sobre una violación y los tíos gritándome '¡que te jodan!'" (Monica Richards, de Madhouse y Strange Boutique). "¿Cómo íbamos a cambiar las cosas si no conseguíamos ni cambiar aquella pequeña escena?" (Sharon Cheslow, de Chalk Circle y BMO) .

Ian MacKaye (izq.) y Jeff Nelson en los primeros años de Dischord, sello que crearon juntos y marcó la escena musical de Washington.

HARDCORETAS FEMINISTAS VS. RIOT GIRRRLS

Thurston Moore de Sonic Youth da en el clavo: "El problema es que aquellos chicos no se habían acostado aún con ninguna chica. Cuando lo hicieron, las cosas cambiaron". Kim Colletta de Jawbox está de acuerdo, pero apunta que aparecieron nuevos problemas. Según Jeenet Toomey de Tsunami y Simple Machines Records, las chicas de Fire Party empezaron a salir con chicos de otros grupos y empezó una guerra de reproches a lo Pimpinela. A Meghan Adkins de Special K la criticaban por ser demasiado femenina y llevar vestidos. Y cuando llegaron las riot girrrl en sujetador y la palabra "puta" pintada en la tripa, a feministas como Nicole Thomas de Fire Party les costó digerirlo: "se beneficiaron de nuestra lucha".

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POR CADA STRAIGHT EDGE, CIEN BORRACHOS

El documental habla de la filosofía straight edge, libre de alcohol y drogas, pero no oculta la otra cara de la moneda. Brian Baker (Dag Nasty) señala que "el straight edge no era lo que predominaba" y John Stabb de Government Issue se burla del monkrock. Nathan Strekcek de Teen Idles y Youth Brigade llega a acusar a este movimiento de "dividir a la gente", mientras Boyd Farrel de Black Market Baby recuerda cómo, al desmarcarse de aquello, se convirtieron en el grupo de referencia de los que bebían y se drogaban. En 1984 el paisaje era, según Mark Andersen (Positive Force) "oscuro y deprimente", por culpa de los punks borrachos que Brendan Canty de Fugazi denomina "punks idiotas". OJO: a Ian MacAye le siguen llamando al móvil para decirle que el straight edge es una mierda. "Por favor, que tengo ya 50 años", suplica.

DISCHORD ASFIXIABA LA ESCENA (NEPOTISMO)

Lo dice el propio Jeff Nelson, co-fundador del sello Dischord: "entiendo los que nos acusan de excluir a los que no eran de nuestro entorno y de haber chupado el oxigeno a la escena". Y añade: "también entiendo lo frustrante que podía ser eso". En el fondo, no eran más que niños publicando los discos de sus amigos, como resume Mark Robinson de Unrest. MacKaye, sin embargo, responde más a la defensiva "si la clave de montar todo aquello era que se reían de nosotros y queríamos hacer nuestra propia escena, ¿por qué iba yo a impedir yo a nadie montar su propia escena?. No lo debimos hacer tan mal si el negocio sigue en pie un tercio de siglo después".

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En foto queda bonito, pero Joey Aronstamn de los Holy Rollers dice en el documental que "el moshpit dejó de hacer gracia y se convirtió en dar golpes a todo el que se te pusiera delante".

EN EL FONDO QUERÍAN SER COMERCIALES

De nuevo Brian Baker: "queríamos ser un grupo comercialmente viable". Se refiere al momento en el que los miembros de Minor Threat pusieron a MacKaye contra las cuerdas y le dijeron que lo dejaban. MacKaye rechazó sus demandas y se acabó lo que se daba que, según el bajista Steve Hansgen, no era más que un mal rollo arrastrado desde su concierto junto a los Big Boys y Trouble Funk (a los hardcoretas les flipaba el género Go Go). Vale, DEP Minor Threat. Y a partir de ahí ¿qué? Steve Niles de Gray Matter y 3 lo decora con drama ("nadie sabía qué iba a pasar después") pero su compinche Dante Ferrando le quita hierro ("el punk de Washington se hizo más grande y dejó de ser una escena solo de sus amigos").

COMO YA NO LES MOLABA, SE LO CARGARON

Tom Lyle de Government Issue afirma que la cosa creció tanto y llegaba tanta gente de fuera a los conciertos que a los que empezaron la escena ya no les molaba nada. "Estábamos acostumbrados a tocar para gente que conocíamos y de repente ya no. Ya no era nuestra escena así que hicimos una nueva". Kenny Inouye de Marginal Man corrobora esa sensación: "¿No nos queréis? OK pues nos vamos a otro lado". John Stabb de Government Issue se queja de que "los dinosaurios del hardcore iban montando sus nuevos grupos y era como si nosotros, o Marginal man o Scream, no estuviéramos invitados a la fiesta. Tampoco SWIZ, que intentaron volver al sonido hardcore original pero, según su guitarrista Jason Farrel, "la vieja guardia no estaba interesada y se ofendió".

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Carteles de conciertos de la época, con grupos como S.O.A. (State of alert), del que fue vocalista Henry Rollins (Black Flag) cuando todavía respondía al nombre de Henry Garfield.

ADIÓS POGOS VIOLENTOS, HOLA PONERSE INTENSITOS

Cuando escuchamos a Joey Aronstamn de los Holy Rollers lloriqueando porque "el moshpit dejó de hacer gracia y se convirtió en dar golpes a todo el que se te pusiera delante" o a Ian MacKaye lamentando las lesiones que se provocaban en el pogo y criticando que "ya no tenía nada que ver con la música y servía de máscara para la violencia", ya te hueles lo que vendría a continuación: intensidad madura. Habla Geoff Turner de Gray Matter y 3: "teníamos veintitantos y pasamos de hablar de lo que opinábamos sobre las cosas a hablar de cómo nos sentíamos. Éramos más viejos, más maduros y el público era mayor". Rites of spring desplomándose en el escenario, los Marginal Men como proto-emo. Y el emocore como una etiqueta de la que todos renegaban.

EMPACHADOS DE PREDICAR Y DEL ROLLO POLÍTICO

El Revolution summer (1985), que surgió como reacción a la violencia de la mano del activismo social y conciertos benéficos de la organización Positive Force, acabó empachando a parte de la escena. Se hartaron de que los discursos sobre liberación animal eclipsaran los conciertos y de ver triangulitos rosas en los discos ("silencio = muerte") concienciando sobre el SIDA. Incluso Jeff Nelson cree que se pasaban de la raya, "todo el día con hagas esto y no hagas lo otro". Andy Rappaport no soportaba que asociaran su grupo (Kingface) con asuntos en los que no estaban implicados y no entendía "por qué teníamos que volver a los sesenta y ser un movimiento por buenas causas".

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FUGAZI RECHAZÓ UN CONTRATO MILLONARIO

Jawbox firmaron con Atlantic Records y triplicaron las ventas de su anterior disco, lo que para ellos estaba bien pero para la compañía era una mierda pinchada en un palo. Fugazi no quisieron firmar con ninguna multi, aunque Ian MacKaye relata como Ahmet Ertegun entró en su camerino y les soltó: "quiero hacer un acuerdo con vosotros como el que hice con Mick (Jagger)". Según MacKaye podría estar hablando de más de un millón de dólares. Ertegun no es el único que veía en la banda el potencial de un grupo superventas. El batería de Velocity Girl (hoy periodista) Jim Spellman se atreve a afirmar que podían haber sido "un auténtico grupo de estadios".

Rites of Spring, una banda paradigmática del Revolution summer un movimiento dentro del hardcore surgido en 1985 como reacción al aumento de la violencia en la ciudad, de la mano del activismo social y conciertos benéficos organizados por Positive Force.

¡CLARO QUE DAVE GROHL SALE TAMBIÉN EN ESTE DOCU!

Si aparece en todos los documentales musicales que le pueden aportar credibilidad, ¿de verdad pensabas que el foo fighter no iba a salir en uno sobre la escena en la que se hizo un hombrecito? No aporta gran cosa, más allá de confesar que fue gracias a tocar con Scream que acabó fichando Nirvana, grupo al que Ian MacKaye acusa de apropiarse de rituales del hardcore, como el crowdsurfing, y popularizarlos a través de sus videoclips. LOL.