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Se buscan mapaches en Madrid, ¡vivos o muertos!

La suelta ilegal de estos depredadores ha hecho que en la capital exista un plan de acción para su control y posible erradicación. Parecen amigables, pero no.

La naturaleza se abre paso. La regla es simple: los ecosistemas se ajustan y luego llega el hombre y desmonta ese equilibrio a base de imprudencias. Pero también lo protege. Es el caso del mapache y su desarrollo en España. Un ejemplo de manual: una especie que no pertenece al ecosistema donde es arrojada y que pasa de ser una mascota de aspecto amigable a convertirse en una amenaza para ese nuevo entorno y su biodiversidad. Así llevamos desde 2003, cuando los "sujetos cero", abandonados por algún incauto, aparecieron en libertad en Madrid.

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Entonces solo cabían dos posibilidades. La primera, que no superasen el shock. La segunda, que sobreviviesen… Aunque según la ONG WWF Adena solo una de cada diez especies debutantes lo consigue y de esas un escaso 10% se convierte en invasora. Bueno, pues el mapache logró instalarse en el segundo grupo. Es más, con el paso de los años, en silencio, se ha convertido en el amo del barrio. Ese barrio es el Parque Regional del Sureste de Madrid, en concreto las riberas de los ríos Jarama y Manzanares.

Desde allí, aquella pareja de mamíferos Procyon lotor, abandonada a su suerte, ha generado en algo más de una década una descendencia de varios centenares de ejemplares que han dado el salto al resto de riberas y humedales madrileños. Sus actividades, principalmente nocturnas, se basan en devorar huevos de aves y desplazar a especies menores como nutrias o patos. ¡Ah! y procrear. "Cuanto más alimento encuentran y más se asientan, más aumenta el ratio de procreación de la especie", explica Jorge Fernández Laina, miembro de la ONG Terra Naturalis.

Por eso la Consejería de Medioambiente de la Comunidad de Madrid ha puesto en marcha el Plan de Acción para el Control y Posible Erradicación del Mapache. 40.000 euros anuales y un objetivo: frenar los pasos de esta especie "invasora" y perseguir, junto con WWF Adena, su proliferación como mascota -algo que prohíbe la ley- y su comercio ilegal.Porque el comercio está a la orden del día. Una simple búsqueda en Google lo deja claro: una media de 200 euros por ejemplar.

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Desde Terra Naturalis, una de las organizaciones más activas en la persecución y control de este animal en España, también lo denuncian: "Siguen existiendo ofertas en Internet aunque por ley es ilegal tener un mapache como mascota. Es más, la ley obliga a esterilizar a los que ya están en manos privadas", advierte Laina. Su organización coordina un programa especial para el control del mapache: "Todos los problemas han surgido por la suelta descontrolada por parte de particulares, como pasó en Madrid en 2003, o por mapaches que se han escapado de colecciones particulares y zoológicos como el de Marcelle, en Lugo", matiza este experto en mamíferos.

Puede que sorprenda escucharlo -sobre todo si has visto a Rocket Racoon en Guardianes de la Galaxia- pero el mapache silvestre es "peligroso" por dos razones, según Laina: "En primer lugar porque es un depredador agresivo y una amenaza para otras especies, pero también por ser portador potencial de la rabia y del parásito Baylisascaris procyonis, muy peligroso para los humanos". Y aunque en España aún no se han detectado casos, "tampoco se está realizando un seguimiento epidemiológico exhaustivo". En Europa, donde la rabia está erradicada, se han detectado ya más de 140 casos de mapaches portadores de este virus en Alemania, Estonia, Lituania y Ucrania, según un estudio de la revista científica European Journal of Wildlife.

La invasión en España es coto exclusivo de Madrid -desde 2007, según la Consejería de Medioambiente, se han cazado unos 400 ejemplares, aunque la población actual es desconocida- pero "la amenaza es relativa a muchas otras partes del territorio español", apunta Laina. Es el caso de Guadalajara, Mallorca, Galicia o el Parque Nacional de Doñana (Andalucía), donde la pequeña población de mapaches instalada en la zona, unas cuantas decenas de ejemplares, "está poniendo en peligro a varias aves en peligro de extinción". ¿Cómo? "Devorando los huevos de sus nidos en altura gracias a sus garras, que lo convierten en un gran trepador", explica Laina.

Eutanasia para los invasores

En España los mapaches que los técnicos medioambientales y ONGs como Terra Naturalis cazan no pueden acudir al circuito de reinserción a través de adopciones de particulares, "y la posibilidad de enviarlos a zoos y centros parecidos está agotada", matiza Laina, así que en estos momentos, con instalaciones como el Centro de Recuperación de Animales Silvestres de la Comunidad de Madrid (CRAS) "saturados", tal y como ha reconocido públicamente la Consejería de Medioambiente la salida más viable es la eutanasia.

"Lo mejor en estos momentos es la inyección letal", explica Laina: "Se respetan todos los protocolos y criterios internacionales". Los defensores de los derechos animales no piensan lo mismo: llevan años protestando contra lo que consideran una práctica "injusta" que, según Javier Moreno, cofundador de la ONG Igualdad Animal, "supone acabar con la vida de animales que tienen tanto interés en vivir como cualquier otro que no sea considerado invasor". Moreno denuncia que "no tiene sentido que esta situación se vea como un problema y que la solución sea el exterminio cuando han sido actividades humanas las que lo han ocasionado".

Desde Terra Naturalis explican que las trampas, que en algunos casos importan de Estados Unidos, "son cada vez más específicas para evitar que caigan otras especies y permitir que el animal salga vivo y sin mayores problemas". Eso pasa por puertas más sólidas, mecanismos que los mapaches no son capaces de abrir y una delicatessen irresistible para este animal estadounidense: la mantequilla de cacahuete.