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Investigadores fotografían las respuestas cerebrales al efecto placebo

El efecto placebo ocupa un lugar particular en el inframundo de la medicina contemporánea

El efecto placebo ocupa un lugar particular en el inframundo de la medicina contemporánea. Por un lado, la medicina alternativa (homeópatas, acupunturistas o la corriente antisiquiatría) es reacia a admitir que sus productos y tratamientos no tienen un efecto "real", o por lo menos no el efecto que ellos tanto publicitan, por el otro, los adeptos de la ciencia/evidencia no son amantes de tratamientos que sean fundamentalmente deshonestos o se alejen de la relativa "caja negra" de la sicología. Así que el efecto placebo se encuentra en las fronteras de la medicina, más o menos, mientras la evidencia corrobora su poder increíble y desconcertante.

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Para aprovechar ese poder, o aprovecharlo sin que implique "engañar" a los pacientes, es necesario despejar el misterio detrás de las bases fisiológicas del efecto placebo. Si los investigadores pueden localizar la función neurológica detrás del efecto, podría ser posible explotarlo sin pensar en un tratamiento simulado. Un estudio publicado esta semana en el Journal of Clinical Investigation describe un paso crucial en esa dirección, vía modelado en red y observaciones FMRI. Se trata de un "circuito cerebelo-límbico" que es activado en pacientes con Parkinson que se han sometido a una cirugía simulada.

Los pacientes que desconocían la simulación y respondieron favorablemente a la falsa cirugía, mostraron señales de activación a largo plazo de esta red; mientras que en los pacientes tratados convencionalmente con medicación psicoactiva o cuya enfermedad avanzó no hubo activación. Este comportamiento se pone de acuerdo con la gran cantidad de observaciones neurológicas que ubican el efecto placebo en otros campos como, básicamente, desórdenes cerebrales. "En varias regiones cerebrales que contribuyen a esta red han sido identificados incrementos en actividad local en respuesta al placebo", indica el estudio señalando una investigación previa en el 2002 en pruebas de antidepresivos. Ese estudio encontró un amplio rango de activación neurológica en pacientes recibiendo tratamiento con placebos, incluyendo el giro cingulado subgenual, parte del centro emocional cerebral y una red altamente correlacionada con los rankings del Inventario de Depresión de Beck.

En un email a Vice, David Eidelberg, coautor de la investigación, señala que este es el primer estudio de su clase que mapea las respuestas al placebo de manera integral, al nivel de una red completa. Según Eidelberg, estudios previos han revelado, "uno o más fragmentos de la topografía de esta red pero no dan información relacionada con la actividad neural a nivel de sistema". "Esta diferencia desde la perspectiva topográfica es importante porque sólo las medidas de la actividad en la red cerebral como un todo (en oposición a las medidas en regiones cerebrales aisladas) son suficientemente estables para ser usadas como biomarcadores cuantitativos en sujetos individuales".

El estudio actual JCI logra una meta más específica e inmediata, sin embargo, que una exploración neurológica general en el efecto placebo. Tras la evaluación histórica de resultados quirúrgicos en pacientes con Parkinson ha sido complicado distinguir entre respuestas "reales" y de placebo; finalmente la cirugía es algo muy pesado y pesa fuertemente en la mente. Con una operación de triple bypass al corazón, los doctores saben que ha sido exitosa porque la sangre fluye en este sentido en vez del otro, pero en asuntos del cerebro y el comportamiento, el éxito es una noción más esquiva. Si fuera posible eliminar a los participantes del estudio que son más susceptibles al efecto placebo, debería ser posible obtener resultados más dicientes.

Así que menos tiempo gastado, menos esfuerzo y menos sufrimiento.

Esa es la sugerencia tras el estudio de esta semana: con una identificación definida de este circuito, los investigadores deberían poder elegir pacientes con mayores inclinaciones sicológicas hacia el efecto placebo. Esta es una posibilidad cuyas consecuencias trascienden la cirugía cerebral para el Parkinson; el efecto placebo es una de las barreras fundamentales para muchas investigaciones médicas, y sí fuera posible eliminar el incómodo esfuerzo para neutralizarlo, es bueno para todos.