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Geoingeniería para revertir el cambio climático

La geoingeniería hoy en día aplica métodos drásticos para combatir el cambio climático y ha generado tremenda controversia entre la gente. Sin embargo, cada vez más, estos métodos parecen migrar hacia la ciencia tradicional.

El profesor Steve Rayner, vicedirector del Programa de Geoingeniería de Oxford, ha revelado una propuesta para crear la primera infraestructura seria para experimentos de geoingeniería.

Es una señal de que las medidas que todavía son consideradas drásticas y arriesgadas para combatir el cambio climático, como por ejemplo inyectar artificialmente pequeñas partículas a la atmósfera para reflejar la luz solar hacia el espacio, se están moviendo cada vez más hacia el ámbito de la ciencia convencional. El cuerpo científico más prestigioso ha emitido una llamada para crear “una revisión abierta y transparente del proceso que asegura que tales experimentos tengan la licencia social necesaria para poder operar”.

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El profesor Steve Reyner, codirector del programa de Geoingeniería de Oxford, publicó lo que se ha bautizado como la “Declaración de Berlín” en la primera gran conferencia mundial de ingeniería del clima que actualmente se lleva a cabo en Alemania. Rayner emitió una llamada de enmiendas por parte de los asistentes a la conferencia, la cual incluye a los mejores científicos climáticos, legisladores y académicos de la geoingeniería.

El borrador, en su iteración actual, dice que las “nuevas tecnologías tienen el potencial de proveer beneficios significativos para la sociedad, pero también pueden ser controversiales. Ciertamente las controversias que rodean las nuevas tecnologías usualmente llevan a una respuesta negativa en contra de los nuevos desarrollos, como también ha pasado en los campos de organismos genéticamente modificados y la energía nuclear”. Puedes leer el informe completo aquí; se distribuyó en la Conferencia de Ingeniería Climática de Berlín, desde donde estaré haciendo reportería toda la semana.

Está específicamente enfocado en un subconjunto de proyectos de geoingeniería denominados 'manejo de radiación solar', que también incluye propuestas para iluminar las nubes encima de los océanos y de mandar pequeños espejos a la órbita para desviar la luz solar. Los proyectos de geoingeniería más grandes que se encuentran dentro de esta categoría han inspirado comparaciones con las conspiraciones del Dr. Evil.

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“El surgimiento de interés sobre la geoingeniería climática, ampliamente definida como la manipulación deliberada a gran escala de el ambiente planetario para contrarrestar el cambio climático, ha provocado controversias acerca de la practicidad y la sabiduría que tienen estas ideas” dice el documento.

En una entrevista, Rayner me dijo que el documento estaba inspirado en parte por el fracaso anterior que tuvo la incursión del Reino Unido hacia la experimentación de la ingeniería climática, el SPICE (Inyección de Partículas Estratosférica de Ingeniería Climática por sus siglas en inglés).

Ese proyecto hubiera elevado un globo climático a un kilómetro del piso hacia el cielo para regar 40 galones de agua hacia la atmósfera, en un intento de simular el efecto de refrigeración de las erupciones volcánicas.

El impacto del experimento habría sido intachable en cuanto al ambiente, pero generó una protesta pública, y eventualmente fue cancelado por razones no relacionadas. Reyner dice que los científicos interesados en estudiar la geoingeniería necesitan aprender del fiasco y asegurarse de que los futuros experimentos estén cuidadosa y responsablemente aprobados, tanto científica, como públicamente.

“Tenemos que tener mucho cuidado con estos pasos iniciales” me dijo, para poder crear “un sendero pragmático” para los experimentos de ingeniería climática. Añade que la gran mayoría de los experimentos de geoingeniería que se están llevando a cabo actualmente y que realmente se están considerando son proyectos a pequeña escala y que “realísticamente no tendrían ningún efecto en el medio ambiente”, pero que los científicos necesitan considerar las “consecuencias políticas y sociales”. Dijo que él y sus colegas sí tienen preocupaciones por estar “pensando cosas que quizás no se tengan que pensar”, pero que con o sin la infraestructura, los científicos igualmente iban a empezar a experimentar con la geoingeniería climática, y es mejor hacerlo de manera mesurada y de manera que mantenga al público informado.

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Al Dr. Ken Caldeira, un prominente científico atmosférico norteamericano que también estaba asistiendo a la conferencia, le preocupa que tal documento básicamente termine siendo opresivo para la ciencia climática. Está definido de manera muy amplia, dice, y puede terminar previniendo investigaciones que sean solo tangencialmente relacionadas con la geoingeniería si los reguladores se oponen a ella.

“Hay una verdadera posibilidad de que este Gobierno, o las regulaciones, puedan hacerle daño a la ciencia climática”, dijo. Los reguladores podrían, por ejemplo, considerar que la extracción (el acto de bombear polución subterránea) no es geoingeniería, pero pueden decidir que pintar los techos de blanco (otra propuesta de la geoingeniería mucho menos controversial) sí lo es.

“¿Cómo defines ‘trabajo experimental en semejantes técnicas’?” me dijo Caldeira, refiriéndose a la línea en el texto que parece ser muy vaga. “Creo que va a terminar haciendo mas daño que beneficio”.

La propuesta ya ha causado un debate bastante caliente entre los científicos y los comentadores en Berlín y que se acepte y se publique está por verse. Pero Rayner cree que, por lo menos para un tema de discusión y de experimentación, la geoingeniería llegó para quedarse.

“Hace una década, la ‘nanotecnología’ era una palabra que estaba en los labios de todo el mundo”, dijo en una discusión del panel. Ahora estamos hablando más que todo sobre la aplicación específica de la nanotecnología, porque se ha vuelto un lugar común. Rayner cree que lo mismo va a suceder con la geoingeniería: se va a volver algo normal. “Mi predicción es que la palabra ‘geoingeniería’ se va a parar de utilizar y se va a reemplazar con discusiones de tecnologías mucho más específicas”.