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El aire de Bogotá nos está volviendo locos y otras cosas que aprendí en este Día Sin Carro

​Por segunda vez en el año, los bogotanos pasamos medio día sin poder usar nuestro mayor karma y anhelo: el carro. Un experimento social interesante que revela mucho acerca de los bogotanos y como nos comportamos.

Por segunda vez en el año, los bogotanos pasamos medio día sin poder usar nuestro mayor karma y anhelo: el carro. Más allá de la polémica generada por gremios como el de los comerciantes y el de las estaciones de servicio, quienes aseguran que la medida le genera millonarias pérdidas a sus multimillonarios negocios, el Día Sin Carro es un experimento social interesante que revela mucho acerca de los bogotanos y como nos comportamos.

Aquí, unas cuantas lecciones que aprendí durante este, el segundo Día sin Carro del 2015:

1. Este aire que nos enloquece

Al volante, pedaleando o a pie, independientemente del medio que usemos para transportarnos, los bogotanos nos comportamos, por lo general, como unos atarbanes. Ciclistas pasándonos los semáforos peatonales en rojo ysin mente, peatones atravesando la Carrera Séptima por donde les diera la gana (en lugar de esperar a uno de esos semáforos que nadie respeta), carros invadiendo los bicicarriles y viceversa. No es el carro el que corrompe al bogotano, es el bogotano el que corrompe al carro, la moto, el mono ciclo o a la patineta. Según parece, somos un caso incurable e increíblemente versátil de ira de carretera. Ya que la culpa no esta en la tierrra, habrá que empezar a buscarla en el aire. Hace poco un estudio de la Universidad Nacional reveló que, gracias a la contaminación, 9 de cada 10 bogotanos tienen mercurio y plomo en su cuerpo. Dos sustancias que pueden causar serios trastornos psicológicos. Vale la pena tener el dato en cuenta.

2. Uber hizo su agosto

Quizá lo más notable de los dos días sin carro de este año es que, a diferencia de lo sucedido en años pasados, las calles no se pintaron de amarillo, sino de amarillo y blanco. El Día sin Carro puso en evidencia la creciente preferencia de los bogotanos por los conductores que trabajan con Uber. Momento: ¿No se supone que Uber era ilegal? Al menos eso dijo la Ministra de de Transporte, Natalia Abello, el pasado mes de Noviembre. Pero es mejor no creer todo lo que los ministros dicen. Adriana Garzón, vocera de Uber, aclaró la situación: "Hasta el momento, nuestra plataforma no ha sido declarada ilegal por ningún acto administrativo de una institución competente". Para la Ministra, el servicio que presta Uber es ilegal, pero sólo ante los micrófonos, no ante los jueces. Mejor dicho: la ilegalidad de Uber aún no es un tema legal. ¿Entienden?

3. El CARRO (PA

Los trancones no se van a acabar la guerra al carro (particular).

Muchos de los que tomaron buses por las carreras séptima y once esta mañana se encontraron con brutales trancones, esto en un día en el que, según la Secretaría de Movilidad, dejaron de circular 1.400.000 carros. Lo de la Séptima es comprensible, uno de sus carriles fue habilitado para uso exclusivo de bicicletas, pero ¿cómo se explica el trancón en la carrera 11? Para Daniel Raisbeck, precandidato a la alcaldía de Bogotá por el Movimiento Libertario, el problema de la movilidad en Bogotá radica en el flujo y no en la cantidad de vehículos que se mueven por la ciudad. "En lugar de restringir cada vez más el uso del carro, la solución podría estar en reparar la malla vial para que puedan transitar los carros a una buena velocidad". En parte el Día sin Carro (particular) es un día sorprendentemente congestionado porque los bogotanos no tenemos tantos carros (particulares) como creemos. En 2011, Bogotá tenía casi 130 carros por cada 1.000 habitantes. En Madrid hay 620 carros por cada 1.000 habitantes y, en Buenos Aires, la cifra es de293 carros por cada 1.000 habitantes. Para ser justos, la cifra llegaba a ser de 450 carros por cada 1.000 habitantes en la zona nororiental de Bogotá.

4. El SITP y Transmilenio funcionaron con normalidad, o sea mal.

El servicio de transporte público de la ciudad sacó toda su flota para este Día sin Carro y, aún así, no fue suficiente. Esta mañana, en las estaciones del centro de la ciudad las personas se hartaron de esperar 'el transmi' y se rebotaron. En la estación de la biblioteca El Tintal, los usuarios se mamaron de esperar su ruta y se rebotaron y bloquearon la troncal. Según la Secretaría de Movilidad, la cantidad de usuarios de transporte público en la ciudad creció un 18% frente a un día normal, pero eso sí, si alguien dejo su carro hoy en casa para montarse en el SITP o Transmilenio, tenganlo por seguro que no repite el paseo mañana.

5. Bogotá está grave de espacio público (y no se ayuda).

Para nadie es un secreto que Bogotá anda corta de espacio público: según el decreto 1504 de 1998, las ciudades colombianas deberían tener 15 metros cuadrados de espacio público efectivo por habitante, según el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público, en Bogotá esta cifra es de 3.93 metros cuadrados por habitante. Lo sentimos cada vez que chocamos hombros en las aceras y, aún más, cuando tenemos que caminar en puntas de pies para no pisar el tapete de un vendedor ambulante. Hoy, los bicicarriles que pusieron a los ciclistas a montar 'codo a Transmi' y los improvisados ciclo talleres sobre los angostos separadores de la séptima hicieron aún más evidente que aquí no hay cama pa' tanta gente. En todo caso (y a pesar de poner al borde del colapso a la industria gasolinera, al comercio, la industria y a la esencia misma de la civilización) el Día sin Carro sigue siendo un día muy agradable: una buena excusa para llegar tarde al trabajo y devolverse temprano, tomando una cerveza e inhalando el delicioso cóctel de metales pesados que hace que todos los bogotanos estemos dementes.