En esta cárcel gringa reforman presos con la ayuda de perros y gatos

FYI.

This story is over 5 years old.

prisiones

En esta cárcel gringa reforman presos con la ayuda de perros y gatos

Perros y gatos condenados a la eutanasia por presentar comportamientos violentos ayudan a los presos en su proceso de resocialización. Y viceversa.

En el mundo existen jaulas para animales y para humanos. Pero cuando ambos empiezan a habitar el mismo espacio, las reglas de juego cambian y los resultados pueden ser significativos.

En 2015 tuve la oportunidad de trabajar con el proyecto Jaildogs, de la Gwinnett County Jail (la cárcel del condado de Gwinnett) en Lawrenceville, Georgia, Estados Unidos.

Jaildogs es un proyecto que busca reformar tanto a animales como a presos al ponerlos a trabajar juntos. Un grupo "élite" de presos está encargado del cuidado de perros y gatos que trae la fundación Society of Humane Friends of Georgia con su proyecto Operation Second Chance. Estos animales están en riesgo de recibir la eutanasia por comportamientos agresivos, por su edad o simplemente por falta de espacio en los refugios.

Publicidad

Los presos trabajan todos los días de la semana en equipos de tres para cuidar, entrenar y reformar estos animales hasta que encuentren un hogar.

Algunos de los reclusos que participan del programa me contaron que la experiencia de trabajar con animales les había cambiado la vida y les ha dado las herramientas que quieren implementar en sus vidas cuando salgan de la cárcel: paciencia, disciplina, empatía, y trabajo duro.

El coordinador del programa, el diputado Williams, ha trabajado con Jaildogs los últimos cinco años y se siente sorprendido y satisfecho de ver el efecto positivo que este proyecto ha tenido no solo en los animales, sino también en los presos. Según estadísticas recientes de la prisión, el 80% de los presos que han participado en este programa no regresan al sistema penitenciario estadounidense después de cumplir su condena.

Quién diría que la forma más efectiva de reformar a ciertos humanos sería el amor y las babas de los peludos. Solo queda una pregunta: ¿quién entrena a quién?