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Viajes

Le hice una pajita en el campamento judío

Sin lugar a duda la mejor parte de ser judío son las vacaciones sexuales todo pagadas a Israel.

Sin lugar a duda la mejor parte de ser judío son las vacaciones sexuales todo pagadas a Israel. La mayoría de los judíos entre 18 y 26 años han disfrutado de este milagroso regalo: una orgía  todo pagada en el desierto durante una semana. Por supuesto, estoy hablando del campamento Birthright. El objetivo de Birthright, que está parcialmente patrocinado por el gobierno de Israel, es hacer que los jóvenes semitas se reunan, se casen, y tengan pequeños judíos. No soy religiosa, pero me encanta el humus y coger, así que tuve que ir.

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En cuanto llegué al aeropuerto, comenzó mi misión de encontrar a una mejor amiga y a un novio para la semana. Por desgracia, todos eran conservadores. Todos los hombres trabajaban en derecho o finanzas, y las mujeres en relaciones públicas. Tendría que usar todo mi poder creativo para transformar a un güey con gorra de beisbol y bermudas en alguien con quien me dieran ganas de hacer latkes. Este viaje sería todo un reto.

Después del primer día, encontré a mi mejor amiga. Leah era una activista punk que pasó todo el viaje por Israel quejándose de lo jodido que estaba Israel. Tenía pelo corto y desarreglado, unos aros enormes en las orejas, y un montón de tatuajes estúpidos. La AMÉ. Veinte minutos después de conocerla éramos "prácticamente hermanas". Durante el segundo día del viaje discutimos nuestras opciones románticas. Yo no tenía nada en mente, pero Leah estaba obsesionada con Adam, nuestro guía israelí que parecía estar constantemente hasta el pito. Era un soldado del ejército nacional, tenía una pistola y tocaba la guitarra… me pareció demasiado cliché.

Para el tercer día, me di cuenta de que estaba siendo acechada. Había cuatro ojos sobre mí todo el tiempo. El depredador era un estudiante de derecho con lentes y pálido, y un serio problema de alergias. A donde sea que volteaba, Matt me ofrecía bloqueador o Claritín. Se sentó junto a mí en todos los camiones y en todas las comidas. Era muy dulce y halagador, pero tenía Dave Matthews en su iPod, así que me sentía conflictuada. Claro, estaba a miles de kilómetros de casa, entre extraños, y nadie tenía por qué saber mis planes. ¿Pero podría vivir conmigo misma después de dejar que un fan de Dave me tocara? Fumé un poco de hookah y me perdí en el cielo del Medio Oriente, preguntándome qué querría Dios que hiciera.

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El cuarto día, todo el grupo estaba enloquecido. Era la infame noche de la "tienda Bedouin". Los 45 participantes dormiríamos bajo una enorme tienda en el desierto, lo que en nuestras mentes cochambrosas quería decir la CIUDAD DEL LIGUE. Hasta este momento, todos habíamos dormido en habitaciones del mismo sexo y los heterosexuales se estaban calentando. Nadie había hecho nada, excepto por Chris y Julie, la pareja de güeros super guapos que nadie creía fueran judíos. Todos necesitábamos ponernos al corriente. Todos estaban planeando junto a quien querían dormir. No me sorprendió cuando extendí mi sleeping bag bajo la enorme tienda y Matt se acostó junto a mí. Sutil.

Esa noche tuvimos una enorme celebración con mucho vino rojo y yo estaba increíblemente sentimental. Me senté junte a la fogata mientras los ñoños tocaban su guitarra acústica y me sentí en uno de esos momentos en los que estás VIVIENDO TU VIDA. Después de horas de historias, verdad o reto y otras actividades de campamento, estaba lista para irme a la cama. Era la 1AM y fui la primera persona en irme a dormir.

Después de un par de horas de sueño, me desperté con uno de los sonidos más violentos que haya escuchado jamás. ¡Estábamos siendo bombardeados! ¡Maldito Medio Oriente! Me levanté esperando ver a mis amigos hechos pedazos, bañados en sangre. Pero no, todos estaban bien, durmiendo profundamente. Me tomó unos segundos darme cuenta que esos ruidos penetrantes eran los ronquidos de 45 adultos. Era oficial, estaba en el infierno. Además de las risas intermitentes, se escuchaba uno que otro gemido. Los que no dormían estaban teniendo orgasmos. Era como la banda sonora en una pesadilla de David Lynch. Además del ataque auditivo, Matt se estaba acercando poco a poco intentando acurrucarse junto a mí. Estaba exhausta, de malas, y no podía más. ¡ME RINDO! En la vida, puedes nadar contra corriente o simplemente agarrarte a Matt bajo la tienda. Nos besuqueamos un rato y decidí darle una manita. Vamos, era un campamento judío, ¿qué otra cosa podía hacer? Me pareció algo completamente inocente hasta que empezó a sacar a la bestia que llevaba dentro. Incluso entre todos los ronquidos y gemidos, los ruidos orgásmicos de Matt eran de otro nivel. Yo sólo pensaba, "Güey, sólo te la estoy jalando, no se puede sentir tan bien". Sonaba como si un oso se estuviera comiendo a un lobo. Todos a nuestro alrededor se empezaron a despertar y el consejero tuvo que gritar: "¡Cállense!"

Después de agarrarnos, muy a la XX, decidí que estaba enamorada de Matt y que nos casaríamos. No había salido con tantos judíos y me parecía perfecto. Iría a la escuela de derecho, tendríamos unos hijos inteligentes con pelo encrespado, y la tendríamos una vida neurótica e interesante por el resto de nuestras vidas. Por azares del destino los dos vivíamos en la Ciudad de Nueva York así que podríamos seguirnos viendo después del viaje. ¿Quién habría pensado que Birthright funciona?

En cuanto regresamos de Tierra Santa hicimos un plan para comer juntos en SoHo. ¡Fue todo un viaje ver a mi novio de Birthright aquí, en mi ciudad! En cuanto empezamos a hablar, Matt empezó a comportarse un poco extraño. Estaba tan serio que le tuve que preguntar: "¿Qué pasa?" Al parecer, estaba profundamente ofendido de que tuviera sentimientos encontrados por Israel. A juzgar por el tatuaje de la bandera israelí que tenía en el muslo, era algo sumamente importante para él. Me dijo que no podía salir con alguien que no aceptara y apoyara a Israel al 100 por ciento. Le dije que no podía salir con alguien que tuviera un tatuaje en el muslo. Nuestra relación en Nueva York duró aproximadamente dos limonadas y una ensalada. Supongo que cuando regresamos a la realidad estaba claro que no teníamos nada en común. No importa, siempre tendremos la tienda Bedouin.

@rosesurnow