"Mediocridad, mentiras y cinismo": Félix Allueva habla sobre Paul Gillman
Foto cortesía de Félix Allueva

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Música

"Mediocridad, mentiras y cinismo": Félix Allueva habla sobre Paul Gillman

El promotor y productor venezolano responde, desmiente y precisa información que Paul Gillman dio durante su entrevista a los Rolling Stones.

Félix Allueva es promotor cultural y productor de espectáculos que van desde el Venezuela Jazz Festival hasta el —convertido en tradición desde hace más de veinticinco años— Festival Nuevas Bandas. Especialista en Gerencia Cultural, locutor, escritor, investigador, profesor universitario, fundador/Presidente de la Fundación Nuevas Bandas se ha convertido en una referencia obligatoria para todo aquel que desee conocer la historia del rock venezolano. Ha dado especial atención a la integración regional con eventos como Rock en Ñ y, más recientemente, con la creación de la Asociación para el Desarrollo de la Industria de la Música Iberoamericana (ADIMI) de la cual fue Presidente.

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Luego de la polémica de la cancelación del concierto de Paul Gillman y de la entrevista que este concedió a la Revista Rolling Stones Colombia, Félix ha decidido responder, contradecir o precisar información dadas por el músico venezolano. Aquí les dejamos el texto para alimentar, con criterio, el debate de lo sucedido.

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Si existe alguien que haya sido atacado por Paul Gillman, soy yo. Sé que ha arremetido contra todo lo que no sea heavy metal, y que para él solo el metal es rock, punto de nuestras diferencias. A lo anterior se suma su ciega (o interesada) defensa al régimen chavista, y en particular, a la Dictadura de Maduro. Súmenle acciones chauvinista, populistas y segregacionistas en el campo de la música. Por todo lo anterior, yo podría apoyar la expulsión de Gillman del cartel de Rock al Parque, pero no. Me parece que ha sido un error. Rock al Parque actuó como Gillman.

No voy a entrar en las razones por las cuales la organización del Festival decide eliminar al "héroe" del metal venezolano. Conozco bastante bien a Rock al Parque, he ido muchas veces, como público, invitado, prensa, aliado institucional, etc. A través de la Fundación Nuevas Bandas, institución que presido, hemos logrado convenios, recibido y enviado diversas bandas al gran evento colombiano. Me considero amigo del curador del evento de este año. Respeto la decisión, aunque no estoy de acuerdo. Más que historiador del pop rock soy promotor y productor de ese género musical, creo entender los intríngulis de la producción de eventos, donde hay que tomar en cuenta muchos factores al momento de una decisión. Es cierto que Paul tiene un ego insoportable y elementos de personalidad que perfectamente engranan con componentes del chavismo (resentimiento, inseguridad, venganza, carencia afectiva, etc), pero también hay que decir que Paul ha sido un personaje importante en el desarrollo del rock venezolano. No podemos negar sus aportes y constancia en el micro cosmo rock endógeno, el metal y sus tendencias extremas (como algunos llaman al posmetal).

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Reconstruyendo la historia

Finalizando la década de los 70, las carteleras de éxitos estaban dominadas por temas de monótonos ritmos y sonidos de violines que rellenaban los espacios dejados libres por las sensuales voces femeninas. La televisión nacional, por su parte, imponía programas de corte juvenil donde parejas muy bien trajeadas bailaban compitiendo para ser las mejores en los concursos de disco music. Este panorama generó una reacción del sector fundamentalista del rock. A mediados del último año de la década, un grupo de jóvenes organizó una protesta en contra de la música disco, en la ciudad de Valencia. Uno de los líderes del movimiento fue Paul Silvestre Gillman, con apenas 19 años, quien se lanzó a la calle a quemar discos de artistas vinculados a esta tendencia. De esta manera, Valencia emergió en el mapa del rock venezolano como bastión de resistencia hacia el disco sound y el pop. Paul y sus compañeros de generación dieron vida a un movimiento de bandas locales, seguidoras, en su mayoría, de grupos como AC/DC, Queen y Kiss. El joven rockero creó Power Age, agrupación pionera del heavy metal autóctono, y a partir del año 1980, Valencia sería conocida como "La capital del rock en Venezuela".

Aparece "El Padrino"

Muere Power Age y nace Arkángel, una de las bandas fundamentales del metal venezolano y pieza insustituible en el rompecabezas de esta historia del rock de acá. Ese nacimiento se debe en gran medida a la inventiva del desaparecido locutor venezolano Alfredo Escalante. Alfredo, se convirtió en el asesor de Arkángel. Tomemos en cuenta que fue un consejero que tenía mucha experiencia, conocía el ambiente y sus actores, además contaba con programas en radio y televisión. Si bien es cierto que Alfredo apoyó a muchas bandas durante este tiempo, gran parte de su energía la dirigió al grupo representado por un ángel guerrero. El líder logró desarrollar junto con sus pupilos un sello, una marca: Rock Nacional. Arkángel era la punta de lanza de ese rock. Detrás del cuño Rock Nacional aparecerían himnos, banderas, seguidores, brazaletes, el negro y rojo como identidad y hasta unas brigadas de seguridad. Pero el movimiento venía con paradojas incorporadas, era contestatario y libertario por un lado, rígido y sectario por el otro. Esta contradicción se despejará en cuestión de veinte años, cuando Paul Gillman se convertirá en defensor a ultranza del gobierno del presidente Hugo Chávez y Alfredo Escalante en un tenaz crítico al populismo y tendencias autoritarias estimuladas por dicho régimen. Esta fase del rock vernáculo, liderada por Gillman, tuvo una duración de cerca de tres años, tres álbumes indispensables para el metal nacional e iberoamericano. Letras en español que hablaban de nuestra realidad, de la coyuntura sociopolítica que vivía Latinoamérica. Musicalmente fue un grupo que se nutrió de hard rock y del heavy metal de los ochenta. Fueron años de gloria. Grandes conciertos, crecimiento en cuanto a seguidores y público en general, establecimiento de las agrupaciones y edición de discos, además de la atención de los medios de comunicación.

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El zigzagueo político-ideológico

Para Paul Gillman vendrán momentos casi esquizoides: ser parte del staff hair metal de Venevisión, una de las plantas televisivas más conservadora de Venezuela y presentarse en el muy criticado concurso Miss Venezuela. Negará la fase anterior y militará en las tendencias más radicales del rock del país. Pasó de presentador en Radio Caracas Televisión a justificar su cierre años después por el gobierno de Hugo Chávez. De las catacumbas del metal a los multitudinarios espectáculos chavistas. De toques en pequeños antros de "come gatos" a presentaciones en decenas de tarimas muy costosas y profesionales de su Festival, con su nombre, curado y producido por él, con grupos de su particular gusto, o sea el Gillman Fest. Cerrando todo este historial lo encontramos como un marxista-leninista con clara tendencia al stalinismo.

Gillman es una figura absolutamente incoherente, falto de formación política y con una gran carga de oportunismo.

Podría extender estas reflexiones hasta el infinito (el personaje lo da, "como vaya viniendo vamos viendo"), pero realmente lo que quiero dejar claro es: Primero, no estoy de acuerdo con la decisión tomada por Rock al Parque. Segundo, Paul tiene un historial musical que debemos respetar. Tercero, Gillman es una figura absolutamente incoherente, falto de formación política y con una gran carga de oportunismo. Cuarto, le tocó beber algo de la medicina que aplica a sus contrarios.

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Gillman le habla a las piedras

Escribiendo las últimas líneas de este texto, la red de redes me permite leer una entrevista que realiza Rolling Stone al controvertible personaje. En Venezuela los seguidores del metal y algunos vecinos del rock conocen los delirios de Gillman. El gran público local no sabe de su existencia y las tribus chavistas (son varias) lo marginan por la tradicional discrepancia entre rock - "música extranjerizante"- y folk -música "verdaderamente nacional"-, principio de la izquierda ortodoxa y el rancio nacionalismo. Con lo anterior que quiero decir que las palabras de Paul están dirigidas principalmente a las "piedras rodantes". Pero debo destacar que América Latina desconoce muchos de los factores a los que hace referencia Paul Gillman en su discurso lleno de mediocridad, mentiras y cinismo, sin mencionar la falta de respeto a las decenas de víctimas producto de las manifestaciones por el rescate de la democracia venezolana.

Pero los más contundentes argumentos son las cifras de los enfrentamientos entre manifestantes, fuerzas de seguridad del estado y grupos paramilitares pro gobierno

En contraposición sugiero escuchar las declaraciones de artistas como Gustavo Dudamel, por demás, simpatizante del régimen de Maduro, Franco de Vita, Chino (ex Chino y Nacho) o los vanguadistas La Vida Boheme. Ninguno coincide con Gillman y sus argumentos nos dibujan una nación bajo el signo de la Dictadura.

Pero los más contundentes argumentos son las cifras de los enfrentamientos entre manifestantes, fuerzas de seguridad del estado y grupos paramilitares pro gobierno: más de cuarenta muertos, cientos de heridos y miles de detenidos. Sumar, torturas y la implementación de juicios militares a civiles y persecución sistemática a partidos políticos. ¿crímenes de lesa humanidad? El adalid del metal plantea, sobre los enfrentamientos, "…eso es solamente en dos calles en el centro de Caracas, y de repente por ahí otra callecita en otra región…", mentira, estamos hablando de represión brutal en todos los estados venezolanos, ciudades en situación de caos (San Cristobal, Valencia, Ciudad Bolivar, Barquisimeto, entre otras), urbanizaciones y zonas populares en fuego cruzado entre Guardia Nacional Bolivariana, Policia Nacional y paramilitares (El Paraiso y El Valle en Caracas).

Paul va de las falacias más sencillas, que rayan en cierto infantilismo

Paul va de las falacias más sencillas, que rayan en cierto infantilismo, como que la hambruna que existe en Venezuela es producto de la quema de camiones, hasta afirmar que los sectores populares viven casi en el edén, cuando hace unos días el Presidente Maduro destituyó a la Ministra de Salud por difundir estadísticas que hablan de la alta desnutrición y mortalidad infantil. Una cosa es defender el derecho a la pluralidad política e ideológica en la selección artística de un evento, y otra, mentir descaradamente sobre la realidad de la Dictadura en Venezuela. Como colofón, el mismo Paul Gillman lo dice en el artículo de la Rolling Stone "Yo no puedo cantar contra los que me están dando todas las cosas por las que cantaba". Claro, ya no las cantas y te las están dado a ti, negándoselas al pueblo.

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