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corridas de toros

Un año después: así fueron las manifestaciones de la Plaza de Toros en 2017

Taurinos golpeados, arrepentidos, manifestantes, animalistas, ancianos: un resumen de las distintas versiones que hay sobre el regreso de las corridas de toros a Bogotá.
Todas las fotos por Carlos Leguizamón.

Este artículo se publicó en enero de 2017.

La expectativa y la tensión eran el adorno de las varias calles que había que recorrer antes de llegar a la Plaza de Toros La Santamaría en Bogotá. El trancón de la quinta, en el centro de la ciudad, lo remataban oleadas de gente con sombrero y vendedores de cojines y 'botas' que luego llenaban sus compradores con ron y brandy en las esquinas. Al fondo se escuchaba el ruido de las manifestaciones: otra masa de gente que protestaba en las entradas a la plaza, cercadas por la Policía y el Esmad, y que gritando "Asesinos" o "No más olé", pedía que La Santamaría no volviera a ser el escenario de un espectáculo que por cinco años estuvo ausente en la ciudad.

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La última corrida, antes de la del domingo pasado, había tenido lugar en enero de 2012, poco antes de que el recién electo alcalde, Gustavo Petro, decidiera no seguirle prestando la plaza a la Corporación Taurina de Bogotá. Dos años antes de la decisión de Petro, la Corte Constitucional, a través de la sentencia C-666 de 2010, había confirmado la legalidad de las corridas de toros como un evento de tradición cultural que, por tanto, está protegido constitucionalmente. Aún así, amparado en el aparte de la sentencia que aclara que los animales deben, de cualquier forma, recibir una protección especial durante estas actividades para evitar su sufrimiento y dolor, el exalcalde Petro mantuvo a toros, toreros y taurinos fuera de La Santamaría durante toda su administración.

Sin embargo, en 2013, la Corte emitió un fallo, en respuesta a una tutela de la Corporación Taurina, en el que ordenó restituir el uso de la plaza de toros como escenario de corridas, una orden que, como plazo máximo, debía cumplirse a principios de 2017 y que acató la administración de Enrique Peñalosa.

Celebrando el regreso de las corridas, los taurinos de Bogotá agotaron la boletería del domingo y llenaron la plaza. Por su parte, los animalistas y ciudadanos en contra del espectáculo llenaron la carrera séptima y quinta con pancartas y disfraces para manifestarse contra lo que consideraban un retroceso en la lucha por la defensa y protección de los animales. Lo que sobre la carrera quinta seguía siendo un encontrón más o menos cordial, aunque igual agresivo, en la séptima empezaba a volverse un enfrentamiento mucho más violento: sobre la quinta, una joven de no más de 25 años le preguntaba, llorando, a un señor de no más de 70 cómo podía disfrutar con el sufrimiento de un animal; sobre la séptima los que cruzaban a pie recibían insultos y escupitajos de los manifestantes que los perseguían, les quitaban las chaquetas y sombreros y los empujaban antes de que el Esmad los escoltara hasta la entrada.

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No importaba la edad, ni de un lado ni del otro. Los manifestantes escupían y agredían por igual a ancianos y a niños; los manifestantes que insultaban y perseguían, a su vez, iban de ancianos a niños. El Esmad reaccionaba de la única forma que sabe: los contenía a punta de golpes contundentes o gas lacrimógeno. Era triste.

Desde lejos, los grupos de animalistas, muchos de los cuales habían organizado y citado el encuentro, veían con reproche la situación. Un poco más al sur de la calle 26 los ánimos se calmaban. Las piedras y ladrillos que lanzaban los que estaban de frente al cordón del Esmad desaparecían para dar lugar a performances y manifestaciones simbólicas en contra de la muerte de los toros. En la mitad estaban los hare krishna, los que vendían hamburguesas vegetarianas, los skinheads y más de un perro que se llevaron a la manifestación y que tuvo que aguantarse los gases lacrimógenos que el Esmad usó para dispersar a los manifestantes.

A la manifestación fue el exalcalde Gustavo Petro, vestido de rojo, quien no desaprovechó la oportunidad para comentar en Twitter acerca de la fuerza del Estado en acción (el Esmad) y grupos que pedían la revocatoria del alcalde Enrique Peñalosa.

Por otro lado, la Corte Constitucional estudia ya mismo una ponencia presentada por el magistrado Alberto Rojas Ríos en la que, a grandes rasgos, pide que se desmonten de manera progresiva las corridas de toros, atendiendo no solo al maltrato animal sino al desuso de la costumbre, que en otros países ha hecho que la afluencia del público disminuya poco a poco. La ponencia será debatida esta semana por la Sala Plena de esa corporación.

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Así fue la jornada del 22 de enero, desde las 2:00 de la tarde hasta casi las 7:00 de la noche y que, según una nota de El Espectador, dejó 34 heridos, incluyendo a cinco policías y una funcionaria de la Personería.

VICE estuvo el domingo a las afueras de la Plaza entrevistando a varios de los actores que, de un lado y del otro, estuvieron enfrentados y discutiendo. Esto fue lo que nos contaron:

Luis Arturo Forero, antitaurino, tranquilo.

Yo vine hoy porque tenemos que acabar en este país todo vestigio de guerra y sangre. Cualquier vestigio de violencia lo tenemos que acabar en este país. Lo que se está viviendo hoy acá en la plaza es la violencia reprimida de todo un país cansado del robo del Estado con su famosa mermelada, del robo del Ministro de Hacienda que queda en silencio. El pueblo ya no aguanta más. El pueblo salta de las redes a las calles a protestar. Ahí estamos todos. Esto es una manifestación del pueblo, con violencia. El pueblo ya no aguanta más.

Mario, taurino, agredido físicamente*.

A La Santamaría fui con dos amigos. La entrada fue un poco difícil: había mucho desorden y gente que nos gritaba "asesinos". Pero bueno, hasta ahí era solamente una cosa verbal, afortunadamente. Ya adentro se alcanzaban a escuchar los disturbios y todos sabíamos que la salida iba a estar pesada. Cuando se acabó la corrida, nos dieron instrucciones de que los que íbamos a pie saliéramos por la séptima, que la policía tenía una estrategia de salida. La séptima estaba cerrada y las personas que estaban protestando estaban detrás de unas vallas. Ahí empezó mi problema porque la protección que daba la policía iba hasta el Centro Internacional.

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Con mis amigos decidimos irnos en Transmilenio y justo cuando bajábamos las escaleras del Centro Internacional en la 13 empezaron a salir grupos de manifestantes que se empezaron a poner más violentos con nosotros. Hubo dos peladas que pasaron y nos gritaron. Una se me vino encima y me empujó en el pecho. Yo no hice nada y seguimos bajando con mis amigos por la 26 hacia Transmilenio. Ahí vimos que la gente que había salido de la plaza se estaba devolviendo porque abajo la situación estaba complicada. Nosotros nos quedamos quietos, hablando sobre si seguir hacia Transmilenio o no, y nos quedamos solos. Llegó un grupo como de 20 personas, nos vimos acorralados y nos empezamos a devolver. De la nada, un tipo me pegó una patada en la espalda y me tumbó al piso. Ahí otro man llegó a reprocharle y se empezaron a agarrar entre ellos. Al final me paré súper adolorido y nos fuimos huyendo de ahí. Terminamos caminando por la Caracas con otro grupo de gente. De vez en cuando aparecían grupos y gritaban, pero eso era todo. Adelante de nosotros iba un abuelito con una señora y más adelante, no me acuerdo en qué lugar de la Caracas, salió un man y cogió al abuelito y le empezó a dar pata. La gente en los carros empezó a pitar hasta que llegó un par en una moto y empezaron a corretear a los otros. Ahí empezó a llegar la policía. Nosotros seguimos derecho, pero la cosa estaba muy caliente. Fue muy duro.

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Andrea Padilla, vocera de AnimaNaturalis.

Vinimos de diferentes organizaciones pero estamos trabajando juntas bajo el paraguas de "Colombia sin Toreo". El propósito es presentar un proyecto de ley con el Ministerio del Interior para la prohibición de las corridas de toros: el lunes y miércoles tenemos reunión en el Ministerio para definir los alcances del proyecto. Frente a los argumentos de los taurinos, pensamos que criar toros para masacrarlos es moralmente perverso así tengan la mejor vida. No se justifica criar una raza para su masacre, tortura y muerte. Hay centenas de estudios anatomopatológicos de cadáveres de toros de lidia que demuestran la gravedad de las lesiones que sufre un toro durante una corrida. Lo que pasa, en los tercios, es el atravesamiento de vértebras, ruptura de músculos, ligamentos y tendones, alteración de la función hepática y renal, desprendimiento de cornea, inhibición de la función respiratoria, parálisis motora, penetración de la pleura y de los pulmones que hace que los toros mueran literalmente ahogados en su propia sangre. Por lo tanto, decir que mamíferos, con un sistema nervioso complejo, no sufren, es negar todos los desarrollos de la biología.

Hoy estamos haciendo presencia en el espacio público de forma pacífica. Por eso estamos a este lado. Es inevitable que en estos eventos de convocatoria ciudadana masiva se filtre mucha gente que ni siquiera es del movimiento sino que son alborotadores o colectivos muy radicales y que, desafortunadamente, aprovechan la oportunidad para agredir. Pero también hay que decir que los taurinos han sido muy provocadores: sin tener necesidad pasan en medio de la multitud. Por supuesto, hay gente muy joven que no se controla y reacciona. Los dos hechos son lamentables: la provocación de los taurinos y los colectivos beligerantes que no representan el movimiento animalista. Por ahora, aunque hay una sentencia que ordenó el regreso de las corridas de toros, así mismo la Corte en 2010 le envió un mensaje al Congreso para que legislara en este tema. Entonces, el Congreso podría perfectamente prohibir las corridas de toros y la decisión de la Corte quedaría subsumida.

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Nosotros como organizaciones trabajamos en todos los frentes, pero el tema taurino es un tema muy especial en la lucha en los ocho países donde aún existe, básicamente porque enfrenta actores que son políticamente muy atractivos para los medios de comunicación y para el debate público. Los que están adentro son Vargas Lleras, Pombos, Santos, son familias poderosas. Ahí hay un malestar por el hecho de que estas actividades sigan siendo mantenidas por una élite política y económica. Eso enfrenta sectores y hace que sea tan controversial.

Lucas Muñoz, estudiante universitario, taurino arrepentido

Yo vine porque mi abuelo me invitó, pero me salí de la corrida porque ya iba a ser, creo, el cuarto toro y no le encontraba sentido. No es mi pasión. No es lo mío. Cuando entramos, por la séptima, me pegaron como 10 puños, me escupieron, nos tumbaron. No estoy de acuerdo con nada. Me cansé de ver matar toros. A mí no me parece justo, no despierta en mí ninguna pasión el arte de ver morir a un animal. Nosotros en mi casa hemos tenido finca y tenemos animales. Para mí está bien que me sirvan la carne ya asada, pero no quiero ver cómo lo matan de esa forma. No soy vegetariano pero tampoco estoy de acuerdo con lo que está pasando. Yo respeto la decisión de mi familia, no les voy a decir que no estoy de acuerdo y que no vayan, porque algo que me pareció correcto entre lo que estaba pasando en la plaza era que estaban defendiendo la libertad, había un cartel en la mitad que decía "libertad". Yo creo que ante todo, estamos en un país de libertad y de libre elección.

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Lina, taurina, agredida verbalmente*

Desde el inicio sabíamos que iba a haber protestas, porque es lo normal y la gente tiene derecho a protestar si no les parece bien, así como los taurinos tenemos derecho a la fiesta brava. Legalmente, además. Cuando entramos, por la quinta, había mucha seguridad: policía y funcionarios de la Alcaldía. Desde que nos bajamos del carro se sentía la protesta, la gente gritaba y nos insultaba, cosas como: "asesinos hijueputas", "torturadores". No podíamos ni parar a comprar los cojines para sentarnos. La policía además estaba muy nerviosa y no nos dejaba parar. A varias personas sé que las escupieron. Cuando empezó la corrida se oía a las afueras los gritos y la plaza respondía gritando "libertad", además se veía humo y se escuchaban explosiones que adentro no sabíamos si eran papas bomba o gases lacrimógenos.

La gente estaba muy nerviosa adentro, que es algo que nunca había pasado: esa sensación de inseguridad. Es más, desde uno de los edificios altos que quedaba al lado de la plaza tiraron huevos hacia la plaza y les cayeron a unas personas que estaban relativamente cerca a mí. Cuando se acabó la corrida la gente no quería salir. Finalmente yo salí por la quinta y la gente volvió a insultarnos, ahora estaban tirando pedazos de tierra y supe que a alguien le cayó un pedazo de ladrillo. La policía incluso nos dijo que saliéramos rápido porque iban a empezar a tirar papas bomba. Nos fuimos caminando a los carros por la quinta detrás de un cordón de seguridad de personas de la alcaldía mientras nos insultaban y tiraban cosas. A mí por ejemplo me dijeron "prepago", "puta", "ojalá te mueras". En fin. No pasó a mayores, pero fue un ambiente muy pesado que jamás, en los años en que he ido a corridas, me había tocado. Y es muy lamentable porque la gente tiene derecho a protestar pero pacíficamente porque, además, con su comportamiento están desligitimando todo su discurso.

Chucho Merchán, músico, animalista.

A mí me parece un poco loco que un país que está en proceso de paz, y que viene de más de medio siglo de sufrimiento y de sangre, vuelva a acoger un espectáculo tan horrible, sangriento y cruel cuando todos estamos en proceso de recuperación. Y además que se haga por diversión. Lo que está sucediendo hoy muestra que hay una gran cantidad de gente que está en contra de la tauromaquia. Ahora estamos trabajando fuertemente con el Viceministro del Interior y con el Ministro también para pasar un proyecto de ley para que la tauromaquia sea abolida en Colombia. Aquí podemos estar, pitar y gritar todo lo que queramos, pero mientras no tratemos de cambiar desde las leyes nada va a pasar. Yo creo que la tauromaquia en Colombia tiene los días contados.

Yo soy vegano, entonces mi vida gira alrededor de la protección de los animales, mi música también lo hace, y siendo vegano me siento con derecho a criticar. Quienes dicen que en vez de protestar acá deberíamos estar en los mataderos tienen razón, pero lo que indigna mucho a la gente es que las corridas se hagan por diversión. Si tú asistes a una corrida de toros es un espectáculo muy fuerte, un acto de tortura muy violento. Ahora estamos en un país de paz y lo que todos queremos es acabar con el maltrato animal.