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Música

La aburrida nostalgia de la vieja escuela del rock

OPINIÓN// No todo pasado fue mejor, ni el presente apesta tanto.
Ilustración por Danie Senior

Crecer es una mierda. Todas las personas debemos enfrentar en algún momento el nefasto hecho de que el tiempo pasa y las cosas cambian. Lo que conocemos se transforma, muta y, por más de que lo evitemos, todo en algún punto deja de ser como era antes. Así es la vida, nada que hacer. Frente a ese fenómeno innegable de la vida, podemos quedarnos sumergidos en una de dos: en la nostalgia, añorando el pasado y llorando porque las cosas ya no son como en nuestros tiempos, o avanzar, adaptarnos o mejorar: los cambios no necesariamente son malos. Con el rock pasa algo gracioso. Muchas veces, cuando uno se sienta a hablar con miembros de la vieja escuela, ocurre que las conversaciones se encapsulan en un cúmulo de quejas y llantos porque las cosas ya no son como antes. Es tedioso escuchar como algo positivo, una y otra vez, que hace unos años era difícil ser metalero porque no se podían conseguir los discos, porque no había conciertos, porque encontrar información era difícil… Y, a la par, que el Internet se cagó todo. Al escuchar a algunos rockeros mayores hablar de cómo su época fue lo mejor y la nuestra apesta, uno se siente mal por nacer en otro tiempo. Como si uno tuviera la culpa de que el Internet se masificara y de que YouTube y Wikipedia se volvieran una fuente inagotable de conocimiento gratuito y de fácil alcance. Como si tener y aprovechar las nuevas herramientas fuera un pecado y como si vivir en un tiempo de "mayores oportunidades" fuera un desprestigio. Es como que ser menor de 30 de entrada te vuelve menos true. Pero no, porque la nueva escuela no es una moda. Y pues sí, a muchos no nos tocó mandar paquetes por correo y rezar para que llegaran las cosas. Algunos apenas alcanzamos a grabar casetes y a ahorrar durante meses para comprar un disco que había que mandar a traer. Puede ser que no tuvimos la oportunidad de vivir los años románticos de la música extrema, pero nos tocó la crisis del formato físico, la comercialización de la música y la llegada del reggaetón. Muchos vimos a nuestros compañeros de cerveza y pogo volarse las greñas y dedicarse al perreo. Fuimos los últimos en disfrutar el placer de abrir un disco y degustar cada detalle de este y vimos con horror cómo el pop tomaba cosas del metal y el punk para vender. Pero no nos quedamos llorando por lo perdido, sino que aprovechamos que junto con la crisis que trajeron las nuevas tecnologías, el mundo se abrió ante nuestros ojos. La cantidad de nueva información permitió que pudiéramos investigar y entender la historia de miles de bandas, la capacidad de almacenamiento y la facilidad de intercambio de los nuevos formatos nos dio la capacidad de escuchar e intercambiar horas de música de compuesta en todo el mundo y el nuevo milenio no sólo permitió que vinieran al país un montón de bandas extranjeras sino que vio nacer grupos locales brutales. Además, muchas personas entendieron que lo mismo que estaba matando la música se podía usar para joder al sistema. ¿O no recuerdan pasar horas escuchando y compartiendo música e ideas con bandas de todo el planeta en Myspace y ahora en Facebook? Incluso me atrevería a decir que tada esa información y visibilización exagerada contribuyó a que las escenas volvieran a ser underground y extremas. Y por más grande que sea el internet, igual hay que saber dónde buscar. La nueva escuela admira a la vieja por todo el sacrificio. Nunca está de más recordar que las batallas de ayer crearon los caminos del hoy. Así que en vez de estar quejándose, deberían sentirse orgullos de que la música trascendió. Aquí el metal, el punk, el hardcore se hacen con las uñas, por el amor a la música y con las ganas de salirse de lo estatus quo. No todo tiempo pasado fue mejor ni la actualidad es lo máximo. Toda época tiene su conflicto y desde hace 50 años este mundo ha sido igual de puerco. La diferencia es que ahora tenemos nuevas herramientas. Ya verá cada uno que hace con ellas. Así que séquense las lágrimas que el rock "verdadero" seguirá ardiendo por mucho tiempo.

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