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Should Teens Be Arrested for the Stupid Things They Say on Social Media?

When does a prank become a threat, and what does the First Amendment have to say about that?

En la mañana del 13 de abril, una adolescente holandesa llamada Sara hizo uno de los intentos más desastrosos en la historia de ser chistosa en Twitter. La niña de 14 años, que en su cuenta de Twitter @QueenDementriax_, la cual ya fue suspendida, decidió que sería una buena idea tuitear “hola, mi nombre es Ibrahim y soy de Afganistán. Soy parte de Al Qaeda y el 1 de junio voy a hacer algo muy grande chao” teniendo como destinatario la cuenta oficial de American Airlines, que respondió con un ominoso “Sara, tomamos estas amenazas muy seriamente. Tu dirección IP e información serán enviadas a seguridad y al FBI”

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Naturalmente, se asustó como la niñita que es y comenzó a enviar varios tuits llenos de pánico a @AmericanAir diciendo que estaba “charlando”, que era un “chiste”, que estaba “asustada” y “no de Afganistán” y solamente “una niña” que “nunca ha hecho nada malo” en su vida. Tomó una breve pausa para sorprenderse de la fama que había logrado (“¡Más de 2,000 RT! ¿Qué?) antes de que fuera identificada por la policía holandesa, capturada por hacer un reporte falso, y llevada a una audiencia en el tribunal, antes de ser liberada.

No es claro si tendrá que enfrentar cargos criminales, pero a raíz de su amenaza “chistosa” llegó una oleada de copietas que mandaban tuits de advertencia a American Airlines (y a Southwest Airlines, por alguna extraña razón); fue más o menos como la escena en Spartacus excepto que mucho, mucho más estúpido. Artículos acerca de esta nueva tendencia adolescente, generalmente se esmeraron en castigar a jóvenes tuiteros como por ejemplo @twerkcunt por su mala elección de bromas. Caitlin Dewey que escribe para el blog de estilo del Washington Post, se aseguró de que todo el mundo supiera que este tipo de trolleadas NO SON CHISTOSAS, NIÑOS:

Casi que no tenemos que reiterar los problemas con este tipo de eventos: las aerolíneas tienen que tomarse las amenazas en serio, sin importar qué tan tontas parezcan, lo cual significa que muchos empleados de las aerolíneas (y presuntamente la policía, la seguridad y el FBI) también se están gastando mucho tiempo tratando de rastrear amenazas vacías.

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Dejando de lado, por un minuto, el inmenso desperdicio de dinero de impuestos y mano de obra que esto representa, hay otro problema más grande aquí: este tipo de trolleadas, destruyen completamente cualquier incentivo que tengan las aerolíneas de relacionarse con sus clientes a través de Twitter.

Yo argumentaría que si los agentes federales gastan cualquier cantidad de tiempo rastreando usuarios de Twitter como @comedybatman o a niños haciendo juegos de palabras como “yo creo que ustedes son UNA BOMBA”, cualquier gasto de dinero de impuestos relacionado, es culpa de ellos, no de los trolls adolescentes. Pero más importantemente, la reacción instintiva de burlarnos de unos niños que se estaban divirtiendo haciendo unos chistes infinitamente desagradables, nos distrae del real problema, que son los adolescentes que están siendo arrestados, suspendidos o expulsados de sus colegios, por cosas que han publicado en sus redes sociales.

Tres semanas antes del incidente de American Airlines, un par de adolescentes en Luisiana, fueron arrestados por hacer amenazas por internet a un colegio. Un niño de 16 años hizo un comentario acerca de poner un explosivo en la cafetería del colegio en su cuenta de Twitter, lo que resultó en que East Ascension High School tuviera que cerrarse mientras un escuadrón de bombas examinaba todo el edificio; y unas horas después un niño de 15 años se copió y empezó a tuitear cosas similares, y recibió el mismo tipo de castigo. Aunque no se encontraron ningún tipo de artefactos explosivos, ambos niños fueron acusados de aterrorizar y de ciberacoso.

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Este tipo de eventos pasan constantemente. Techdirt ha hecho una labor particularmente buena cubriendo incidentes en los cuales el cotorreo de redes sociales ha metido a gente (mayoritariamente adolescentes) en muchos problemas – el blog ha escrito sobre jóvenes que han sido encarcelados por hacer chistes en Facebook, o por participar en conversaciones vulgares exageradas, por rapear sobre matar gente, o por poner amenazas solamente para ver qué pasaría. Niños han sido expulsados por cosas que obviamente eran chistes y suspendidos por publicaciones totalmente inofensivas, y los adultos no son inmunes a meterse en problemas por este tipo de cosas – en el 2010, un hombre en Inglaterra fue arrestado por tuitear un chiste sobre explotar un aeropuerto, y unos policías en Nueva York llegaron a la puerta de un comediante norteamericano por hacer una referencia de Fightclub en Facebook.

Las “amenazas” a las que las autoridades están respondiendo en estos incidentes, tienen varios niveles de seriedad. A veces, como en el caso de la niña holandesa, es bastante obvio que solamente es una niña haciendo un chiste estúpido o tratando de hacerle una burla a alguien. Otras veces, la declaración que puede verse como verdaderamente perturbante – el niño de 16 años que tuiteó sobre explotar el colegio de Luisiana, había sido expulsado del colegio antes de hacer la amenaza (aunque las noticias locales que leí nunca dijeron porqué lo habían expulsado), y había la posibilidad de que hubiera mierda muy nociva en su cabeza.

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Obviamente, al escribir sobre este tema, debería de hacer un descargo de responsabilidad: no hagan amenazas en contra de nadie en internet, ni siquiera en chiste, o puede que te encuentres tratando de explicarle tu sentido del humor a policías que nunca han escuchado hablar de Twitter, y que escasamente entienden qué es el internet. Pero igual de obvio, el orden público, los oficiales escolares y otras figuras autoritarias, muy a menudo hacen un pésimo trabajo en distinguir entre una amenaza de verdad o el lenguaje exagerado en el que la mayoría de los adolescentes hablan.

“No quiero decir que los oficiales de los colegios exageran en todos los ámbitos, aunque creo que eso si puede pasar y sí pasa en algunas ocasiones” dice Gavin Rose, un abogado de la Unión Americana de Libertades Civiles de Indiana y que se especializa en asuntos escolares, y me lo dijo cuando le pregunté sobre cómo los colegios estaban respondiendo ante los estudiantes que hacen declaraciones amenazantes en redes sociales. “Me imagino que justamente están poniendo la seguridad de sus colegios, de sus estudiantes y de sus empleados por encima de todo. Pero al hacer eso, creo que definitivamente ha habido ocasiones en las que los administradores no han reconocido el sarcasmo, la hipérbole u otras formas comunes de comunicación, como lo que son, figuras del lenguaje”.

Algunas adolescentes usando sus teléfonos. Esperemos que estas niñas no hayan cometido ningún crimen al tuitear algo sobre disparar en su escuela. Foto vía Flickr usuario Tammy McGary

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Cuando administradores o policías deciden castigar a niños por lo que dicen en redes sociales, la defensa de “Dios mío, estaba charlando” que empleó @QueenDemetriax_ probablemente no será de mucha ayuda, especialmente si es su palabra contra la palabra de un adulto con un título profesional que suena súper serio.

La línea entre lo que es un chiste – que en Norteamérica, son discursos protegidos bajo la primera enmienda – y las auténticas amenazas, que pueden llevar a alguien directo a la cárcel, está más borrosa de lo que se puede imaginar. La norma legal de los Estados Unidos para evaluar declaraciones, como la que metió a la adolescente holandesa en agua hirviendo, se llama la doctrina de amenaza real. “En esencia” dice Rose, “el discurso está protegido, a menos que una persona razonable y común y corriente lo pueda interpretar como una amenaza de  daño inminente”

Pero, ¿qué  constituye una “persona razonable”? Según Robert Richards, co-director del Centro de la Primera Enmienda de Pensilvania, los estándares bajo los cuales un tribunal puede juzgar una amenaza, de que sea amenazante, generalmente son vagas y a veces se contradicen. El Tercer Circuito de Apelaciones ha sentenciado que el estándar objetivo – la prueba de la “persona razonable” –es la mejor para aplicarle a las declaraciones ominosas, mientras que el Noveno Circuito favorece la prueba subjetiva – que le requiere al fiscal comprobar que el acusado (el tuitero o el facebookero) sí tenía la real intención de hacer una amenaza.

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Richards favorece el estándar subjetivo, que es el que más protege el discurso. “La gente escribe cosas en las redes sociales, que no son amenazas directas” dijo Richards, “pero el lenguaje puede parecer amenazante”.

Si los tribunales por todo Norteamérica, adoptaran el estándar subjetivo, los fiscales tendrían más dificultades para perseguir a niños que han hecho declaraciones inquietantes – ya sea que esas declaraciones sean serias o en chiste en algún momento de ira – que puede que no sea lo más grave.

“Sí que le pone una gran responsabilidad al gobierno para poder comprobar la intención criminal” admitió Richards “pero esa responsabilidad la tiene el gobierno en otras secciones de la ley criminal”.

En todo caso, cualquier clarificación sobre este tema necesita de la voz de Corte Suprema, dijo Richards. Él recientemente se unió a otros expertos de la Primera Enmienda en urgir a las cortes más grandes de la nación para hacerse cargo del caso Estados Unidos Vs. Elonis, que se centra en torno a Anthony Elonis, un hombre de Filadelfia que publicó mensajes extraños en Facebook sobre asesinar a su esposa, unos niños de colegio y a un agente del FBI. Afirmó que la “letra de su canción de rap” solamente eran una manera de desahogarse, pero un juez (y la mayoría de las cortes federales a las que ha pedido apelación) juzgaron que una “persona razonable” se hubiera sentido amenazada por sus diatribas. Elonis está apelando porque cree que la fiscalía nunca podrá comprobar que él tenía la intención de amenazar a nadie – en otras palabras, él quiere que sus desahogos por Facebook, sean juzgados según el estándar subjetivo.

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La Corte Suprema ha tenido que enfrentar amenazas reales unas cuantas veces. En el 2003, las jueces decidieron en Virginia Vs. Black, que quemar cruces estaba bien según lo que decía la constitución, con la condición de que no estés tratando de intimidar a nadie. Y en 1969 en el juicio de Watts Vs. Estados Unidos, que se trataba de Robert Watts, un hombre de 18 años que en 1966 se paró en frente de una protesta en contra del salvajismo policial y le dijo a la multitud “si en algún momento me obligan a cargar un rifle, a la primera persona que quiero tener al frente es al Presidente LBJ (Lyndon B. Johnson).” Watts fue condenado por amenazar en contra de la vida del presidente, pero la Corte Suprema anuló la convicción porque, obvio, el muchacho claramente estaba usando una hipérbole política para poder llevarse el punto y porque “el lenguaje del ámbito político… es a menudo injurioso, abusivo e inexacto”

Hey, niños, si están escribiendo entradas a su blog de cómo Obama debería ser asesinado o "que se comprometen a darle de baja los hijos del presidente de Colombia"  asegúrense de que quepan dentro de la categoría de hipérbole política. Foto via Flickr, usuario  Michael Surran

Se podría decir lo mismo del lenguaje del ámbito de las redes sociales o el ámbito de los colegios. Y gracias a la tecnología que le permite a los adolescentes – y a otros – ventilar sus ansiedades fugaces e iras, en cuadros de texto vacíos y poder transmitirle esos pensamientos a miles de personas en un instante, es más fácil que nunca, para que alguien pueda hacer o decir algo que legalmente cuente como una amenaza. Puede resultar en consecuencias muy serias por declaraciones muy poco serias.

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“Las conversaciones que antes teníamos con nuestros amigos en el recreo o después del colegio (o en la fila de atrás en la clase de historia) ahora se están teniendo en frente de miles de personas” me dijo Rose en un email. “Los estudiantes de segundo de bachillerato no siempre se comportan como tal, sin tener miedo de las repercusiones”

Desafortunadamente para los adolescentes, aunque se les está volviendo más fácil que antes vociferar mensajes llenos de odio, el sistema colegial y la aplicación de la ley, se han vuelto menos tolerantes. Gracias a políticas de cero tolerancia, es rutina que a los estudiantes de bachillerato se les aplique cargos serios, por cosas que son fundamentalmente errores inofensivos de la adolescencia. Aunque estas políticas se están empezando a reconsiderar, la gente joven sigue siendo castigada de manera demasiado fuerte por declaraciones tontas que salen flotado por internet para que todo el mundo las pueda ver.

“A veces las políticas de cero tolerancia pueden tener cero sentido común” dijo Clay Calvert, el director del Proyecto de la Primera Enmienda Marion B. Brechner de la Universidad de la Florida. “Pero después del tiroteo de Columbine, los jueces van a ser muy respetuosos de las autoridades escolares”

El hecho de que muchos de estos niños terminen en frente de un juez, en primer lugar, levanta muchos cuestionamientos. Las aerolíneas son propensas a tener una hipervigilancia después del 9/11, pero ¿eso cómo justifica la exageración hacia el tuit de @QueenDemetriax_? ¿Cómo podemos esperar que los adolescentes entiendan qué es y qué no es ilegal en términos de discurso por internet, cuando la doctrina de amenaza real es tan confusa?

Rose, el abogado de la Unión Americana de Libertades Civiles, me dijo que él no espera que la ley cambie en el corto plazo, y no muchos casos llegan a la Corte Suprema, entonces con toda la probabilidad, ésta no va a tomar el caso de Elonis para poder clarificar qué es una amenaza real. Eso significa que los usuarios individuales de redes sociales y las figuras de autoridad deben tratar de navegar el camino entre, dejar que las personas se puedan expresar libremente y poder olfatear amenazas legítimas – cosa que va a ser cada vez más importante, ya que las redes sociales se vuelven cada vez más omnipresentes

“Vamos a ver más y más de este tipo de comportamientos” dice Richards. “La gente dice cosas en Facebook y Twitter porque de alguna manera es catártico para ellos poder escribirlo, pero puede haber consecuencias legales por hacerlo”.

La gente no debería de hacer amenazas falsas – ese tipo de bromas igualmente no son chistosas – pero los administradores de colegio y los policías deben tener en cuenta que los adolescentes dicen mucha mierda estúpida por Facebook y por Twitter todo el tiempo, y deben tratar de evitar castigos serios y potencialmente peligrosos para la vida, a menos de que el comportamiento lo justifique.

De cualquier manera, el montón de artículos expresando el shock de unos niños tuiteando “amenazas”  hacia aerolíneas, solo por las risas, no ha mejorado la situación, ni tampoco lo han hecho las medidas severas ante muchachos que dicen cosas locas en Facebook. Los adolescentes van a actuar como adolescentes, hasta por internet. Eso significa que los adultos tienen que comportarse como adultos.

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