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Cultură

Un chileno va a montar un museo de extraterrestres

Michael Benítez quiere que el mundo tome conciencia sobre su existencia. Por eso ha decidido recrear alienígenas, con huesos de animales muertos.

En alguna parte de su casa, dice Michael Benítez (33), tiene el esqueleto de un carnero desmontado y sellado en bolsas de plástico. Su idea es utilizar la osamenta para forjar extraterrestres similares a los que cayeron en Roswell —ese de los marcianos que se azotaron contra el suelo en Nuevo México, Estados Unidos— y que instalará en un museo temático de alienígenas y naves espaciales situado en el Cajón del Maipo, en la cordillera de los Andes.

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Michael es un escultor que transformó un hobby en su forma de ganarse la vida: crear esculturas utilizando residuos de animales. Un hombre que ha trabajado más de una década para convertirse en uno de los artistas más radicales de Chile.

Y en su taller, martillando algo similar al espinazo de un perro, dice: "Tengo pasión por los huesos y los extraterrestres. Me excitan los cráneos, los cachos, las vértebras. En mi taller —donde estoy construyendo los platillos voladores y los extraterrestres para mi museo— tengo esqueletos de vacas, caballos, perros, gatos, conejos y ratones. Los consigo en criaderos  y también tengo amigos que me los facilitan. Este hobby —ahora profesión— viene de mi infancia: cuando tenía 10 años recogía cadáveres de animales de la línea del tren y los llevaba a mi casa para desmontarlos. Con los huesos trataba de crear esculturas de seres mitológicos o de películas. Pienso que esa era mi forma de devolverles la vida".

Sentado en la mesa principal de su taller, rodeado de aberraciones, agrega:

"Actualmente me dedico a fabricar esculturas y artefactos que vendo vía Facebook o en un local que tengo en el mercado Persa Biobío. Mis principales clientes son los metaleros que me piden desde altares hasta cráneos con cuernos de chivo. Estas creaciones me llevaron a interesarme en los seres mitológicos y los extraterrestres y de este modo edificar el primer museo ovni abierto al público en Latinoamérica. Siento que es fundamental informar a la gente sobre la vida en otros planetas. Revisando estudios antropológicos me di cuenta de la existencia de una teoría que dice que los cráneos alargados estilo Coneheads tienen esa forma porque algunos de nuestros antepasados querían parecerse a los dioses, es decir, a los seres que venían de otras galaxias. También he tenido en mis manos cráneos de momias de la cultura Chinchorro. Recuerdo haber tenido uno de un bebé de unos cuatro mil años. Era alargado: desde ese entonces les entablillaban los cráneos para estirarlos y así imitar a 'los visitantes'. Este tipo de pruebas tangibles, con huesos, me hicieron acercarme a crear extraterrestres".

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VICE: ¿Qué es lo que te gusta de los extraterrestres?

Su inteligencia, además siempre me pregunto cómo pueden ser físicamente. Y, claro, sus cráneos también me llaman la atención.

¿Crees en las abducciones?

¡Sí, por supuesto! Pienso que nosotros —la gente común y corriente— sabemos solo un porcentaje de lo que pasa en el universo. Los gobiernos tapan información para que el mundo no entre en pánico. Imagina qué pasaría con la religión si se sabe de la existencia de cuerpos de extraterrestres confiscados en cuarteles de la CIA. Habría un desorden global, un caos; la gente quizá se suicidaría.

¿Si pudieras dejar la Tierra e irte de viaje por el espacio, lo harías?

Me encantaría. Me gustaría ver con mis propios ojos la existencia de otro tipo de vida fuera de nuestro planeta.

¿Tendrías relaciones sexuales con seres de otros planetas?

Lo he pensado. Y la respuesta es: depende. Si una extraterrestre fuese parecida a Sasha Grey, claro, no lo dudaría.

Es casi medianoche y Necro comparte que antes de dedicarse a machacar y pegotear huesos con yesos hasta transformarlos en criaturas espaciales, trabajaba en un bar del barrio Bellavista de Santiago: el Necrobar. Un recinto adornado a la usanza de una pesadilla que cobijaba a los metaleros más borrachos de la capital. Dice: "Yo lo administraba y atendía. Era un punto de reunión de los metaleros. De hecho, una banda polaca que se llama Vader grabó un video allá. También estuvieron emborrachándose los tipos de Obituary, Arch Enemy y Deicide. El bar era como una familia: los asistentes se sacaban fotos con las bandas y todos compartían como una hermandad. Teníamos un trago que se llama Rigor Mortis. Era Baileys con licor araucano y vodka. Se vendía como pan caliente y todos quedaban raja de curados".

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¿Por qué cerraste el bar?

Porque gastaba todo mi tiempo en él. Tanto, que cuando terminaba el turno, cuando estaba por salir el sol, recién comenzaba a chupar con mis amigos. No me quedaba tiempo para crear. Ahora, en cambio, puedo crear con libertad.

En tus creaciones existen réplicas de personajes de películas y seres  similares a los que —se dice— cayeron en Roswell. ¿Por qué decidiste mezclarlos?

Porque la idea es atraer a la mayor cantidad de gente para que se interese en el tema y tome consciencia al respecto. ¿Y cómo logras eso? Con personajes de películas conocidas. He dedicado los últimos tres años de mi vida a esto. Cuando la gente visite mi museo tendrá una experiencia con representaciones de alienígenas de la cultura popular y también con seres que están dentro de la calificaciones reconocidas de los extraterrestres como los grises y los reptilianos.

¿Puedes adelantar cómo será el museo?

Tendrá seis salas de exhibición: seres mitológicos, criptozoología, evolución, ufología , extraterrestres en el cine y talleres. Y estará emplazado, específicamente, en el Cajón del Maipo, un cañón ubicado en el suroriente de Santiago, en medio de la cordillera de los Andes. Me voy a fin de mes a vivir allá y planeo abrirlo dentro de este año.

¿Qué harías si llegaran extraterrestres a destruir tu museo?

Claramente arrancar. Y, si es posible, tratar de capturar a uno vivo para examinarlo.