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Música

Guaro, flota y boletas falsificadas: El fracaso de Air Supply en Villavo

​Fernando Pava Camelo nos cuenta la tragicomedia que envolvió la presentación del dúo australiano en el llano.

Hace 25 años, Air Supply, los creadores del clásico de los tiempos “Hay un moco en el arroz”, llegaron con sus melodramáticas canciones al rudo llano colombiano. El sonido de este grupo se caracteriza por ser tan empalagoso que ni comerse una cucharada untada del arequipe mezclada con leche condensada te dejaba tan hastiado y tan cerca de coma diabético. Pero en esa época eso era lo que pegaba. El pop sufrido hecho por tipos con peinados horribles que cuando cantaban parecía que estaban constipados o agonizando, sonaba en todas las radios. Cientos usaron estas lloronas baladas, cuyo nivel de romantisimo barato estilo Hallmark llegaba a niveles de cursilería alarmantes, para conquistar y copular con sus parejas (obviamente para qué creen que se inventó esa música). En 1989, este dúo australiano visitó Colombia por primera vez y se presentaron en Espectaculares JES, programa de música conducido por Julio Enrique Sánchez Venegas. Tan solo dos años después, en abril, Russell Hitchcock y Graham Russell regresaron al país para tocar en Bogotá, Cali, Medellín y sorpresivamente en Villavicencio.

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Así es. Todo el poder rompecorazones de Air Supply llegó a la llanura con la firme intención de bajar más de un calzón. Lástima que no pasó. Desde el momento en que la banda se subió a la flota todo empezó a salir mal. Derrumbes, protestas y cientos de boletas falsificadas marcaron la fatídica visita de este dúo a Villavo.

Fernando Pava Camelo es reconocido por ser presidente de la Superestación, la principal radio juvenil de los 80 que ahora suena por Internet, y por dedicarse durante muchos años a traer artistas como Bon Jovi, Guns N’ Roses, Gustavo Cerati y Robi Draco Rosa. Él, junto a John Sepúlveda, fue el empresario que llevó a Air Supply a Villavicencio. Fernando nos recibió en su oficina y entre risas nos contó esta historia:

Para recordar el tema del tour de Air Supply en 1991 tenemos que remontarnos a la circunstancias de esa época. Con la Superestación veníamos de presentar a Samantha Fox con lleno total en Bogotá y habíamos hecho otros eventos como el Concierto de Conciertos donde se presentaron bandas como Franco de Vita, Los Toreros Muertos y Los Prisioneros. Nos posicionamos como la emisora de las grandes presentaciones y gracias a eso nos asociamos con todos los empresarios de la época como: Ricardo Leiyva, Felipe Santos y por su puesto, John Sepúlveda.

A los australianos los trajimos porque en la radio hicimos una encuesta vía telefónica para elegir la canción número uno de los ochenta y la ganadora fue “Making Love Out Of Nothing At All”. Entonces se dio la oportunidad y pactamos cuatro fechas con ellos.

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Organizamos presentaciones en Bogotá, Cali, Medellín y nos faltaba una ciudad que no podía ser Barranquilla porque no había un lugar dónde hacerlo. Además nos tocaba comprar pasajes de avión y buscar hotel. Entonces como Villavicencio está relativamente cerca, dijimos: “llevémoslos allá. Tocan, pasamos la noche y volvemos mañana”. Además vi que con esto podíamos impulsar a la 98.3, la Superestación de Villavo. Conseguimos dos flotas y nos fuimos para allá con los australianos.

Viajar a Villavicencio por tierra siempre es una incertidumbre porque nunca sabes qué puede pasar en el trayecto. Les dimos unos aguardientes a los Air Supply que se pusieron contentos. Alegría que se fue yendo cuando nos tocó un derrumbe y mucho trancón. Además, todas las curvas del camino tenían nerviosos a esos tipos. “Hey man what's happening”, comenzaron a decir, pero los calmábamos con el trago.

En ese momento nos empezó a parecer chistoso que todo esto fuera para llevar a una banda de rock pop australiano a un lugar que, en esa época, tenía una población de unos 300 mil habitantes.

Cuando al fin llegamos a Villavo, por los intercomunicadores que teníamos, nos avisaron que había una manifestación y que no podíamos llegar al centro de la ciudad. Entonces nos tocó dar vueltas alrededor de Villavicencio hasta que la cosa se calmara para poder dejarlos instalados en el hotel.

Pero lo más curioso de todo este viaje es que, aunque habíamos vendido solo 100 boletas, entraron 500 personas. Claro, resultó que una señora falsificó las entradas. Logramos cogerla, pero no sé bien qué pasó. Yo no podía tener a Air Supply tocando en Villavicencio y al mismo tiempo tener un problema con una señora en el juzgado y gastarme cuatro horas mientras ponía la denuncia. Aun así, con boletas falsas y todo, había muy poca gente en el Coliseo Los Conquistadoras. Apenas un tercio de su capacidad.

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Teníamos entonces una persona capturada, gente reclamando afuera con boletas falsas y muy poca gente adentro.

Air Supply tocó más de una hora. Ellos lo tomaron de una forma muy profesional, pero sí era un poco triste ver el coliseo prácticamente vacío. Además, cuando hay gente se absorbe el sonido, pero aquí rebotaba en todos lados: en el cemento, en el techo, en las paredes. Había mucha resonancia y yo la verdad no sabía bien qué canción estaban tocando. Era una sola bulla. Para medio entender algo, la gente tenía que pegarse a los parlantes, algo que se veía muy gracioso.

Todo era muy desolador para John y para mí. Fue un fracaso porque estábamos desenfocados en el target, pero finalmente este tipo de quiebras los empresarios las sobrellevamos bebiendo. Después del concierto nos fuimos al Hotel Del Llano a tomar. Allí vimos el amanecer junto a un grupo llanero y nos devolvimos bien enguayabados.

Después de esa gira nos fuimos a la quiebra. Cada presentación costaba cinco mil dólares, más la logística. A parte, en las demás ciudades no nos fue tan bien. Uno siempre espera que en Bogotá sea el taquillazo para poder perder en las demás fechas, pero en este caso solo llenamos la mitad del Coliseo El Campín. Me afectó mucho, pero todo tiene recuperación. Igual yo siempre he seguido la filosofía de que el show debe continuar.

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Fernado Pava Camelo sigue con la Superestación que ahora suena por aquí.