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Cultură

Hablé sobre la muerte con algunos estudiantes de medicina

Después de esto, siento que debería donar mi cuerpo a la ciencia cuando muera, aunque sé que seguro van a esconder un esfero dentro de mis tripas cubiertas de formol sólo por diversión.

Ilustración por Mircea Pop.

Últimamente he estado pensando bastante en la muerte y en todo el proceso de morir. Ya sé, no es el pensamiento más lindo; uno preferiría no reflexionar sobre su propio fin. La sociedad ha puesto a los moribundos bajo cuarentena, los encierra en los hospitales y ha transformado la muerte en algo casi obsceno. Todos sabemos que está ahí afuera, acechando en un horizonte lejano, pero mejor no hablemos del tema ¿bueno?. Se me hiela la sangre.

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Hablé del tema con algunos estudiantes de medicina, pues quería saber cómo se sienten ellos teniendo que lidiar con la muerte a diario. La costumbre que tienen los estudiantes de medicina de hablar constantemente sobre la muerte, sumada a la habilidad de encontrar el humor en lo macabro, ha dado origen a toda una mitología profesional.

Supongo que es como un rito de paso que enseña cómo el cuerpo humano es una máquina infinitamente compleja y cómo va a fallar eventualmente. Para ser honesto, después de todo esto siento que tal vez debería donar mi cuerpo a la ciencia cuando muera, aunque sé que probablemente van a esconder un esfero dentro de mis tripas cubiertas de formol, sólo por diversión.

Antojos de huevos por un quiste sebáceo

"Normalmente los cadáveres tienen los ojos cerrados. No creo que haya un sólo estudiante que no les haya levantado un párpado, al menos sólo por curiosidad. Nunca he visto cadáveres obesos en las mesas de disección. El cuerpo humano experimenta varias transformaciones durante la muerte, incluyendo la saponificación de ciertos tejidos grasos. Los cadáveres son muy viejos, están deshidratados y secos. Y huelen horrible cuando hace calor.

La mayoría ya ha sido disecada. Aún así, explorar un cadáver es un gran beneficio porque hay un mundo de diferencia entre la realidad y lo que ves en tu atlas de anatomía ilustrado, con sus colores brillantes y líneas definidas. He tenido colegas que se han desmayado a mi lado durante procedimientos relativamente simples como una paracentesis.

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Una vez ayudé a suspender una pierna intacta en formol. Derramé uno de esos contenedores de formol y manché mi bata. Nunca me la volví a poner. Lo peor fue que mi bolsa desprendía un olor "muy peculiar" que noté cuando iba a casa. Un olor muy similar al de la levadura. De hecho, ahora que lo pienso, siempre huele a pan. Una vez me dieron antojos de huevos después de ver un quiste sebáceo gigante.

Pienso mucho en la muerte. Al principio pensaba en la muerte de mis seres queridos, pero últimamente pienso más en la mía. La muerte es un alivio en esos casos donde no hay otra alternativa. La muerte es una experiencia por la que todos pasaremos, algunos de forma más violenta que otros.

El invierno pasado, vi como uno de mis compañeros de clase fue atropellado por un camión. Eso me hizo dar cuenta de que somos muy superficiales y no le estamos prestando la atención suficiente a aquellos que están a nuestro lado. Se nos enseñó desde el principio a hacer chistes y a comer al lado de los cadáveres y nos hemos vuelto tan fríos como ellos". – Adelina, estudiante de tercer año

Renunciando al arroz

"Mi profesor de anatomía me dijo una vez que cuelgan los cuerpos y los sumergen por un tiempo en una piscina de formol. Los cuelgan de una sola cuerda. Casual. Debe ser tremenda imagen. Queríamos ir a verlo nosotros mismos, pero no nos quiso llevar.

A pesar de todo, no siempre preservan bien los cadáveres. Hubo una situación muy incómoda, en la que tuvimos que ver un cuerpo que tenía el pene cortado. Fue especialmente incómodo para los chicos. De cualquier forma, durante un examen, a nadie le molesta poner banderitas rojas sobre el pene o la vagina del cuerpo. Yo dejé de comer arroz por un año entero tras ver grasa de axila, porque con su color amarillento, se me parecía mucho al arroz". – Alin, estudiante de tercer año

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Uvas pasas y lo que pasa después de que te mueres

"Cuando le cuento a mi familia lo que veo en la universidad, se queda mirándome y me pregunta cómo hago para hablar de eso tan tranquilamente. A veces le llegas a tener cierto apego a un cadáver en específico porque lo has visto tantas veces en el semestre que esperas que te toque el mismo en tu examen práctico.

Mi primer cadáver fue un hombre. Acostumbramos ponerles nombres como Juan o Jorge. El único cadáver de mujer que recuerdo ya estaba todo rebanado. Algunos cadáveres tenían los ojos abiertos, aunque ya no se veían como ojos.

Si me preguntas, los cadáveres parecían más uvas pasas. Algunos de mis amigos preguntaban por su verdadera identidad. La vida es una cosa frágil; después de que te mueres, lo más probable es que no ya quede nada más ahí". – Alina, estudiante de cuarto año

Piscina de formol y la primera disección

"Muchos no tienen el estómago para soportar estas cosas y dejan la carrera. La disección es la primera prueba y la más importante para saber si estás hecho para ser doctor o no. Se sumerge a los cadáveres en una piscina de formol y, para que se queden en su lugar, se les amarra una cadena pesada a la pierna o al cuello.

Recuerdo mi primera disección como si fuera ayer. Había muchos estudiantes desorientados y, uno por uno, todos fueron capaces de diseccionar parcialmente las capas superficiales. Todos estaban ansiosos por poner sus manos sobre el escalpelo tan pronto como fuera posible y cortar un poco de carne. Hasta yo me preguntaba por qué la piel era tan elástica.

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El escalpelo es como la varita mágica. La calidad del filo es muy importante. Ni siquiera puedes limpiarte tus propias lágrimas porque tienes las manos dentro de un cadáver; si en serio lo necesitas, puedes pedirle ayuda a alguien que no haya tocado nada". – Andreea, estudiante de tercer año

Cadáveres salados y La Resurrección

"El olor del formol siempre me da hambre. Si no estás tan cerca del cadáver para detectar la peste, hasta le encuentras un sabor. Cuando el cuerpo se empieza a descomponer, se le echa sal para que no se pudra porque si no, apesta mucho. Y toda esa sal con formol desprende un olor similar al de la comida.

En el laboratorio de neuroanatomía de segundo año, tuve que abrir el cráneo de un cadáver con una sierra. Durante este proceso, se drenan los restos de formol que hay en el cráneo. Al final, el hueso se quiebra con un chasquido.

Para muchos es difícil examinar gente de su mismo sexo, porque se identifican con el paciente. Por ejemplo, para una doctora no sería tan cómodo decirle a una paciente que tiene un tumor de mama, mientras que para un doctor puede ser difícil decirle a un paciente masculino que tiene un tumor en los testículos.

En mi primer día de capacitación clínica, en la sala de emergencias, tuve que participar en una maniobra de RCP en semana santa. Un accidente automovilístico. ¿Tienes idea de lo fuerte que hay que presionar para que el corazón vuelva a bombear? Cerca de 5 centímetros. Rompes al menos dos costillas. El paciente no salió de eso, el accidente había sido muy violento y ya había perdido tres litros de sangre.

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Me da miedo morir, pero puta, todos nos terminamos pudriendo de cualquier manera. Siempre recuerdo lo complejo que es todo en el cuerpo humano. Estoy agradecido simplemente de haber tenido la oportunidad de aprender tantas cosas y eso me mantiene en pie". – Andrei, estudiante de cuarto año

Holanda y los cadáveres sonrientes

"Pocas veces recibimos cuerpos nuevos. Los cadáveres con los que trabajamos se quedan en el sol por mucho tiempo. En menos de un año se vuelven momias. Cuando estaba en Holanda, los guardaban en una habitación fría, húmeda y sin ventanas. Tuve que esperar mucho para ver el cadáver de cerca y analizarlo.

Quería hacer un doctorado en medicina forense. Me gustan los cadáveres porque no hablan, a diferencia de las personas vivas. Si no supera que el cadáver que tengo frente a mí estuvo vivo en algún momento, nunca me lo habría imaginado.

He trabajado con cadáveres tan viejos, que a veces nos decían "Aquí se supone que deberían ver una arteria, pero no ha estado ahí en años".

Una vez me encargaron a mí y a uno de mis amigos que cortáramos cráneos. Así que tomé una sierra de arco de mi casa y procedí a cortar cráneos para que me perdonaran las faltas. Corté tres cráneos y el laboratorio quedo oliendo a papas fritas.

En el laboratorio de anatomía, un colega me retó a hacer sonreir un cadáver, así que le halé las mejillas y lo hice sonreír, mientras mi colega le tomaba la mano y hacía la mímica de que se estaba masturbando. Fue divertido, especialmente porque nuestro profesor también se estaba riendo". – Cristian, estudiante de tercer año

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Morir de cáncer y un esmeril angular

"Una vez, cuando iba en mi segundo año, querían que abriera un cráneo con un esmeril angular. Los dos asistentes del profesor estaban teniendo dificultades para sacar el cerebro. Y entonces, como creyeron que yo era más fuerte, me pidieron ayuda. Después de media hora de cortar con un esmeril angular y de golpear con el cincel, lo logramos. Créeme, es horrible escuchar cómo se parteel cráneo de un hombre en tus manos, mientras gotea formol.

En nuestra sociedad urbana contemporánea, la muerte —que es completamente natural—, es vista como una tragedia. A menudo, la medicina moderna no puede dar respuestas claras. Es una experiencia horrible ver cómo a alguien le da un infarto frente a ti. O ver cómo a un hombre de 30 años que tiene a su esposa embarazada le dicen que tiene cáncer de páncreas". – George, estudiante de cuarto año

Papá Noel y el esfero dentro del cuerpo

"Por la época de Navidad, a algunos estudiantes les dio por disfrazar a uno de los cadáveres con un gorro y una bufanda de Papá Noel para que no le diera frío. Una vez me tocó un espécimen exquisito con rasgos fenotípicos que me hicieron pensar que había nacido en otra tierra y terminado en mi mesa de disección por un accidente muy infortunado. Después pensé que probablemente su familia estaba a miles de kilómetros de distancia y que tal vez no lo había podido repatriar. De pronto se me ocurrió un guión para una película hollywoodense. Pero es inútil. Los especímenes son anónimos por definición.

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El primer examen también es el más difícil. Tienes que identificar los elementos anatómicos marcados con unas etiquetas numeradas en los cadáveres. Es una carrera contra el tiempo, te dan dos minutos. Si fallas, te atrasas un año, tu vida se acaba, acudes a Jesús y consigues un trabajo en Walmart. Mucha presión, ¿no?

Una vez los buses se quedaron atascados por el exceso de nieve y yo iba tarde. Me puse mi bata mientras corría por la calle, saqué los fórceps de mi bolsillo e irrumpí en el laboratorio. Logré entrar al examen, cuando de repente me di cuenta de que no tenía guantes. La decisión: ¿continuar con el examen y seguir tocando el cadáver con mis manos desnudas o simplemente rendirse? Hasta el día de hoy todavía recuerdo esa textura que no había sentido antes. Y que no sentiré nunca más.

La gente se toma selfies en el colegio o en el trabajo. ¿Por qué no habría de hacerlo en la Escuela de Medicina? Supongo que el razonamiento detrás de una selfie con un cadáver no es más complejo que un limpiador de ventanas que se toma una foto limpiando ventanas. O la de un limpiador de carros que se toma una selfie con el Ferrari de un cliente. La diferencia es que, de cualquier manera, al primero un comité de ética podría hacerle pasar un mal rato si publica este tipo de fotos. No está permitido según las regulaciones actuales.

Los chistes de laboratorio tienden a ser macabros o siniestros. No es un espacio para lo políticamente correcto. Pero no conozco a una sola persona que no le guste un buen chiste. ¿Sabes ese juego en el que escondes algo, como un esfero por ejemplo, y luego le das pistas a alguien con 'frío' / 'caliente' hasta que lo encuentra? Una vez escondí el esfero de un amigo dentro de un cadáver". – Bogdan, estudiante de sexto año

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La verga y los pájaros

"He escuchado la leyenda urbana de que en alguna parte del sótano de la universidad hay una piscina con formol donde guardan los cuerpos. Dicen que están encadenados a la orilla de la piscina y que los halan cuando los necesitan. Muchos cuerpos tienen, de hecho, marcas de cuerda. Tienen un tinte más oscuro comparado a los cuerpos vivos, y son más pequeños y parecen uvas pasas. Cuando terminamos con ellos, les rociamos agua, luego sal y los cubrimos con una tela. Luego se acomodan nuevamente en una bolsa negra con cremallera.

La primera vez que vi un cadáver, tuve que darme vuelta y su cara se descubrió. En ese momento recordé que alguna vez fue una persona. Una vez me encontré un brazalete en la mano de un cadáver. Tenía grabado el nombre de "Ana". También me tocó un hombre con una pierna amputada, y una mujer con un cáncer de mama tan feo que se había extendido a la piel.

Los cadáveres son esenciales en la medicina. No creo que puedan ser reemplazados efectivamente con hologramas o maniquís. Aprendes del libro de texto, miras el atlas, pero en el cadáver ves cómo son las cosas de verdad. La mesa de disección tiene una cuneta en el borde, llena de un líquido amarillento de tejido graso y formol, y a veces accidentalmente metes tu bata en ese líquido. Sé de unos colegas que derramaron una cantidad considerable de tejido adiposo por todo el piso durante una disección y alguien tuvo que recogerlo todo con las manos, con guantes por supuesto. Te salen más lágrimas que cuando cortas cebolla.

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Uno de los profesores nos contó cómo, hace unos años, el pene de un cadáver simplemente desapareció. Aparentemente alguien lo cortó y se lo llevó. Hay unos chistes necrofílicos, tipicamente entre 'machos alpha', como 'Si tienes apetito sexual, tenemos muchos buenos pájaros en el laboratorio'.

A veces tenemos 'sesiones de anatomía básica' entre compañeros donde alguno de nosotros se desviste para que veamos proyecciones superficiales. Como en cualquier grupo, algunos son más mojigatos. Durante mi primer mes de universidad, justo en la mesa de al lado estaba esta chica tratando de hacer caber en una selfie su sonrisa y un cadáver en una bolsa negra. A veces no puedes evitar encontrar similitudes entre los cadáveres y el pollo o una lata de atún. Muchos estudiantes ven la semejanza con cierta comida, finalmente, es carne". – Ciprian, estudiante de primer año

"Carnoso" y el cadáver decapitado

"Compañero fue mi primer cadáver. Tenía un parche pegado en la frente con su nombre y su número de seguridad social escritos a mano. Luego tuve a Puffy, a Mirabella y a Jimmy. Durante mi segundo año, llegó Carnoso. Carnoso tenía una pierna amputada. Gangrena diabética. Siempre los voy a recordar a todos, estudié anatomía macroscópica durante dos años en ellos.

Mi primera disección fue en la axila. Yo no entendía nada. Sentía que había fallado en mi vida. Quité algo de grasa y más que nada me quedé mirando a alguien que pareciera tener alguna pista. Nunca voy a olvidar cómo luce la cara de un hombre cuando no tiene nada de las cejas para arriba. En mi primer año, me fui a caminar por los pasillos de anatomía, había escuchado que podría haber un cadáver decapitado o algo así. Y sí, terminó siendo cierto. Fue una visión realmente perturbante" – Irina, estudiante de tercer año

Diseccioné la cara de una mujer y pensé que la había visto en el metro

"Tomé una sección de piel usando un par de fórceps y la corté con un escalpelo. La piel tenía más elasticidad de la que pensaba que tendría y era bastante resistente. Luego simplemente halé los fórceps como si arrancaras la piel de un animal. Llegué al tejido adiposo, era de color café. Seguí haciendo exactamente lo mismo una y otra vez por unos pocos minutos hasta que finalmente no pude hacer más porque mis ojos estaban llenos de lágrimas por el formol. Es un olor inconfundible. Es imposible acostumbrarse a él.

Diseccioné la cara de una mujer y luego pensé que la había visto en el metro. Aproximadamente una semana después estaba yendo para la universidad y creí que la mujer en el asiento de adelante era la mujer cuya cara había diseccionado. Se parecían. Me quedé mirándola por un momento. No estaba asustada ni nada. Estas cosas no me asustan. Sé que es imposible. Pero me alteró un poco. Pensé un poco más sobre este proceso de la muerte, sobre cómo uno se degrada y se descompone". – Paula, estudiante de tercer año