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Las pandillas de motociclistas están atacando las huelgas de hambre en Caracas

Todo parece indicar que Maduro está desesperado por mantener el control.

En una glorieta en una de las calles más caras de Caracas, unos 40 estudiantes yacen en catres, protegidos del sol por una lona. Llevan tres días sin comer. “El segundo día es completamente diferente al primero. La cabeza me duele mucho más. Me siento débil. Me duelen los brazos y las piernas”, dijo Vanessa Eisig, una chica de 22 años y estudiante de comunicación en la Universidad Andrés Bello.

Es una de las muchas defensoras jóvenes de la oposición que pasaron el fin de semana y principios de ésta en huelga de hambre. Rodeados por las oficinas centrales de un banco, un hotel de lujo y varias embajadas extranjeras, protestan por la “injusticia” del consejo electoral, el cual (según los huelguistas) favorece al gobierno.

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Esperan que Henrique Capriles Radonski, el gobernador de 40 años que perdió las elecciones contra Chávez en la pasada elección presidencial de octubre, gane este domingo contra Nicolás Maduro, a quien Chávez nombró como su sucesor. “Estamos aquí para exigir que las elecciones sean limpias, justas y libres”, agregó Eisig. “Por eso estamos aquí. Si no creyéramos que esto puede funcionar, no estaríamos aquí”.

Vanessa Eisig.

El lunes por la noche, la determinación de Eisig fue puesta a prueba. Ella y aproximadamente 40 manifestantes más me dijeron que fueron atacados por motociclistas vestidos de rojo, defensores del gobierno, quienes pasaron junto a ellos a toda velocidad arrojando cocteles Molotov y piedras.

“Estamos aquí con esta huelga de hambre pacífica, pero fuimos atacados por 50 personas en moto, quienes pertenecen al gobierno”, dijo todavía asustado Henry Linares, un estudiante de 18 años que participa en la huelga de hambre. “Nos robaron nuestras cosas. Unos diez estudiantes resultaron heridos, pero seguimos adelante con nuestra lucha. Estoy cansado. Me siento terrible. Pero continuaremos con nuestra lucha”.

Esteban Galup, un amigo y compañero huelguista, agregó: “Estuvo organizado”, sugiriendo que el gobierno estuvo involucrado en el ataque, o que al menos su aprobación estuvo implícita. Sin embargo, esto es imposible de verificar y Maduro ha decidido culpar a Washington con un mensaje televisivo en el que aseguró que el ataque había sido perpetrado por un “grupo pequeño y violento financiado por el gobierno estadunidense”.

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Maduro ha seguido la línea de Chávez desde que reemplazó al Maverick socialista a principios de año, con ataques contra Washington, y con pronunciamientos cada vez más surreales conforme avanza la campaña.

Maduro dijo en televisión nacional que Chávez se le apareció en forma de un pajarito. “Silbó un ratico, me dio una vuelta y se fue”, dijo, imitando el llamado del pájaro así como el sonido de su aleteo. “Yo sentí el espíritu de él, yo lo sentí dándonos una bendición, diciéndonos hoy arranca la batalla, vayan a la victoria”.

Antes de este bizarro evento, el ex camionero lanzó una maldición del siglo XVI contra aquellos que no voten por él este domingo, y también se ha referido a si mismo como el “hijo” de Chávez y llamó a su antiguo jefe el “profeta de Cristo en la Tierra”. Incluso sugirió que Chávez había convencido a Cristo de elegir a un Papa latinoamericano.

“Chávez es el arma más poderosa del gobierno”, dijo Eisig. “La imagen de Chávez está en los corazones de muchos venezolanos”. Pero, dijo Eisig, “es evidente que Maduro no es Chávez.”

Capriles está cerrando la brecha entre el par, pero parece probable que gane Maduro gracias a una ola de simpatía por la muerte del ex comandante. “Nicolás, no eres Chávez,” ha dicho Capriles en repetidas ocasiones, en un intento por convertir ésta en una pelea entre su persona y Maduro, y no un figura mesiánica abstracta.

El mensaje está llegando poco a poco a los oídos de los chavista. En Barinas, pueblo natal de Chávez, un granjero de 60 años, Ángel Sánchez, dice que es chavista y siempre lo será, pero “votaré por Capriles”.

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Chávez creció en una choza de barro en el campo, conocido por sus vaqueros y revolucionarios. En lugar de aceptar el ridículo por sus raíces como camionero, Maduro está usando esto a su favor, manejando un camión para llegar a sus eventos, muy al estilo de Chávez.

"¿Quieren que uno de esos burgueses rancios gane?" gritó Maduro hace poco. “¿O quieren a un trabajador, a un hijo de Chávez, a un patriota y revolucionario?"

Capriles, por otro lado, viene de una familia adinerada, dueños de una cadena de cines en el país. A diferencia de muchos líderes de oposición, ha trabajado duro a lo largo de los años para sacar a la gente de la pobreza, recorriendo los barrios bajos en su motocicleta y jugando básquetbol con los locales. Es probable que, si gana, su gobierno siga el modelo brasileño de Lula, quien combinó políticas sociales con medidas económicas inteligentes. “Soy 100 por ciento Lula”, dijo Capriles el año pasado.

El enfoque de Capriles sobre los pobres parace estar dando resultados, cerrando la brecha entre sus políticas y las del chavismo. “Votaría por Chávez si estuviera vivo, claro”, dijo. “Maduro no tiene la inteligencia para dirigir este país”. Declaraciones que sin duda dan esperanza a los manifestantes y a Capriles.

Además de un consejo electoral injusto, Eisig dice que la oposición debe luchar contra el control de las ondas de radio por parte del gobierno. Chávez era famoso por el control que ejercía sobre la radio y la televisión para impulsar su propaganda política, y Maduro parece querer hace lo mismo.

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“Capriles tiene un tiempo limitado en televisión”, dijo Eisig. “Queremos evitar que el gobierno use las cadenas para su propaganda política”.

“Venezuela se ha deteriorado por completo”, agregó Eisig. La economía del país es un desastre, con una moneda sobrevaluada y uno de los más altos índices de inflación en la región. “Los supermercados son demasiado caros”, dijo Eisig. “Gran parte del tiempo, no consigues lo que quieres: papel de baño, harina… he visto peleas por los últimos productos en los estantes, pero eso se ha vuelto algo normal para nosotros”.

Venezuela es también uno de los países más peligrosos del planeta; la capital, Caracas, tiene un índice de homicidios comparable al de zonas de guerra. “Salimos y no sabemos si vamos a regresar o terminaremos atrapados en el fuego cruzado”, me dijo Eisig.

Acostado en un catre junto a Eisig está Ángel Gutiérrez, un estudiante de 18 años. “En 14 años, la Revolución no ha logrado nada. Capriles puede ganar”, me dijo, “si las elecciones son justas. Si no, seguiremos luchando”.

Sigue a Girish en Twitter: @jammastergirish

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