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Fotos

Postales del basurero de Neza

El proyecto fotográfico de Marcos Betanzos observa el Bordo de Xochiaca y la vida que se genera alrededor.

"Desechos Humanos", 2012, un vocho de la CNDH es usado como sala dentro del #BORDOS100.

Crecí en Neza, rodeado de casas grises y colores por doquier. De un caos que se percibe desde la forma en que te habla el vecino hasta el ritmo del sistema de transporte público: a puro pinche frenón. Crecí ahí escuchando a lo lejos al Sonido Siboney. Aunque me hubiera gustado ir de mirón a uno de sus eventos, nunca lo pude hacer, fue por la edad. Tampoco pude adaptarme del todo a mi contexto inmediato; junto con mi familia fui visto como el bicho raro del barrio por ponerme a chambear en vez de patear perros, por ir a la escuela en vez de ir a ver a quién le pegábamos. Todo estaba patas pa´rriba y así sigue estando en gran medida en Nezayork.

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"Día de reyes", 2011, un niño observa el cielo mientras se come una paleta de dulce. Foto ganadora del premio Mirada Joven.

Bocanada de moscas

En abril del año pasado Neza cumplió 50 años de haberse establecido oficialmente como un municipio. Yo conocí, a mis 28, el tiradero de basura que está detrás del Bordo de Xochiaca (cerca de la famosísima Plaza Ciudad Jardín, que Carlos Slim erigió). El tiradero llegó antes que el municipio, y sigue ahí aunque parece no existir porque es difícil verlo o no se tiene la mínima intención de voltear a ver esa realidad.

Ahora que percibo el aroma de la basura no sólo pienso en las náuseas que me produce la descomposición, sino en las personas que con sus manos manipulan todo lo que compro, consumo y tiro diariamente. Cada golpe de olor me parece en ocasiones un pequeño grito de alerta. Pero no todos lo perciben así, muchos sólo dicen que la ciudad apesta. Y tienen razón.

Un día me metí al tiradero con la determinación de hacer un trabajo de fotografía documental, por aquellos meses Federico Gama —un gran amigo y fotógrafo— me advirtió que necesitaba (además de valor) mucha disciplina para lograr mi objetivo: hacer un proyecto documental que no retratara la pobreza y la inmundicia; quería encontrar otro tipo de imagen, hacer otro tipo de fotografía.

"Último esfuerzo", 2010, a punto de llegar al tiradero, un caballo con carga no se rinde.

Entré pensando como arquitecto, preguntándome cómo era posible que la gente viviera ahí o trabajara en esas condiciones. Puro prejuicio y un paternalismo absurdo evidenciado por la formación académica que tenía. Tomé posición como observador, dejé de poner atención en las moscas que me ponían sus patitas en la cara y en la mierda que se me escurría entre el zapato; me concentré en las sonrisas y la camaradería, en el cuerpo de las personas y los animales, en su territorio y sus colores, en el mito que representa vivir o ser feliz entre tantas historias de objetos desechados, provocar bocanadas de moscas.

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Nueve meses después de haber entrado al tiradero y superar algunas dificultades técnicas, pude entablar una buena conversación con líderes y pepenadores; finalmente me sentí bienvenido en la primera mentada de madre, camaradería. Después de visitar el tiradero dos o tres veces por semana, cuando terminé, salí de ahí sin posición alguna, sólo con las ganas de entender cómo la necesidad de sobrevivir era tan eficaz ante la emergencia. Mi ansiedad por registrar las casas que ahí estaban tuvo que reducirse. Meses después el proyecto fotográfico se había estructurado, así nació Carreteros: historia de una migración urbana.

"Arquitectura verde", 2012, una tiendita al interior del tiradero, el color no la hace sustentable.

#BORDOS100

Después de eso comencé nuevamente a hacer fotografía de las casas, de sus fachadas, de los objetos y de cómo se habitaba el lugar. Resultó fantástico conocer cómo una llanta ponchada adquiría nuevo valor y otras funciones.

En el tiradero del bordo la tecnología de la necesidad está compuesta por objetos descontextualizados que narran historias de personas que nunca conoceremos pero que podría ser cualquiera de nosotros. Posee una estética que se conserva gracias a la reutilización de materiales industrializados que son chatarra. Es posible encontrar campañas electorales de hace una década y también bases para pasteles de bodas y zapatillas rotas. Al igual que la arquitectura, lo interesante está en los detalles. La basura formula preguntas, exige respuestas y se encuentra con silencio. Puro silencio, y algunos ladridos de perros.

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"Cubierta".

"Hombre que observa el sol", 2013, fotograma del cortometraje #BORDOS100.

"La banca", 2013, fotograma del cortometraje #BORDOS100.

"La muñe", 2012, los objetos cuentan historias, revelan modos de vida.

"Piensa en grande", 2010, la basura electoral sigue dejando huella.

Registro fotográfico de la estética constructiva en #BORDOS100, 2012.

La tecnología de la necesidad, un espacio construido.

"Apología del último mesías", 2011, un perro camina sobre un lago en busca de alimentos.

"Caballos de fuerza", 2011, un caballo es más que una herramienta de trabajo, es un motor económico.

"Paraíso", 2011, ¿es posible encontrar la belleza en el lugar más desolador?

Ante la llegada de una tormenta, un perro ladra queriendo detener el cielo, 2012.