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Vice Blog

El resurgir de la psicoterapia psicodélica

Hablamos con Iker Puente, el psicólogo español encargado de dictar en Bogotá el taller Introducción a la Psicoterapia con Psicodélicos, y descubrimos que un mal viaje puede ser el mejor de los viajes.

Todos tenemos un amigo o amiga que ha tenido un mal viaje. El tipo o la tipa andaban de paseo por Amsterdam o de parche en Melgar, cuando, de repente, después de un par de horas con el sistema nervioso nadando en ácido lisérgico o psilocibina, apareció el memorable brote psicótico: la gente dejó de hablar, la música se apagó y el tipo o la tipa comenzaron a correr semi empelotos pidiendo a gritos un cuchillo para matar al qué-se-yo que se les apareció en un árbol y que les recordó que un ser querido había muerto.

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Sí, señores. Es muy probable que todos hayamos escuchado o experimentado un "mal viaje". Y que la sola idea de tenerlo nos produzca terror. Al fin y al cabo, ¿quién va a querer tirársele el paseo a los amigos en Melgar o deambular 12 horas por el Distrito Rojo holandés, convertido en un laberinto dantesco donde no encuentras la dirección de tu hotel?

Y sin embargo: ¿qué pasa si el mal viaje no es otra cosa que el más importante de los viajes? Desde hace un tiempo, un grupo de psicoterapeutas en el mundo han comenzado a descubrir que las sustancias psicoactivas son poderosas herramientas para acceder al inconsciente, en especial esos lugares de nuestra mente a los que el psiconalista Carl Jung catalogó como "la Sombra": todo componente de nuestra personalidad y nuestro ser que reprimimos y negamos.

De hecho, las sustancias psicoactivas han sido por siglos elementos centrales de diferentes culturas y comunidades alrededor del mundo. Plantas con propiedades alucinógenas como el peyote, la ayahuasca y los hongos psilocíbicos han tenido un uso ritual y medicinal dentro de las prácticas mágico-religiosas de las comunidades, así como han facilitado procesos de sanación espiritual, psicológica y física. No en vano un chamán o taita amazónico es sacerdote y al mismo tiempo médico.

Paradójicamente, es poco lo que Colombia sabe sobre la relación entre alucinógenos y salud mental. Por eso me llamó la atención el taller Introducción a la Terapia con Psicodélicos que se llevó a cabo este fin de semana en el Hotel Cosmos en Bogotá. La jornada fue liderada por Iker Puente, un psicoterapeuta, investigador, profesor y doctor en psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona que se ha dedicado a formarse en el tema.

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Ante la imposibilidad de trabajar con sustancias psicodélicas —me dijo que no lo había hecho por temas legales—, ha decidido estudiar el fenómeno. Dentro de su hoja de vida se destaca su formación en Psicoterapia Gestalt en el Institut Gestalt de Barcelon y en Psicoterapia Transpersonal y Respiración Holotrópica en el Grof Transpersonal Training y en Terapia Corporal Integrativa en el Espai TCI.

En cierta medida, Iker ha venido construyendo un gran estado del arte sobre los usos terapéuticos de los estados alterados de la consciencia, incluyendo aquellos generados a través de la respiración holotrópica, técnica que no requiere de estímulos exteriores al cuerpo y que fue desarrollada por el psiquiatra checo Stan Grof.

Poco a poco, psicoterapeutas como Iker han comenzado a recuperar estudios sobre los potenciales sanadores de estas sustancias, que quedaron en el aire luego de que en los 60 comenzara la prohibición y la fiscalización de todas las sustancias estupefacientes en el mundo.

Antes de que arrancara su taller en Bogotá, hablé con él sobre este resurgimiento, y de los potenciales riesgos y beneficios de utilizar sustancias como el LSD y el MDMA en el diván.

Las ilustraciones son de Natalia Mustafá y Sara Pachón.

Iker, siempre se ha dicho que los psicodélicos abren las puertas del inconsciente y te permiten observar cosas que reprimías o desconocías sobre ti mismo… ¿qué valor tiene este fenómeno para la psicoterapia?

Cuando consumes psicodélicos tu consciencia se amplía mientras estás despierto. Sólo ese hecho hace que ese material que emerge sea valioso, simplemente porque puedes recordarlo.

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¿Qué información puede aparecer cuando experimentas un estado ampliado de la conciencia?

De todo tipo. Por un lado están los recuerdos del pasado, que pueden ser traumáticos o no, y que la persona no es capaz de recordar de manera consciente. También están los insights sobre la vida presente que te permiten tomar cierta distancia sobre lo que te está sucediendo aquí y ahora, y verlo en perspectiva. Estos insigthts son útiles, te pueden dar claridad sobre lo que tienes que hacer. Finalmente, también puedes tener experiencias trascendentes, en las que dejas la preocupación por tu propia biografía o tus problemas y te sientes conectado con algo que está más allá de ti mismo, sean otras personas o con la naturaleza. Estas experiencias, mucho más cercanas a la psicología transpersonal, te permiten dejar de sentirte aislado del resto, que es una de las características más difíciles de las neurosis. Ver que no estamos tan separados o que estamos conectados de alguna manera es una experiencia que puede y suele ser sanadora.

Pero, ¿qué se logra con los psicodélicos que no se logre con las terapias convencionales?

A diferencia de la psicoterapia, estas técnicas permiten el acceso al inconsciente de una manera más rápida. También suelen ser mucho más vivenciales y no tan verbales. La persona hace un trabajo interno y se relaciona con material de su inconsciente —recuerdos, emociones— y no es necesario que el psicoterapeuta esté permanentemente tirando del hilo o verbalmente intentando ayudar a la persona para que este material aflore. Es un proceso más espontáneo, más orgánico.

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¿Cómo debe uno prepararse antes de una terapia de este tipo?

Hay que subrayar que estas técnicas con psicodélicos no se basan simplemente en suministrar una sustancia a una persona. Esta debe ser acompañada por un psicoterapeuta que establezca una buena alianza con el paciente, le dé la información sobre la sustancia, y establezca adecuadamente el set, el setting y los procesos de integración de las experiencias que se tendrán durante la sesión.

¿A qué se refiere con estos últimos tres elementos?

El set establece la personalidad del paciente: antecedentes familiares, biografía, cómo está psicológicamente en la actualidad. El setting es el contexto en el que transcurre la sesión: quién da la sustancia, si es grupal o individual, si el lugar es tranquilo, si es en la ciudad o en el campo. Las expectativas del que lleva la sesión, del que recibe la sustancia. Finalmente, la integración, que puede durar entre cinco y diez sesiones, es el objetivo final del proceso: que la persona pueda aprovechar el material que ha emergido del inconsciente, relacionándolo con su vida cotidiana, con lo que le está pasando, con lo que la ha llevado a la psicoterapia. Ahora, eso no significa que gracias a un psicodélico alguien se va a curar de sus problemas psicológicos. En realidad, la psicoterapia es el fundamento.

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Antes de la sesión con psicodélicos, ¿puede la psicoterapia preparar el terreno para que emerjan los elementos deseados?

Claro, la intención es que la persona ya vaya preparada y que tenga localizados los temas en los que quiere trabajar.

Yo creo que mucha gente, sin saberlo, busca en el consumo recreativo de sustancias psicoactivas una manera de sanar…

Pero es importante el acompañamiento, incluso con sustancias como la ayahuasca (yagé). Mucha gente cree que va a tomar yagé con un chamán y llega a la casa y ya se resolvieron todos sus problemas y se van a sanar todas sus neurosis. En realidad, más allá de la sustancia, es importante ir bien preparado a la toma, saber exactamente lo que uno va a tomar, tener conocimiento sobre lo que se puede sentir y las experiencias que se pueden producir. Igualmente, hay que tener una buena integración con un psicoterapeuta formado en estas sustancias.

¿Qué puede pasar si la experiencia no sale bien?

Es importante siempre buscar una forma de integración, para poner en su sitio cualquier experiencia que una persona pueda tener dentro de estos estados ampliados de conciencia. Y no sólo tiene que ser psicoterapéutica, también puede hacerse a través de pintura o de formas artísticas.

¿Qué es lo peor que puede pasar?

Yo soy poco alarmista en ese sentido, pero sí que soy realista. Puede pasar lo que llaman coloquialmente un "mal viaje", en el que a la persona se le abran puertas o tenga experiencias para las que no está preparado, o de repente reviva con todo tipo de detalles un trauma de la infancia que no recordaba, y que luego tendrá que enfrentar cuando vuelva a casa. O entra en un estado de mucho miedo y ansiedad durante la sesión, que luego permanece en el tiempo. Siempre es muy importante ser prudentes y saber sobre todo en manos de quién se pone uno.

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¿Qué hacer en casos de mal viaje?

Una experiencia difícil o negativa durante una de estas sesiones muchas veces empuja, o incluso obliga a buscar ayuda. Eso es positivo. A veces se suele decir que un mal viaje es el mejor viaje, pues te enfrenta con tu zonas oscuras y difíciles, y te obliga a parar, a reflexionar y, en ocasiones, a pedir ayuda para poder realmente integrar esa experiencia.


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¿Qué tipo de padecimiento o trastornos resultan más propensos a este tipo de terapia?

Hay muchas investigaciones en curso sobre la relación entre el MDMA y el estrés postraumático. Hay todo un cuadro asintomático que hace que las personas que sufren de este tipo de trastorno —traumas relacionados con la guerra, la agresión sexual, la violencia— tengan muchas dificultades para vivir la vida cotidiana. En psicoterapia les cuesta mucho avanzar, porque se les dificulta contactar, emocionalmente, con el recuerdo del trauma vivido. Lo niegan y lo reprimen. Además, son personas muy desconfiadas, les cuesta hablar de lo que les ha sucedido.

¿Y qué efectos tiene el MDMA en ese caso?

El MDMA es un empatógeno, produce empatía hacia los demás. Y no sólo con los otros sino con el propio mundo emocional. Con lo cual, tomar MDMA en un contexto de psicoterapia para estrés postraumático puede facilitar el contacto con esas emociones reprimidas y ayudar a generar confianza con el terapeuta.

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Y las otras sustancias.. ¿qué resultados se han obtenido hasta ahora?

Con la psilocibina se está trabajando con adicciones, en especial a tabaco y al alcohol.

¿Cómo ve el panorama hacia el futuro?

Nos encontramos en un momento crítico en el sentido de que los estudios preliminares han sido publicados con resultados positivos y ahora tanto en Estados Unidos como en Europa parece ser que va a haber más apertura para realizar un mayor número de estudios en un mayor número de países.

Pareciera que después de medios siglo de prohibición, los psicodélicos volvieran gradualmente a encontrar un lugar legítimo en un sector de la sociedad donde este tema es tabú…

Sí, de hecho ya hay programas de formación en psicoterapia psicodélica. De momento, en Estados Unidos. Pero igualmente se realizarán en Europa y en Latinoamérica en los próximos años. Se prevé que de aquí a 10 años habrá 200 psicoterapeutas formados en ese tipo de psicoterapia para trabajar tanto como MDMA como con psilocibina en contextos de psicoterapia. Es muy posible que de aquí a 10 años estemos teniendo una conversación muy diferente respecto a este tipo de psicoterapia con mucha más apertura, con muchos más datos, con muchas más personas trabajando e investigando con este tipo de sustancias y con mucho más optimismo y más solidez en el discurso que podamos transmitir en cuanto a su validez.