FYI.

This story is over 5 years old.

Fotos

Encontrando la belleza y la verdad en India

Hablamos con la fotógrafa documental Emily Garthwaite sobre de viajar a lo largo y ancho de la India y capturar las historias y la gente del país.

Este artículo fue publicado originalmente en i-D, nuestra plataforma de moda.

Emily Garthwaite, una fotógrafa documental y activista de derechos humanos que lleva 22 años en eso, se cargó las cenizas de su abuela en la mochila cuando viajó a India. El plan era esparcirlas en Assam, donde tiene antecedentes familiares pero, debido a protestas que tuvieron lugar en la ciudad, resultó en otra parte de India de la que se enamoró: Varanasi. Los últimos 10 meses ha estado viajando a lo largo y ancho del país, desde Bihar en el este hasta Uttar Pradesh en el norte, documentando los lugares y las caras que ha conocido en el camino, hasta esparcir finalmente las cenizas de su abuela en Varanasi.

Publicidad

Emily actualmente está haciendo su maestría en Fotoperiodismo y Fotografía Documental en Westminster, y fue nominada recientemente para The National Wildlife Photographer of the Year (El fotógrafo de vida salvaje nacional del año), por una imagen que capturó de un elefante encadenado y angustiado, en Varanasi. Nos encontramos con la fotógrafa para hablar acerca sobre su trabajo, Instagram y la importancia de ser honesto.

Cuando tomas fotografías, ¿cuál es el proceso por el que pasas?

Yo camino y camino y camino. Definitivamente no sigo la regla de las horas doradas. A veces veo la foto antes de haberla tomado. Ahí es cuando sabes que tienes una gran imagen, especialmente en India, donde puedes voltear en una esquina y encontrarte en un lugar que parece ser un set de filmación, como si todo hubiera sido puesto para ti y bañado en una luz dorada fluida.

¿Tú estableces una relación con la gente que fotografías?

Casi con todos. A mucha gente no la fotografío sino hasta que me siento cómoda para preguntarles si puedo hacerlo. Ya que a veces siento como si solo los estuviera usando. A veces se me olvida fotografiarlos. Me pierdo tanto en el tiempo que paso con ellos que luego me pierdo el momento de tomar la foto.

¿Te pareció que siendo occidental era más difícil para ti tomar las fotos?

No, siempre estaba en un lugar mucho tiempo y ya luego no importaba. La gente no me trataba como turista. Si hacía algo malo, como empujar accidentalmente a una de las vacas (son santas y no se pueden tocar), todos en la calle me decían como, "Emily Garthwaite, niña traviesa".

Publicidad

¿Con qué tipo de equipo viajas?

Siendo mujer con una cámara muy sencilla y kit sencillo, no te preciben como una amenaza de ninguna manera. Tenía un lente Prime sin zoom, que significaba que siempre tenía que acercarme mucho a la persona que estaba fotografiando. Simplemente no podía esconderme al otro lado de la calle y hacer zoom.

¿En algún momento utilizaste tu teléfono para tomar fotos?

Todos los días uso mi celular. Me aseguré de publicar tal vez tres fotos al día en mi Instagram, no sé qué haría sin él, es muy sagrado para mí, como un diario. Sé que cualquiera puede verlo, pero siento que es un espacio propio. Tomar fotos rápidas con el celular, a veces termina siendo mejor, porque todo se trata de capturar esa imagen instantánea. Definitivamente tuve momentos reales de crisis cuando las fotos en mi Instagram eran mejores que lo que había hecho con mi cámara. Creo que eso es genial, en cierto modo, no se trata necesariamente de los equipos, se trata de capturar el momento.

¿De qué se trata el hashtag #boysoftheburningghat (niños del Ghat que arde) en tu Instagram?

Es una serie sobre 20 niños, que están entre los 10 y casi los 30 años. Algunos de ellos tienen familias, otros no. Algunos de ellos tienen trabajos no muy legales. Con ellos pasé una gran cantidad de tiempo, y los occidentales que me veían me decían que era como Wendy, la de Peter Pan, y que ellos eran los niños perdidos. La razón por la que estaba tan fascinada con ellos y por qué empecé Boys of the Burning Ghat, fue porque los estaba documentando en este momento muy específico de su crecimiento, en este lugar que se siente como que nunca va a cambiar. Esas conexiones se volvieron extraordinarias, e intensas, y desesperadas y deprimentes, y se volvió el momento más difícil de mi vida, porque tuve que aprender la lección más grande, que es que puedes salvar a nadie. Yo quería desesperadamente que todos los chicos se conviertan en mini yoguis o que consiguieran trabajo, y que todo fuera maravilloso, porque creía tanto en ellos. Pero no podía cambiarlos. No importaba lo que hiciera, siempre iba a ser igual.

Publicidad

¿Fue difícil darte cuenta que aunque se puedes crear consciencia, no puedes ayudar realmente a todo el mundo?

El problema principal para mí era causar impacto. Lo que menos quieres es causar mucho impacto, porque luego te vas. Definitivamente creé problemas con algunas personas. Por ejemplo, la gente que me confesó que era gay, y que comenzó a aceptar su sexualidad con mi apoyo. Luego me fui, y ellos terminaron con miedo, sin nadie con quien hablar del tema. Esa es una responsabilidad que mantengo a través de Skype. Hay muchos chicos que llamo regularmente.

¿Crees que eres una artista o una reportera gráfica?

Hay gente que me ha dicho "tú eres fotoperiodista, no artista". La fotografía no es arte y el arte no es fotografía. He tenido un montón de reglas y regulaciones por parte de una generación más antigua de fotógrafos. Pero definitivamente creo que es un campo mucho más abierto. No hay una manera correcta o incorrecta de hacerlo. Al final del día, igual estás contando una historia. El único problema con ser fotoperiodista es que no puedes serlo si eres mentiroso. Esa es la única cosa que creo que tengo que tener clara: ¿estoy siendo fiel a la situación? Porque puedes tomar tres fotos de alguien y luego ir por la vida escogiendo siempre la que se ve más conmovedora, pero yo he fotografiado a mucha gente en tiempos de crisis que tienen alegría en su rostro. Estás distorsionando la verdad de alguna manera si optas por hacer una imagen positiva de algo deprimente. Es decir, ¿estoy diciendo la verdad? Es un dilema moral interesante. Vivimos en una época en la que hay mucha pornomiseria, en la que nos saturan de imágenes de niños hambrientos, pero en este momento estoy trabajando con una organización que está haciendo algo al respecto, porque además es importante documentar estas historias para que no e pierdan. Se trata de cómo lo haces cuando lo haces. Tienes que producir algo hermoso de la situación. Por eso creo que la fotografía es la forma ideal de hacerlo.