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Salud

Todo lo que aprendimos del primer trasplante de pene en Estados Unidos

Estos son los datos según los cirujanos
Imagen: Flickr

Este artículo se publicó originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud.

En mayo del año pasado, un sobreviviente de cáncer de 64 años se sometió a un procedimiento para recuperar su vida. A Thomas Manning, residente de Massachusetts, le quitaron la mayor parte de su pene después de que los médicos le diagnosticaron cáncer de pene. Por eso, la noticia de que recibiría el primer trasplante de pene de un donante fallecido en Estados Unidos lo hizo muy feliz. "Quiero volver a ser quien era", le dijo Manning al New York Times poco después del procedimiento.

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El equipo de 30 médicos y personal de apoyo que intervinieron a Manning esperan que sea el primero de muchos pacientes en recibir un trasplante de pene. El procedimiento no es necesario para que los pacientes sobrevivan, pero puede tener un enorme impacto psicológico y físico en los hombres que perdieron una parte (o todas) de sus genitales en incidentes traumáticos o en alguna batalla, en el caso de los veteranos. Ahora, un año después del primer procedimiento, los doctores de Manning tienen una mejor percepción de las necesidades específicas de los pacientes con trasplante de pene y la manera en que estos procedimientos se verán en el futuro. Un miembro del equipo presentó sus descubrimientos en la American Transplantation Conference, , que se celebró en mayo en Chicago, y hace poco publicó un artículo en la revista Annals of Surgery.


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El éxito de los procedimientos como el de Manning le ha demostrado a los cirujanos que pueden realizar trasplantes complejos, como los de caras, brazos y manos, que implican el injerto de múltiples estructuras complejas como nervios delicados y vasos sanguíneos, piel, músculos y a veces huesos para que trabajen conjuntamente con los tejidos existentes del donante. Ahora sus preocupaciones están cambiando de lo abstracto (¿lo podemos hacer?) a lo concreto y logístico (¿cómo lo hacemos?). "En este momento los debates no se tratan de si lo podemos hacer o no, sino de cuáles son los problemas técnicos, quiénes son los pacientes apropiados y cómo pagar [por los procedimientos]", dice Dicken Ko, profesor asociado de cirugía/urología en la Escuela de Medicina de Harvard y uno de los cirujanos líderes en el equipo que ha estado tratando a Manning.

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Ko y su colaborador Curtis Cetrulo Jr. están trabajando en cómo preparar el sistema inmunológico del paciente de manera que haya menos riesgo de rechazo sin necesidad de tomar medicamentos inmunosupresores constantemente, como hoy en día se necesitan para cualquier persona que reciba un trasplante: una técnica llamada inducción de tolerancia inmunológica podría utilizar las células madre para reeducar de manera eficaz al sistema inmune del paciente para que reconozca el órgano trasplantado como propio (en lugar de como un cuerpo extraño al que hay que atacar, es decir, para que no lo rechace) y también permitiría que estos procedimientos se realicen en soldados heridos que sean jóvenes y saludables y en niños sin la necesidad y el peligro de tomar medicamentos inmunosupresores, dice Ko.

Otro reto es aceptar a los pacientes adecuados para recibir el trasplante. Muchas personas se han puesto en contacto con Ko y el equipo de Cetrulo tanto antes como después del procedimiento de Manning con la esperanza de recibir un trasplante, pero la intervención no es apta para todos –algunas personas califican más para la cirugía reconstructiva (que implica la reconstrucción de partes del cuerpo con tejido tomado de otra parte del cuerpo de la persona), o tal vez necesite del apoyo médico, quirúrgico, y social en vez de un trasplante. "Tienen que ser pérdidas devastadoras, y las personas deben ser compatibles, entender el procedimiento al que se van a enfrentar, y estar lo suficientemente sanos como para entender los pros y los contras [de ese procedimiento]", dice Ko. Debido a que cada lesión es única y puede tener diferentes efectos físicos y psicológicos, un equipo multidisciplinario evalúa a cada paciente para saber si es candidato.

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Los médicos aún están tratando de descubrir las características que hacen que un paciente sea un candidato ideal. Según un artículo de 2010, los pacientes que reciben trasplantes de pene tienen que considerar si los beneficios (ser capaz de hacer pipí mientras están de pie, por ejemplo, o la reaparición de la función sexual) superan los riesgos (la posibilidad de contraer una infección o de que el trasplante sea rechazado, una recuperación larga y dolor físico). Otros expertos han detallado el impacto emocional de un trasplante de pene, que aborda cuestiones de imagen corporal como querer sentirse completo o masculino.

Uno de los posibles factores de complicación es: la sobreexposición de los medios de comunicación. Ko estima que el año pasado más de 50 medios de comunicación en todo el mundo publicaron historias sobre el procedimiento. Eso ha llevado a que más candidatos se pongan en contacto con el equipo. Ko piensa que gran parte de esa cobertura ha sido "extraordinariamente apropiada y profesional", sobre todo porque el tema es muy delicado -el equipo quirúrgico y el propio Manning estaban preparados para eso, y ciertamente están listos para la cobertura de futuros procedimientos- pero quiere estar seguro de que eso le está ayudando a los cirujanos a trabajar en sus objetivos de ayudar a los pacientes. "Tenemos que tener cuidado con la percepción del público sobre el trasplante de un órgano sexual… creo que la gente se preocupa por el sensacionalismo sobre el tema", dice Ko, y agrega que la gente cree que dar y reemplazar un pene de una persona a otra es "bastante interesante… y que definitivamente es controversial. Queremos hacer que el progreso científico avance y que las cosas se hagan de una manera adecuada".
En cuanto a Manning, el artículo de la revista señala que la autoestima del paciente ha mejorado, es capaz de orinar de pie, y tiene cierta función eréctil. Ko no puede comentar más sobre su estatus.

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Por supuesto, hay que tomar en cuenta que un sólo procedimiento no les puede enseñar todo a los cirujanos, sobre todo cuando el procedimiento en sí es tan complejo y la naturaleza de las lesiones puede ser muy variadas. "Cada hombre con una lesión devastadora, ya sea un accidente de coche, quemaduras, trauma o cáncer como nuestro paciente, tiene un defecto diferente", dice Ko. "Hacer un [trasplante] no significa que el siguiente va a ser más fácil o más sencillo porque sólo hemos hecho uno. Es un proceso de aprendizaje".


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Manning probablemente no será el último estadounidense en recibir un trasplante de pene. Ko y sus colaboradores han estado evaluando a los candidatos potenciales que se les han presentado, pero aún no tienen fecha para realizar otro trasplante. "Estamos esperando las circunstancias apropiadas para avanzar", dice. También están estudiando los datos a largo plazo de Manning para determinar qué pueden hacer mejor la próxima vez. "Este campo tiene tanto ímpetu y tantos colaboradores brillantes que queremos mantenerlo en marcha y seguir ayudando a los pacientes".