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Música

Mira el más absurdo video promocional para un club de los 80s

Este es tal vez el único club en Europa en el que encontrarás cocodrilos y cocina francesa.
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Este artículo se publicó originalmente en THUMP Reino Unido.

Halifax es uno de esos pueblos olvidados creados de arriba a abajo a lo largo de todo Gran Bretaña, destinado a muy poco. Como Nantwick, Nuneaton y Newark, Ramsgate, Royston y Runcorn. Estos son los espacios suburbanos desteñidos, saturados con tabernas permanentemente cerradas, los lugares donde abundan las oportunidades perdidas y los mismos arrepentimientos. Pueblos en los que crecimos la mayoría de nosotros, los mismos a los que muchos regresan a morir. Pero Halifax—escondido en el Oeste de Yorkshire, entre Bradford y Huddersfield—no fue siempre así. Halifax solía ser el hogar de algo muy especial.

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No. no me refiero a la fábrica que hizo la calle Rolos y Quality, ni tampoco a una de las fábricas textiles más grandes que se hayan visto en el mundo. Ni siquiera nos referimos al anuncio pilar de Howard Brown a la vuelta del milenio. De lo que estoy hablando hoy es de un club que ya no existe. Ese club—Dios bendiga su pegajosa alma sin descanso—fue el Coliseum. Construido en un antiguo cine—ahora es un edificio protegido—el Coliseum fue (probablemente) el sitio premium para salir de noche de Calderdale. Aunque, yo nunca estuve en el Coliseum. De hecho, nunca he ido a Halifax. Sin embargo, gracias a las maravillas del internet, estoy seguro de señalar lo siguiente: el Coliseum de Halifax parece haber sido el más grandioso club que nuestra grisácea y siniestra nación haya visto.

Si no me crees—y a estas alturas, no hay nada de malo en que tengas sospechas sobre mi espuria afirmación—entonces te recomiendo ampliamente que te prepares una taza de te y apartes ocho minutos para mirar el siguiente video. El Video Corporativo del Coliseum de Halifax es más que un video corporativo dirigido a dueños de negocios para crear el lugar perfecto para lanzar un producto. Quizá sea la herramienta promocional más grande creada por cualquiera en lo que respecta a clubes nocturnos. Sí, lector, sólo mira y aprende.

Cada segundo del filme, cada maldito cuadro es mejor que el anterior. He pasado horas de mi vida bañándome en su glorioso brillo. Claro, pude haberme puesto a leer un libro o aprender jardinería, o hacer literalmente cualquier otra cosa mejor en el mundo que sentarme a mirar un promocional con décadas de antigüedad dirigido a inversionistas corporativos, para un club que ya no existe en un pueblo en el cual nunca he puesto un pie, pero así soy yo, esta es la vida que escogí y no me arrepiento de ningún segundo de ella.

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Antes de entrar exactamente a lo que sea que hacía al Coliseum lucir como un palacio del placer que normalmente asociarías más con Las Vegas que con Mytholmroyd, haré una nota sobre el absurdo dúo dinámico de Deith y Marks, un par de profesionales que merecían ser tan grandes como Peter Stringfellox, pero tristemente sólo viven en la devastadora distancia de un recuerdo. La interacción entre los dos—Deith, el rostro con traje gris gestor de la mediocridad y Marks el pomposo hombre del mundo del espectáculo que gusta de satisfacer a la gente—no es menos que sorprendente. Uno simplemente puede comenzar a imaginar las noches salvajes que ocurrían en el cubículo con follaje de Deith, presumiblemente localizado en el centro de comando de la torre del Coliseum, ambos empapados de champaña, gritando "SOMOS DIOSES, NO HOMBRES" el uno al otro hasta que el sol anuncia otro día perfecto en Halifax, emperadores con su reino conquistado a sus pies.

Ningún club decente puede depender solamente del desenfrenado carisma de dos maravillosos hombres de negocios, empeñados en patear la escena club por el culo. Lo que el Coliseum ofrecía a sus socios y apostadores regulares por igual es algo nunca antes visto en ningún otro complejo de entretenimiento en North West—¡o más allá!

El Coliseum es más que un club: es un maldito parque temático para adultos que gustan de la buena comida, un coctel ocasional, y de un obsesionado saxofonista soplando su solitario camino por los perímetros del espacio. De hecho, la buena comida en oferta parece ser uno de lo más grandes orgullos de Deith. Y es comprensible, dado que el Coliseum ofrece una variedad de opciones de finas cenas para el bailarín exigente. ¿Imaginas un elegante rollo de salchichas y unos cubos de piña? Dirígete al mercado interior donde tienen un buffet para entre 20 y 800 personas hambrientas. ¿Requieres algo más substancial? ¿Por qué no tomas un asiento en Panache? El restaurante con estilo francés que Deith asegura, tiene "un servicio de plata en menú a la carta", el cual ofrece, "la mejor cocina con 40 tapas". Sin embargo, quizá tu última ocasión en Panache no fue tan grande y quieres algo más picante. Si ese es el caso, entonces definitivamente quieres llenar tu glotonería con la rica cocina en oferta en Jambalaya Joes, un agradable lugar que ofrece lo mejor en "platillos estadounidenses-italianos-mexicanos", todos ellos de forma "rápida y eficiente", y si la velocidad y eficiencia no son los parámetros con los que calificas la calidad de un restaurante dentro de un club nocturno, entonces, que tonto eres.

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Toda esa comida sorprendente te pondrá sediento, ¿o no? Afortunadamente, los creativos del Coliseum no han olvidado la razón predominante por la cual la gente va a un club nocturno, que es emborracharse. Hay diversas barras en el inmenso lugar, así que todos pueden servirse. Al final de la calle Main—la vía publica imaginaria que divide en dos el club—puedes ir por uno o quince cocteles en el bar All That Jazz, seguido por un tarro dentro del Pat O'Briens, el sitio con temática de Nueva Orleans donde encontrarás "a un cocodrilo colgando del techo", justo como en un local cualquiera de Nueva Orleans, donde los cocodrilos colgantes son parte de la decoración. ¿Te sigues sintiendo ardiente y molesto y el sudor recorre tu espalda como una cascada? Entonces, mi amigo, probablemente quieras sentarte con Chris y Peter en la área VIP con aire acondicionado.

Volveremos al entretenimiento próximamente, pero antes, necesitamos pensar rápidamente sobre el elemento corporativo del video, que es justo donde recae el interés de Deith. Además de señalar que el Coliseum está "sólo a cinco minutos por el camino de la M62", también hay un sentimiento real de orgullo en su voz donde señala que él y el resto del equipo tienen una "fantástica relación con los hoteles locales, de cuatro, tres y dos estrellas"—información esencial para cualquier CEO en busca de un descanso después de un largo día comiendo, bebiendo y de fiesta en el Halifax.

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Y uno sólo puede imaginar que después de todo eso, necesitarás un lugar para descansar. Especialmente después de que hayas experimentado la sensación única descrita por Deith como, "el drama de las cortinas electrónicas levantándose hacía el techo para revelar un producto". Esto sólo puede pasar en Halifax

Se levanta la cortina…

¡Y ahí está! Que hermoso espécimen tenemos ahí… sólo en el Coliseum, ¡Halifax!

A este punto, haremos bien al recordar que por más corporativo que fuera el Coliseum, muy en el fondo era para asistentes regulares como tú o como yo, en busca de un lugar para bailar toda la noche Aquí es donde Peter Marks brilla. La sección final del video se enfoca primeramente en lo que este hombre tiene por ofrecer. Si hay algo que Peter Marks ama son las luces y los rayos láser.

Es un emocionante segmento en donde vemos a Marks atrapado por la gran cantidad de tecnología a su disposición—encarcelado por la cantidad de luces y rayos láser que le han traído tanta alegría a lo largo de los años—mientras un remix disco del tema "Also Spach Zarathustra" de Richard Strauss suena con la ferocidad de un ritmo gabber a su más poderosa potencia, y comenzamos a entender la cruda apelación del Coliseum: imagina perder la cordura mientras Marks juguetea a la distancia con su sorprendente espectáculo de luces. A la mierda fabric, a la mierda Berghain, a la mierda Oceana. Esto es la verdadera grandeza.

Algo que, afortunadamente, no se explica, es el extraño bailarín con cara de caucho que aparece en el escenario durante el final, pisando con energía mientras suena el disco de Glenn Miller. El hombre enmascarado es una de las cosas más horrificas alguna vez capturadas en cinta y me ha dado noches de insomnio desde que lo presencié por primera ocasión. Lo llamo "eso" porque me rehusó a creer que debajo de eso hay algo humano. Gracias al cielo por la baja resolución de esta transferencia de cinta a digital.

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Esta oda al Coliseum termina con una lastimera moda. "Nada muestra nuestro verdadero potencial como el que lo veas por ti mismo. Estoy disponible en horas normales de oficina", comenta Deith. "Y Peter Marks está disponible la mayoría de las noches. Danos una llamada al 0422 42962".

Llamé al número. No hubo respuesta. Ya no existe el Coliseum. Pero está esto. Siempre estará este video.

Y el video es importante porque es prueba de que el club realmente tenía la capacidad de sorprender genuinamente. Este era un complejo para el entretenimiento diseñado para discernir a los adultos que gustaban de bailar disco. Allá en los pasillos—"a 35 millas de Manchester y sólo a 25 millas de Leeds"—existió algo mágico. El video es testamento de ello. Atesorarlo.

Josh está en Twitter.

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