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Sexo

Por qué la gente está peleando para que se reconozca el poliamor como orientación sexual

El debate global sobre si el poliamor es algo que somos o algo que hacemos desafía nuestras ideas sobre identidad, derechos y sus límites legales.

Postal hecha a mano de 1910. Foto vía: Wikimedia user Infrogmation

Melissa Marie Legge siempre supo que era diferente. Simplemente lo sentía; aun antes de que supiera cómo hablar de eso. "De donde sea que esta parte de mí venga, siempre ha estado ahí. Incluso antes de que encontrara las palabras para describirla o explicarla", dice. "Las relaciones consensuales no monógamas me permiten involucrar a la gente en mi vida en mis propios términos y negociar las relaciones individualmente, en su contexto, sin tener que seguir un libreto social. Esto es algo que valoro mucho; es una gran parte de mi identidad sexual".

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Así es como Marie Legge describe el ser poliamorosa y la palabra precisa que usa es "identidad". Aunque comúnmente se piensa la orientación sexual en términos del género por el cual nos sentimos atraídos, algunas personas de la comunidad no monógama ––en otras palabras, aquellos que tienen múltiples relaciones simultáneamente–– dicen que esta práctica debería ser considerada una "orientación de relación", y reconocida de la misma manera que la orientación sexual o de género. En otras palabras, ellos buscan la misma aceptación social y las protecciones legales que se les han comenzado a dar a los gays, a las lesbianas y a los transexuales.

"Mis clientes que tienen relaciones no monógamas consensuales me dicen casi siempre que así es como se han sentido toda su vida", dice el profesor Markie Twist, coordinador del programa de terapia sexual de la Universidad de Wisconsin-Stout y terapeuta de familia."Cuando eran niños, se sentían así. Fue cuando crecieron que les dijeron que no les podía gustar más de una persona al mismo tiempo".

No todo el mundo está de acuerdo con que se debe reconocer el poliamor como orientación. En 2012, el columnista de sexo Dan Savage declaró que el poliamor "no es una orientación sexual. No es algo que eres, sino algo que haces". Su comentario desató, en sus propias palabras, una "tormenta de mierda". En 2013, una mujer australiana fue despedida de una organización católica de servicios sociales, después de que su nombre fuera encontrado en una lista de consejeros que apoyan el poliamor en una página para las personas que lo practican. Ella demandó, argumentando que fue despedida por ser poliamorosa, pero una juez rechazó su reclamo, afirmando que tener múltiples parejas no está clasificado como una orientación sexual.

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Los argumentos sobre el estatus de las personas poliamorosas como orientación son más pragmáticos que filosóficos. En su blog de poliamor, Anita Wagner escribió en respuesta a Savage, que al reconocer la poligamia como tal, las personas que no son monógamas pueden adquirir un sentido de identidad que "se convierta en la piedra angular sobre la cual podamos construir una vida que se resista a los desafíos culturales que a veces encontramos". Y la pelea por ese reconocimiento tiene consecuencias prácticas: como escribió Sarah Taub, de Network for a New Culture, la razón por la que las personas poliamorosas quieren ese reconocimiento es "política y está asociada a la lucha por sus derechos y libertades".

Ann Tweedy, una abogada que se ha dedicado a investigar el poliamor en relación con la ley, argumentó en 2010 en un artículo publicado en la revista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Cincinnati, que si la sociedad aceptara la no monogamia como orientación, las implicaciones legales podrían ser significativas. En algunos estados de Estados Unidos, como Alabama y Florida, el poliamor es criminalizado a través de leyes contra el adulterio y la bigamia. En otros estados, como Connecticut, las leyes restringen por zonas la cantidad de personas que pueden vivir juntas sin estar casadas. Estas leyes han sido usadas contra las familias poliamorosas. En Estados Unidos no existe ningún recurso legal para alguien que, como la consejera australiana, sea despedido por no ser monógamo. A muchas personas poliamorosas les gustaría tener el derecho de casarse con más de una persona y obtener protección legal contra la persecución.

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Pero dejando a un lado el tema legal, ¿existe algún caso científico que permita afirmar que el poliamor es un estado del ser, en lugar de un estilo de vida? Sari van Anders, quien lidera el laboratorio de neuroendocrinología de la Universidad de Míchigan, dice que hay un amplio cuerpo de investigación que indica que nuestras preferencias en las relaciones pueden estar vinculadas con distintos estados biológicos, que se pueden medir. Por ejemplo, tanto los hombres como las mujeres no monógamos muestran niveles de testosterona más altos. Sin embrago, según dice, esta correlación no nos indica nada sobre su causalidad; no tenemos ni idea hasta qué punto niveles de testosterona más altos conducen a, o son resultado de, un comportamiento polígamo.

No todas las personas no monógamas están de acuerdo con que clasificar la práctica como una orientación ayude a la comunidad. "Dentro de las comunidades poliamorosas las opiniones están divididas", dice Chrisian Klasse, profesor de sociología en la Universidad Metropolitana de Mánchester, en Inglaterra. "Muchos se sienten atraídos a la idea del poliamor porque no proporciona modos de vida fijos" o un "libreto rígido" para concebir la identidad sexual. Klasse piensa que "el lenguaje de la orientación sexual acaba con el potencial que tiene el poliamor y confunde nuestras ideas sobre género, atracción sexual y amor".

El movimiento que está a favor del reconocimiento también adopta el lenguaje de la liberación LGBTI, y no todos están de acuerdo con eso dentro de la comunidad. Temen que expandir la noción de orientación debilite el poder de los reclamos de la identidad LGBTI. Si los poliamorosos ganan reconocimiento como una orientación distinta, las personas con otro tipo de preferencias sexuales, desde cosplayershasta los que tienen fetiches con los zapatos, van a querer hacer lo mismo, lo que puede darles a los conservadores una excusa para cuestionar la validez de las protecciones a la orientación sexual. A Tweedy, por su parte, le preocupa que las actitudes negativas hacia el poliamor perjudiquen otras orientaciones minoritarias, tales como la homosexualidad.

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Incluso dentro de la comunidad LGBTI nunca ha existido un consenso sobre la idea de que la orientación sexual sea innata e inmutable. Durante los últimos 20 años, los activistas de los derechos de los gays han adoptado por lo general esta visión "esencialista" y la estrategia ha sido efectiva. La investigación sobre esa idea, sin embargo, todavía está en el aire. La profesora Lisa Diamond, profesora de psicología de la Universidad de Utah, hizo una investigación en la que documenta hasta qué punto la orientación sexual es fluida. El poliamor no ha sido tan estudiado, pero es razonable pensar que la "orientación en la relación" puede ser al menos maleable.

La orientación de la relación tiene un paralelo importante con la orientación sexual: es un continuo. Unas personas están en alguno de sus extremos, pero la mayoría se ubica en algún punto a lo largo del espectro. Cuando la comunidad LGBTI se empiece a sentir segura con su estatus social y legal, podrá darse cuenta de que las ideas sobre la orientación innata —ya sea sobre la sexualidad, el género o la orientación en las relaciones— son menos importantes en su lucha por sus derechos. La victoria real para los poliamorosos, y otros grupos sexuales marginados, podrá darse cuando la sociedad se vuelva más tolerante con las preferencias sexuales, sin importar cuáles sean esas preferencias.