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Cultură

Nuevos clásicos descerebrados

Fuimos al programa de cortos del Festival La Calaca.

Aceptémoslo: el Día de los Muertos es una festividad de fanfarrones. Siempre se celebra entre vivos y —lo que es peor— entre los mismos vivos. Así que en Vice pasamos de la rutina y fuimos a la primera emisión del Festival La Calaca, que se celebró  del 1 al 4 de noviembre en San Miguel de Allende, este lugar del Bajío cuyas calles empedradas te joden los tobillos, pero que de todas formas es muy lindo.

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Aunque el programa abarcó conciertos, microconferencias y actividades al aire libre, entre otras cosas, no dudamos en empezar por el programa de cortometrajes, cuyo tema era ese fenómeno que nos convierte en combustible de gusanos.

Hubo dos en particular que me cautivaron. El primero de ellos fue The Unliven, un corto sueco sobre el tan esperado apocalipsis zombi, dirigido por Hugo Lilja. Además de lograr que muchos viejitos se salieran de la sala, espectáculo que siempre resulta divertido, este corto explora un aspecto pocas veces abordado por este tipo de películas: la reinserción de muertos vivientes a la sociedad por medio de trepanación y drogas. Pero no se emocionen, según esta peli, en el 2037 seguirán existiendo los trabajos forzados y las horas nalga en la oficina, solo que entonces ya ni siquiera podremos pensar en la muerte como liberación, porque muchos de nosotros ya estaremos, eh: bien muertos.

En el 2037 los zombis también serán piezas de arte. Ya quiero ver una beca del Fonca en manos de un hombre cara de moronga.

En medio de un gran trabajo en cuanto a efectos visuales se refiere, este corto muestra la historia de un chico trepanador de cerebros que encuentra a su madre —ya convertida en zombi— lista para ser reparada y explotada de nueva por el infatigable sistema laboral.

Creo que… creo que… creo que mamá se está volviendo, se está volviendo zoooombi…

Puedes ver el corto completo aquí.

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I love Sarah Jane,del director australiano Spencer Susser, es un corto de 2008 que, básicamente, nos da la esperanza de que el amor seguirá existiendo sin importar cuántos cerebros hayamos aplastado en el camino de la supervivencia. También insinúa lo increíblemente hermoso que sería, para una pareja de adolescentes, amarse en un mundo sin padres, bullys ni amigas sicópatas que coleccionan ex novios como amuletos de la suerte.

La ambientación de este cortometraje nos hace ver el apocalipsis zombi como un útero abullonadito al que todos quisiéramos llegar.

Los demás cortos fueron la animación inglesa This Way Up, y los ya clásicos mexicanos Sin sostén y Hasta los huesos, del realizador mexicano René Castillo.

No sean ñoños ni esperen la noche del martes 13 para ver estos cortitos. Si no quieren seguir escuchando mierda como "recuerden que hoy es el primer día del resto de su [miserable] vida" vean ya estos nuevos clásicos descerebrados.

¿Quieres ver qué más hicimos en Día de Muertos?

¡Todos somos el Santos!