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El club de catadores de prepagos en Twitter (parte 1)

Me sumergí en el lado B de Twitter y terminé descubriendo un grupo de hombres que reseña, uno a uno, sus encuentros sexuales con prostitutas.
Ilustración hecha por: Melissa Vásquez.

En teoría todas son putas". Nicolás enfatiza por Whatsapp cuando le pregunto por la diferencia entre escort, acompañante, prostituta, prepago y demás términos con los que uno cataloga a las mujeres que han hecho del sexo su negocio. Nicolás aparece como Andrés en Twitter, o Rolo, el seudónimo con el que lo conocí cuando hablamos por primera vez, quizás en un intento por proteger su identidad a la hora de cotizar y acordar encuentros con mujeres por internet. Encuentros que luego reseña en foros, o en su mismo timeline de Twitter.

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"Están las prostis, que uno encuentra en sitios como El Castillo o Paisas, en el barrio Santafé, en Bogotá", continúa Nicolás; "están las prepagos, que son las que citas por teléfono y ves por Twitter o páginas web, te encuentras con ellas en un motel o residencia, pasan una hora o el tiempo acordado y ya. Y están las acompañantes, que más allá del sexo prestan un servicio de compañía. Vas con ellas a cenar, a un evento o a rumbear. "Claro, después viene el sexo", me aclara Rolo, aunque no siempre. "Depende de las ganas y de la situación. Igual todo siempre es a cambio de dinero".

La primera vez que hablé con Rolo, ya sabía que era un catador de prepagos. Lo mismo pasó con  Camar, Catador Fido$, Catador Escorts Bgta, catadorprepbta y muchos otros que comencé a contactar hace dos meses, luego de descubrir en Twitter lo que parecía ser un gremio dedicado exclusivamente a contratar acompañantes y calificarlas en esta red social. O bueno no lo sabía, lo intuía. A punta de ojo y probando suerte, comencé a dar con ellos en Twitter. Hombres que en vez de una verdadera foto de perfil tienen caricaturas grotescas o un tipo rodeado de muchas mujeres, que incluyen en su seudónimo o en su arroba el diminutivo  prep, la palabra catador, o simplemente  cat, y en la descripción de su perfil se declaran como amantes de la belleza femenina, o de los placeres de la vida.

El descubrimiento de estos twitteros catadores fue mitad fortuito, mitad morboso. Hace un mes, mi siempre pudoroso editor llegó a la redacción de VICE Colombia con dos videos caseros que llegaron a Whatsapp, enviados al parecer por una suerte de burdel —a falta de mejores palabras— que pone a rodar contenidos virales a modo de publicidad. La mujer que protagoniza los videos es bajita, gordita, crespa, oriunda de Barranquilla, y se presenta como Adriana Golosa. Entre jadeos, sexo oral lésbico y nalgadas, Golosa invita a sus potenciales clientes para que vayan a pasarla rico al local que ella misma administra en el sur de Bogotá, mientras nalguea una fila de culos bien aceitados puestos encima de un sofá, a los que llama sus "primas"; los mismos culos que trabajan en el lugar.

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GIF hecho por Daniel Senior.

Sin necesidad de pagar pauta, o siquiera un aviso de tamaño mínimo en las Páginas Amarillas indicando la dirección del burdel, esta familia de prostitutas se puso a la par de las tendencias más vanguardistas (y baratas) de mailing y PR, manejando la publicidad de su local a punta de mensajería instantánea y páginas de internet gratuitas, alegrándole de paso el día a muchos con un minutico de porno criollo grabado con celular, al mejor estilo de Calisex.

Para tristeza de mi editor, Adriana Golosa se negó a que la visitara. "No estoy dando entrevistas por el momento", me dijo tajante, y colgó. Sin embargo, un periodista de la revista erótica cluberos.com.co corrió con más suerte que yo, y consiguió una entrevista con Adriana Golosa, donde le encimaron hasta sexo oral. En medio del jaleo con el periodista, esta madame whatsappera afirmó que no usaba Twitter para hacerse publicidad por su "salud mental".

La respuesta de Golosa me dejó desconcertada, y me llevó a zambullirme de fondo y sin careta dentro de ese lado B de Twitter, sin saber que terminaría encontrándome con el leitmotiv de este artículo. Empecé con lo básico, buscando cuentas de prostitutas por este medio, nada que no supiera ya gracias a mi eterno morbo. Pero esta vez veía las cuentas en busca de una respuesta: ¿por qué una puta que se hace promoción vía sexting viral va a perder la cabeza por usar Twitter? Si yo me dedicara a la prostitución, vería esta red social como la principal herramienta para vender mi producto (ese que, con la crudeza del caso, vendría siendo mi vagina). Una herramienta con poca censura, que reduce el contacto con el cliente hasta el momento del encuentro, y que aumenta la eficiencia, la clientela y la discreción que encontraría en una esquina, parada con una falda diminuta durante toda la noche. En resumidas cuentas, todo lo que una prostituta con espíritu empresarial querría para su trabajo. "Por Twitter las chicas se demoran un minuto poniendo untweet y escogiendo una foto", compara Rolo. "Eso le llega a mil o dos mil personas (entre seguidores y retweets), y de esas mil o dos mil personas, probablemente 10, 15, 20 ó 50 van a querer estar con ella todo el tiempo, progresivamente. La mayoría de mujeres que se dedican a este oficio no muestran su cara por Twitter, así que no se exponen a que las vean en un sitio". A eso le llamaría yo salud mental, en vez de estar atendiendo en un local incrustado en medio de una zona roja, todo el día.

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Si yo me dedicara a la prostitución, vería Twitter como la principal herramienta para vender mi producto (ese que, con la crudeza del caso, vendría siendo mi vagina).

Lo mismo piensan varias mujeres dedicadas a esto, con las que empecé a hablar durante mis escapadas nocturnas virtuales. Recorridos sigilosos donde poco a poco fui recolectando y tipificando cuentas de todo tipo, como quien hace un itinerario reconociendo la zona roja de su ciudad, y empieza a recorrerla cautelosamente, con sombrero gafas y gabardina, recolectando esas tarjeticas que se rotan disimuladamente entre hombres en Chapinero o la Décima, asomándome a los vestíbulos de los chuzos a media luz que huelen a pachulí y semen seco, y saludando a las mujeres con un gesto de cabeza o con la mano, solo que todo esto lo hago desde mi cuarto y con la puerta cerrada, no vaya y sea que mi mamá entre a mi cuarto y piense que ando viendo porno, otra vez.

Cuentas como Paula Scort VIP, Madame Andreíta, Madame Lureyes, Prepagos Colombia, Deseos Escorts, Masajistas Eróticas, Kamila Shurtcut, Monica Desires, SaraLópez_ind y Lolitaprepago son algunas de las cuentas que he ido rastreando y recolectando después de afinar el ojo, como lo hice para percatarme del gremio de los catadores. Si la cuenta tiene metido el prefijo pre, la sigla VIP, o la letra E de escort, es de prepago. Si la cuenta tiene fotos de una o varias jóvenes desnudas que están en poses sugerentes, pero que nunca muestran la cara, o la tienen tapada por algún tipo de decoración sosa, es de prepago. Si la cuenta tiene cientos o miles de seguidores, cientos de retweets y favs en sus fotos y tweets, y postean su teléfono celular a cada tanto, es de prepago. Si la persona que está detrás de la cuenta se la pasa enunciando una constante arrechera, que tiene apartamento propio, precios por hora o invitando a sus seguidores a pasar deli, la cuenta, sí, efectivamente es de prepago.

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Una de las cuentas que rastreé en Twitter.

A muchas les hablé, pocas accedieron a responderme, al menos no sin dinero o sexo lésbico de por medio. No fue este el caso de Catalina Prepago, una pelada de 19 años que me respondió que lleva trabajando en esto desde hace casi un año, y quien el mes pasado tenía una promoción: una hora a 150 mil pesos (normalmente cobra 180), o A00, como quiere que la llame, quien arrancó en noviembre, cobra casi el doble de la promoción de Catalina, y tiene un año más que ella. A pesar de hacerse publicidad en otras páginas como milerótico.com, o mundosexanuncio.com, su red favorita, y la más inmediata, es Twitter. "Allí eres más visible para las demás personas; solamente tienes que poner el término acompañante independiente y en la búsqueda que hacen se filtran las chicas por ese resultado. Dentro de ese resultado probablemente esté yo", me cuenta Catalina, quien lleva más de un año trabajando en esto.

El descubrimiento de estos twitteros catadores fue mitad fortuito, mitad morboso.

Ambas tuvieron un duro inicio con agencias, que, igual que las acompañantes independientes, se promocionan por Twitter. "La gente era un asco, el tipo de la agencia siempre nos quería comer y nos cobraba todo el tiempo: 'págueme ya, ya, ya'", me cuenta A00, que hace poco fue contactada por una agencia mucho mejor, cuyo target son los extranjeros. "Algunas se meten a agencias por buscar protección y por tener más servicios, porque están mucho más consolidadas", me explica Rolo, quien también asegura que para él, como cliente regular, ninguna de las modalidades le representa un beneficio; "quizá en las agencias se cobre un poco más caro por el tema de la comisión, las fotografías que les sacan a las chicas y la seguridad que les ofrecen; aunque he visto muchos casos de chicas que comienzan en agencias y luego se vuelven independientes".

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Una de las agencias que se promocionan por Twitter.

Sin embargo, no en todas las agencias pasa igual, como me cuenta Alejandra Brush, otra madame que, como Adriana Golosa, tiene su séquito de chicas para este negocio. A Alejandra no le gusta la palabra madame, prefiere relacionista pública, porque a la final está haciendo empresa. "El motor más grande que tengo para seguir en el negocio para el entretenimiento de adultos nació al conocer la injusticia que muchas agencias y locales tienen con las acompañantes", me cuenta esta mujer de 28 años, que en algún momento ejerció la prostitución, pero que ahora se dedica a saciar las parafilias de los hombres, con el footjob siendo su especialidad, y uno de sus fetiches favoritos. "Mi meta es culturizar esto, y crear un espacio de trabajo justo y agradable para ellas, donde sean mis chicas las que decidan hasta dónde llegar y no el dueño de la agencia o el cliente".

En resumidas cuentas, las agencias cobran un poco más para que sus chicas tengan buenos clientes y no se topen con un asesino serial. Contrario a lo que uno esperaría, ni Rolo ni Alejandra, ni A00, ni Catalina han tenido experiencias realmente desagradables. Lo peor que le ha llegado a suceder a este catador es que la chica no fuera como la que esperaba; aun así, accedió a pagarle la hora que habían acordado, por su buena actitud. En el caso de las demás, hubo citas falsas, malos olores, y hasta un fisting prostático muy incómodo, nada que a la final atentara contra la vida de ninguno de nuestros personajes.

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Todo lo contado anteriormente ha sido completamente patrocinado y acolitado por Twitter, el medio por el que se hace publicidad, se negocia y se concretan las experiencias. Chicas y agencias que se han pasado del otro lado, el virtual, junto con los usuarios ahí detrás, pegaditos.

Con la mudanza del mercado del sexo a la red del pajarito azul, ha aparecido, además, una figura que antes no existía en las calles: el catador. Armado de valor, dinero y (supongo) criterio, se han convertido en sommeliers, y ahora califican, sistematizan y comparten sus experiencias con las prostitutas.

Una figura que no gusta ni un poco a estas mujeres, como me advierte A00: "he estado como con dos o tres catadores, y ojalá no existieran".

Descubra el mundo de los principales catadores de prepagos en: El club de los catadores de prepagos (parte 2).

Nathalia piensa que, en cierta medida, hay mucho periodismo que es bien prostituto. Síguela en Twitter.