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La desgarradora historia de Shonice, la estrella de YouTube que se come cualquier cosa

Tragándose tasas enteras de sal y bicarbonato en polvo, pedazos de metal, colbón, pasto, aserrín, cera para carro y alcohol etílico, este hombre se volvió famoso en YouTube por comerse lo que sea, con el fin de terminar con el hambre en el mundo.

Las botellas que contienen líquidos para limpiar generalmente tienen una buena cantidad de advertencias pegadas en los recipientes, razón por la cual mucha gente evita consumir el contenido de las mismas. Chris Schewe, o Shoenice, tiene un enfoque un poco diferente. La historia del hombre que se come cualquier cosa con el fin de acabar con el hambre en el mundo empezó a los tres años de edad al comerse tres paquetes de cigarrillos y ser llevado al hospital de inmediato. Durante todo los años de colegio, se puso la meta de desafiar cualquier reto que le pusieran sus compañeros de clase y sus bullies. Tragándose tasas enteras de sal y bicarbonato en polvo, pedazos de metal, colbón, pasto y aserrín, fue la manera que encontró para ganarse su amor. Chris, de joven, era un niño revoltoso con un estómago de hierro que creció con sus hermanos, todos criados por una madre alcohólica, a quien luego encontraría muerta (por un tema relacionado al alcohol) en el piso de la sala.

Como adulto, su habilidad de tragarse todo desde cera para carro hasta aceite de motores lo convirtió a una estrella de YouTube. Después de ver más de cien de sus videos, lo único que quería hacer era ponerme en contacto con él. Pero Shoenice es un spammer maestro en las redes sociales y es difícil encontrarlo entre tanto ruido. Pero cuando una productora de Vice, Erin Lee Carr fue capaz de rastrear a Chris vía correo electrónico, me di cuenta que rápidamente me estaría encontrando con él para el nuevo episodio de My Life Online.

Algunas personas se molestan con la poca etiqueta que muestra Chris en línea. He visto a una gran cantidad de mis amigos y colegas sentir nauseas mientras ven sus videos. Se estremecen y preguntan "¿Qué carajos le pasa a este tipo? ¿no se va a morir? Está loco, algo no está bien".

Para mí, Chris es un héroe. Estoy de acuerdo en que hay algo sospechoso en un tipo que con gusto se traga una botella de alcohol industrial, y al tiempo veo en él un eco de mí mismo a los 14 años. Después de pasar un fin de semana en Lake George, Nueva York, con Shoenice y sus amigos, que le dieron a comer una botella de colbón, y escuchar la historia de su vida, desde una niñez muy dura, pasando por su experiencia sirviéndole comida a soldados veteranos de la Guerra del Golfo, y sus muchos encuentros con la muerte, no terminé de entender a Chris, pero sí me cayó mucho mejor.

Aún no entiendo completamente la mecánica detrás de su campaña para terminar con el hambre en el mundo, pero no creo que él lo entienda tampoco. También hay mucho amor por las hazañas y un aspecto de autopromoción en su representación, pero de pronto difundir el discurso del hambre por YouTube puede generar un cambio. Claro está, asumiendo que sus aventuras comestibles no terminen con él.