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Comida

Ambientalistas demandan a la FDA por aprobar el salmón transgénico

Algunos grupos ambientalistas están preocupados de que el salmón transgénico escape, rebasando a los salmones salvajes en el consumo de recursos o propagando enfermedades.

En noviembre del año pasado todo parecía indicar que el salmón modificado genéticamente, conocido por sus detractores como "Frankenfish", estaba destinado a llenar los platos de comida de todo Estados Unidos. Como era de esperarse, al ser el primer animal transgénico aprobado para su consumo, generó mucha controversia por lo que en febrero la aprobación tuvo que ser detenida. Ahora el salmón transgénico está acorralado y pronto pasará sus días en la corte.

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La compañía detrás del salmón transgénico AquaBounty Technologies, dijo que ha diseñado un salmón que es idéntico al salmón silvestre, pero que puede llegar a la adultez en la mitad del tiempo, lo que requiere de menos alimento y recursos para el desarrollo de este pez. Conforme a su propuesta que fue aprobada por la FDA (Food and Drug Administration por su siglas en inglés), la empresa se propuso en criar los huevos de salmón en la Isla Prince Edward en Canadá, para luego enviarlos vía aérea a una instalación en Panamá donde se esperan que maduren para luego ser vendidos y consumidos. Un grupo de medidas preventivas, tales como filtros dobles y un proceso de esterilización casi perfecto, fueron propuestas para evitar que el salmón escape y se prolifere en estado salvaje.

Sin embargo, diferentes grupos ambientalistas y consumidores consideran que las medidas preventivas no son suficientes. El disgusto aumentó con la aprobación que permite que los salmones genéticamente modificados no tengan que ser etiquetados como productos transgénicos. En medio de tanta presión generada por estos grupos y por las cadenas de supermercados, la FDA detuvo la aprobación por un par de meses luego de la resolución inicial con el propósito de llegar a una solución sobre el etiquetado. En este sentido, una nueva demanda colectiva efectuada contra el caso, tiene como objetivo deshacer todo el proceso de aprobación, alegando que la FDA ignoró las advertencias hechas por la industria pesquera y los expertos en vida silvestre, evadiendo "los efectos ambientales significativos" que podría causar el salmón transgénico.

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Por otro lado, algunos grupos ambientalistas están preocupados de que si el salmón transgénico escapa, cause estragos, rebasando a los salmones salvajes en el consumo de recursos o propagando enfermedades. En efecto, existe una baja posibilidad de que el proceso de esterilización de AquaBounty pueda fallar, lo que permitiría que este salmón se prolifere y se reproduzca con salmones salvajes si terminan en libertad. Si eso sucediera, el salmón transgénico podría terminar entre los salmones salvajes casados, conduciendo potencialmente, a confusión en el etiquetado y las demandas en el mercado.

"He estado en las instalaciones donde se cultivan los huevos. Está a 36 metros de la costa, y eso no es dentro de la superficie", dijo Jaydee Hanson, una analista de políticas del Center for Food Safety, uno de los más de diez grupos que presentaron la demanda colectiva. "La Isla Prince Edward ha sido afectada por huracanes en el pasado, parecidos al huracán Sandy de 2012 por lo que la instalación completa podría ser derribada en el futuro por otra supertormenta".

La demanda sostiene que la FDA ignoró a los científicos expertos de otras agencias federales, quienes "repetidamente citaron y expresaron su preocupación por el análisis limitado, incompleto, insustancial y obsoleto de la FDA sobre las amenazas potenciales ambientales y ecológicas que supone el salmón transgénico".

Mientras todo se resuelve y se mantiene la suspensión, los que temen al Frankenfish pueden respirar un poco más tranquilos.

Este artículo fue publicado originalmente en Munchies, nuestra plataforma dedicada a la comida.