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COLOMBIA

Como publicista, invito a todas las mujeres a que denuncien el acoso en las agencias

OPINIÓN // Escribo esto a raíz de un comercial en el que montársela a una mujer es gracioso. Si Leo Burnett hizo eso, nos fuimos a la mierda.
Ilustración por Adam Waito

Hace una semana, en VICE Colombia, Oriana Castro de forma valiente dio su testimonio sobre el presunto acoso laboral que padeció en una "reconocida" agencia de publicidad, los trastornos en su cuerpo como consecuencia de él y el derribamiento moral que sufrió posteriormente. Ese testimonio me afectó. Como publicista (ahora soy freelance pero antes trabajaba en Rumba Bogotá y Contenidos El Rey) siento algo de temor por saber que cualquier colega —incluyéndome— pueda llegar a sufrir este tipo de acosos en este medio.

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Leí con atención el relato y el sufrimiento que tuvo que cargar en completa soledad. Llegué a pensar que se trataba de alguna agencia de publicidad mediana, pero, vaya sorpresa, me enteré por una nota posterior en El Espectador que se trataba de la grandiosa y vanagloriada Leo Burnett; ese templo creador de campañas al que nosotros, los publicistas, anhelábamos llegar e imaginábamos como un lugar con creativos que trabajan en un entorno que permite el gran desarrollo creativo. A mí me dolió saber que la agencia que tanto admiro —y aún admiro ,por sé que son pocos los malos— estaría permitiendo el bullying y el acoso laboral en sus instalaciones.

¿Pero acaso ese acoso laboral no es normal en Colombia?

No lo digo por decirlo. Es más, no es necesario estar dentro del gremio de la publicidad para decir que eso solo pasa ahí. Sin irme muy lejos, la novela Betty la Fea habla de una mujer acosada laboralmente por su aspecto físico. A tal punto, que su inteligencia sin belleza no funcionó; a Betty le tocó bajarse el bozo y el capul para ser respetada por sus pares, y a la mona peli teñida aguantar las miradas salvajes y los comentarios de doble intención para no perder su trabajo.

Obvio no hay que relacionar belleza con inteligencia. Eso es absurdo. Pero sí hay que ver cómo se mueven los hilos de acoso de forma silenciosa, hay que ver cómo los colombianos lo celebramos gracias al "humor" del que se vale.

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Oriana fue enfática y explicita al decir los padecimientos que sufrió. El IEPP (Instituto Europeo de Psicología Positiva) menciona al estrés como el segundo problema de salud en el trabajo más común a nivel mundial, estimando que, entre el 50% al 60% de las pérdidas de jornadas laborales se deben por esta causa.

Y si hablamos de dinero —para que las empresas le pongan el cuidado que merece— en Colombia las pérdidas anuales por absentismo y estrés laboral ascienden a $63.895.955.200.

La verdad, decidí escribir esta columna luego de ver el comercial de Claro: el del empleado que le lleva el café a la jefa, le sobran mil pesos y él decide tomarle una foto con su cara de mal genio para divulgarla en la empresa. Pensé: "¿esa mierda no es acoso laboral? ¿Qué pasaría con esa mujer luego de ver que se viralizó a costillas de un empleado gracioso?". Ese comercial me hizo recordar la parte del testimonio de Oriana que contaba la premiación de fin de año: premiar a la más bruta, a la más buena, o en el caso del comercial, burlarse de la más brava, y la verdad es una mierda ser puesto en el escarnio público solo por unos cuantos que ven como gracioso el hecho de aprovecharse de la nobleza de otros.

Lo peor del comercial de Claro es pensar que, en tiempos en los que las agencias de publicidad están en el ojo del huracán, sale un comercial de este estilo producido obviamente por una agencia. Si la idea nace de allí, debe ser porque el comportamiento es natural allí: en publicidad se habla de los insights, y éste obviamente apunta al acoso laboral que padece hasta la jefe. Tal vez si esa jefe fuera a Recursos Humanos le pasaría lo mismo que Oriana, recibiría unas risas irónicas, un "deja el visaje", y le dirían que se está quejando de una pendejada.

Y estos son tan solo algunos ejemplos de cómo, enlazando las cosas, se llega a un punto en el que el mobbing (acoso laboral) en Colombia es normal. Desafortunadamente, hay un hilo muy delgado entre humor y acoso que es difícil de ver, pero que muy seguramente los Lukas Calderón (el que supuestamente acosó a Oriana) comenzarán a ver ese hilo como una gran muralla gracias al testimonio de Oriana, que los hará pensar antes de decir algo obsceno y creer que es gracioso.

Espero que las Orianas de todos los trabajos salgan y hablen, aprovechando esta ola mediática — aunque no debería ser así— para subirse y denunciar, y ojalá hablen los hombres, los homosexuales que también y por supuesto pueden verse afectados por este tipo de comportamientos.

Ahora solo espero que la campaña de Claro no sea de Leo Burnett, porque se iría todo a la mierda.