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Cultură

Después de las acusaciones de violación contra James Deen, las compañías de porno debaten sobre el consentimiento

Cuando la actriz porno Stoya acusó públicamente a su exnovio y co-estrella James Deen de violación, las empresas y los profesionales del porno comenzaron a debatir cual es la mejor manera de proteger a los trabajadores sexuales.

Foto por Stefania D'Alessandro vía Getty.

Este artículo fue publicado originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

El mes pasado, después de que la estrella porno Stoya acusara en Twitter a su ex novio y co-estrella James Deen de haberla violado, la industria del porno pareció llegar a un punto de no retorno. Deen, el "Ryan Gosling" del porno, es una estrella famosa que ha hecho de todo, desde escenas hardcore agresivas para kink.com hasta romances tradicionales que llevaron a que varias feministas escribieran textos sobre cómo aprobaban que sus hijas se masturbaran viéndolo a él. Deen es dueño de su propia compañía, James Deen Productions, ha tejido su carrera hasta llegar a películas de Hollywood, y fue glorificado por las mujeres como la estrella porno "feminista" masculina que todos podían adorar públicamente sin ser considerado desagradable. Su apariencia suave, juvenil, le ayudó mucho.

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A raíz de la polémica, los estudios de producción comenzaron a entender que el consenso en el set es un problema grave y complicado que no va a desaparecer sutilmente. Las noticias se extendieron rápidamente después de la acusación de Stoya, y de que otras varias mujeres declararan que Deen había abusado sexualmente de ellas o que las había violado dentro o fuera del set.

Después de eso Deen fue exiliado del gran sitio de BDSM kink.com (en el que era su actor más destacado), la compañía de porno Evil Angel se negó a vender el contenido nuevo de Deen, el sitio web The Frisky canceló su columna de consejos sexuales, y, eventualmente, él mismo renunció a la junta directiva en el Comité de Defensa de Actores para Adultos.

A medida que más mujeres detallaron sus historias de abuso en el set ocasionados por Deen, más empresas tuvieron que tomar medidas. En el Daily Mail, la actriz Nicki Blue afirmó que después de que acusara a Deen de violarla brutalmente en una fiesta de kink.com en uno de los foros del sitio, su publicación fue borrada. En Vocativ, otra actriz, Lily LaBeau, afirmó que Deen ignoró deliberadamente las directrices que habían acordado antes de una escena de BDSM y abusó de ella, golpeándola tan fuerte en la cara que le dislocó la mandíbula. (Otras dos personas en el set ese día confirmaron que las acusaciones eran ciertas).

Mientras que la mitad del público apoyó a las presuntas víctimas de Deen, la otra mitad decidió dirigir su atención a hacerle un escrutinio al mundo de la pornografía. Estas acusaciones parecieron darle a los feministas anti-porno un regalo en bandeja de plata: podrían argumentar que la pornografía es fundamentalmente mala para las mujeres porque, como escribió la feminista anti-porno Robin Morgan, "La pornografía es la teoría; la violación es la práctica".

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La aparente hipocresía de Deen reforzó estas afirmaciones. Aunque Deen sostiene que nunca se llamó a sí mismo "feminista", la estrella, ahora caída en desgracia, apoyó el número suficiente de movimientos públicos de ese tipo para que sus fans femeninas se convencieran de que sí lo era. En mayo de 2015, por ejemplo, James Deen Productions se asoció con Project Consent para incluir el consentimiento en la industria del entretenimiento para adultos. "Inspirados por nuestra entrevista con el actor porno James Deen, queremos llevar el mensaje del consentimiento a más y más empresas", se lee en la declaración de la misión. "Project Consent anima profundamente a otras empresas de porno a unirse a James Deen Productions en la transmisión del mensaje a los espectadores. Al promover el consentimiento, creemos sinceramente que cualquier empresa tiene el potencial de ayudar a terminar la batalla contra la cultura de la violación".

La industria de la pornografía crea un ambiente particularmente difícil para denunciar el abuso sexual. "Los caminos para comprobar las cosas se borran cuando se trata de trabajadores sexuales", dice Conner Habib, un actor porno gay, activista y escritor, que también es el vicepresidente de APAC. "Imagínate que eres alguien que, por su trabajo, ha tenido relaciones sexuales con cinco tipos en un día en un gang bang, y un tipo se pasa de la raya. Luego tienes que ir a la policía a decir que uno de cinco hombres te violó. Y entonces el examen que te hacen de violación, que es la única herramienta que tiene [la policía] para encontrar evidencia y documentación del ADN de los violadores, es completamente inútil".

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Aparte de esto, la presión de no hablar es enorme; las actrices también corren el riesgo de perder su trabajo, de que no las busquen más, o de ganarse la reputación de ser alguien difícil con quien trabajar. Como lo señala el actor alternativo Chad Alva, el mal comportamiento es recompensado en la industria del entretenimiento para adultos.

"Si la industria quiere un ambiente de trabajo más seguro y más respetuoso, entonces tiene que hacer un esfuerzo consciente para dejar de premiar a los alborotadores y a los sinvergüenzas", dice Alva, quien participa en producciones sobre todo para sitios alternativos como Burning Angel. "Cuando un actor demuestra verdadero sadismo, o falta de moderación, o descuido y luego ve una progresión en su flujo de trabajo e ingresos, naturalmente va a pensar que debe seguir portándose de manera similar".

[Las escenas de pornografía hardcore] son un deporte de combate agresivo.

Alva cuenta que ha visto a algunos actores ignorar deliberadamente las peticiones de sus compañeros de reparto. Una chica pidió una vez que no la escupieran: el chico la escupió en la cara justo cuando empezó la escena. Imbéciles como este existen en todas partes –no es algo exclusivo del entretenimiento para adultos– pero ¿qué pasa cuando el que escupe es una estrella codiciada a quien la industria le hace la venia como si fuera Tom Cruise?

"Crear una política de nuevos acuerdos antes de filmar es un gran comienzo", dice Alva, "pero la pornografía es una forma de entretenimiento muy agresiva. Probablemente siempre habrá equipos de producción que sólo buscan las vergas más duras, los culos más jugosos, y la gente que folla como si se fuera a morir mañana".

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Después de la acusación de Stoya, la compañía que opera el sitio de BDSM wasteland.com, y el sitio para mujeres sssh.com, formalizó el primer set de directrices obligatorias del estudio llamado "On-Set Policies and Best Practices". El documento establece reglas como la siguiente: "La naturaleza de las escenas individuales y de los actos sexuales que será negociada y acordada antes del día de grabación". Especifica que los actores tienen derecho a decir que "no" a cualquier acto sexual, incluso "si ya lo ha hecho antes". Cabe señalar que kink.com también tiene un documento de tres páginas y una lista de verificación que los actores deben llenar, firmar y aprobar antes de una escena.

La directora y actriz Dana Vespoli es un directora premiada que se dedica sobre todo a escenas lésbicas, y es conocida por sus películas agresivas. Comenzó su carrera como actriz a los 31 años. Después de hablar un rato, Vespoli comienza a hacer referencia a la reciente pelea de UFC, entre Ronda Rousey y Holly Holm. Vespoli, quien también es boxeadora, hace un paralelo entre las escenas de sexo hardcore y los combates en un ring, rodeados de espectadores. Vespoli detalla el momento en que Holm había golpeado a Rousey hasta dejarla fuera de combate, y aún así la sigue golpeando hasta que el árbitro la detiene.

"No es personal. Nadie está realmente tratando de hacerle daño a esa persona, pero el objetivo es golpearlos y ganar", dice Vespoli. "Es igual a mucho del juego BDSM, a este juego peligroso que jugamos, que se confía en las palabras de seguridad y en el consentimiento. [Las escenas de pornografía hardcore] son un deporte de combate agresivo".

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El pornógrafo galardonado Seymore Butts ha estado en la industria desde hace 20 años, y dice que ha visto cómo cambian las codiciadas cintas VHS por clips de Twitter y pop-ups de tetas en las esquinas de cada pantalla de computador. Al hablar de las ambigüedades del consentimiento en el porno, Butts (cuyo nombre legal es Adam Glasser) dice que en la industria del entretenimiento para adultos, "la mamada es básicamente el equivalente a darse la mano", y que la mayoría de los actores son conscientes de que, cuando entran al set, están entrando a una situación en la que los límites se vuelven borrosos. La gente tiene sexo fuera de la cámara, mientras sigue en el set o en sus carros o casas. A los actores a menudo se les pide que hagan cosas que no fueron discutidas anteriormente y el sexo es una ocurrencia regular en las fiestas de la industria.

Este es un momento muy extraño para el negocio y el consentimiento, no es tan simple como pensé que era.

"Las actrices en particular no sólo tienen que navegar todo eso, sino lo más probable es que también experimenten las expectativas adicionales de favores sexuales de agentes, directores, propietarios de empresas, los votantes en las premiaciones, los que reseñan las películas", dice Butts.

"Esto me pasó cuando entré al negocio: 'Oye, ¿por 200 dólares extra podemos hacer una POV de una mamada?'", cuenta Vespoli. "Mi novio [que también es director] me dice que hay chicas nuevas [con las que él ha trabajado] que se sorprenden cuando terminan de filmar y no tienen que mamárselo", continúa; las mujeres nuevas en la industria del porno a menudo no se dan cuenta de que hay muchas empresas con directores que nunca las pondrían en esa posición. "Dicen cosas como: 'Ah, nuestro agente nos dijo que es algo que se podría esperar de nosotras'", cuenta Vespoli. "Existe APAC, y me gustaría que más chicas fueran a las reuniones y que aprendieran sobre sus derechos".

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Como directora, Vespoli ofrece un set íntimo: sólo están ella, los actores, el reparto y un asistente de producción. Vespoli siente que para los actores es muy fácil comunicarse con ella, pero reconoce que el consentimiento no es tan blanco y negro como las palabras en los documentos que se firman antes de que las cámaras empiecen a rodar.

"El sexo es una cosa mutable, y las cosas pueden ir en diferentes direcciones", dice. "En ambos extremos, tienes que confiar un montón en las pistas y en la comunicación. Si dos personas nunca han trabajado juntas antes –o si esas dos personas han trabajado tanto juntas que hacen suposiciones sobre el otro en una escena– se vuelve una pendiente resbaladiza. Este es un momento muy extraño para el negocio y el consentimiento, no es tan simple como pensé que era". Vespoli detalla una lista típica de las realidades que detienen a una actriz a la hora de quejarse de la conducta de un compañero: no quería que me despidieran, estaba muy asustada, él es una gran estrella, necesitaba el dinero. "Hay que hablar, aunque sea incómodo, porque [el equipo] no siempre se da cuenta".

Las acusaciones en contra de Deen son bastante abrumadoras. Sin embargo, muchos actores porno hablan de forma positiva de sus trabajos, y se enfurecen ante la idea de que el abuso en la industria sea tan rampante como asegurarían los feministas anti-porno. Dicen que la dificultad inherente al consentimiento en el set se extiende a la comprensión de la industria en su totalidad: es un entorno muy complejo, con códigos específicos que los que están afuera no entienden.

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"Hay una falta extrema de alfabetización mediática en lo que respecta a la pornografía", dice Tasha Reign, una estudiante de posgrado de estudios de la mujer en UCLA, que actúa exclusivamente para su propia compañía de contenido. "[El público] no tiene idea de lo que pasa. [La pornografía] debería ser tratada como cualquier otro género de entretenimiento: hay profesionales y aficionados, y no son lo mismo. No todas las empresas funcionan del mismo modo. No todos estamos en el mismo saco".

"Vivid [Entertainment] me dio una lista de comprobación antes de mi primera película", dice Sidney Leathers, una estudiante de producción de televisión en Indiana, que se involucró en la industria como "aficionada". A Leathers le ofrecieron participar en porno después de que su escándalo público de sexting con el político neoyorquino Anthony Weiner se hiciera viral. "Siempre hablo con el actor masculino antes. Nadie nunca ha cruzado la raya conmigo, y han sido muy comprensivos con mis límites".

Hay una falta de información sobre cómo es la vida real de un trabajador sexual.

Leathers ha estado en la industria del entretenimiento para adultos por dos años y ha rodado un poco más de diez escenas; ella vive en Indiana y sigue trabajando en su posgrado, por lo que admite que probablemente no ha experimentado la misma presión de cambiar sus límites por dinero o fama. "Suena gracioso porque vas [al set] esperando ser objetivada, pero la mayoría de los chicos no te tratan como un pedazo de carne", dice Leathers. "Nunca he estado en una posición en la que sienta que un director estaba tratando de aprovecharse de mí".

Alix Lynx, la pequeña rubia famosa por sus vídeos de humillación de penes pequeños, y por su peculiar presencia en las redes sociales, dice que ella sólo ha experimentado respeto mutuo en el set entre directores, actores y personal. "Nunca he tenido ningún problema con alguien que no haya respetado mis deseos, y sé que otros dirán lo mismo sobre mí", dice. "Como actriz, parte de [tu] trabajo es ser respetuosa con los límites establecidos por tus compañeros de trabajo".

Habib insiste en que el apoyo por parte de personas que no son actores porno es simple: "Si no estás en el mundo del porno, tu respuesta debería ser de apoyo, compasión y cuidado por la persona que dice que fue agredida sexualmente, y luego deberías dirigir tu enojo a ayudar, donar o dar apoyo a las organizaciones que apoyan a los trabajadores sexuales y a las organizaciones que trabajan por la despenalización. Eso es todo. En lugar de eso, lo que está pasando es que estamos sacando artículo tras artículo sobre cómo funciona la industria del porno, cuestionando si las estrellas de porno masculinas pueden ser feministas, sobre la violación en el set, y así, y todo viene de gente de afuera que no tiene derecho a hacer esas críticas". Como te dirá cualquier actor, el sexo ante la cámara es muy diferente al sexo en privado; sólo porque no seas virgen no significa que tu opinión realmente importe.

"Me di cuenta hoy", dice Reign por teléfono. "Creo que la parte más importante en todo este asunto es que hay una falta de información sobre cómo es la vida real de un trabajador sexual. Hay una desconexión. El personaje que interpreto en las películas –esta chica arrecha que quiere tener sexo con todo el mundo– es un personaje que me pagan por interpretar. Pero debido a la falta de voz que le dan a los actores porno, la gente no entiende que en realidad esa no soy yo. ¿En qué mundo viven? Si podemos encontrar una manera para que el consumidor entienda que este es un trabajo, como cualquier otro trabajo de actuación, entonces tal vez eso ayude a que los trabajadores sexuales se vuelvan seres humanos".

¿Pero acaso el porno no sobrevive en la fantasía? Pregunto. ¿En la "desconexión" entre la actriz y la "chica arrecha"? Las estrellas porno tienen que mantener la marca de sus personajes en cada aspecto de su vida pública, incluyendo las redes sociales. Incluso si entendieran eso, ¿querrían entender los fans que esa chica arrecha era sólo una fábula?

"Bueno, es una lástima," dice Reign con rabia. "Tenía que pasar algo así de grande para cambiar la forma en que hablamos de los actores porno. Stoya y James son muy grandes en nuestra industria. [El movimiento de Stoya] podría ayudar a que la gente entendiera que los trabajadores sexuales necesitan protección, y que sin embargo no la tenemos".