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Salud

¿Es más saludable un pene circuncidado?

Los beneficios del procedimiento no son tan claros como nos han llevado a creer.

Este texto fue publicado originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud

Casi el 60 por ciento de los niños varones de Estados Unidos son circuncidados cada año. Estados Unidos es único entre las naciones desarrolladas en términos de cuán extendida es esta práctica y con qué fuerza la apoya nuestra comunidad médica. La Academia Americana de Pediatras sostiene que los beneficios de la circuncisión superan con creces los riesgos, y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han comenzado a recomendar el procedimiento tanto para bebés como para hombres adultos.

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Estas recomendaciones se basan en la idea de que la eliminación del prepucio del pene promueve una mejor salud e higiene. ¿Pero los beneficios de la circuncisión son lo suficientemente fuertes como para merecer tal respaldo? Una mirada crítica a la evidencia sugiere que las cosas no son tan claras.

Uno de los beneficios que supuestamente se asocian más comúnmente con la circuncisión es que reduce las tasas de infecciones del tracto urinario (ITU) durante la infancia. Aunque varios estudios apoyan esta idea, es importante reconocer que las infecciones del tracto urinario en los bebés varones son bastante infrecuentes para empezar. Por ejemplo, un estudio puso la tasa en sólo 2.15 por ciento entre los niños no circuncidados y 0.22 por ciento entre los que fueron circuncidados. También vale la pena señalar que la gran mayoría de estas infecciones son tratables con antibióticos y no causan complicaciones, lo que significa que las ITU generalmente no son una preocupación importante para la salud.


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Lo que estas cifras nos dicen es que, independientemente de si un niño está circuncidado, lo más probable es que no vaya a desarrollar una ITU. Además, también sugieren que tenemos que realizar varias circuncisiones por cada ITU que esperamos prevenir. Esto plantea la pregunta de si tiene sentido tratar de prevenir una infección muy rara e inofensiva con un procedimiento quirúrgico que presenta riesgos propios.

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Algunos estudios han encontrado que hasta el 2 por ciento de los niños experimentan efectos secundarios graves después de la circuncisión. Más comúnmente, estamos hablando de sangrado prolongado o infección; en casos muy raros, sin embargo, la circuncisión ha provocado deformaciones (incluyendo algunos casos en los que el glande —o la cabeza— del pene ha sido amputado) e incluso la muerte. Para ser claros, es extremadamente improbable que estos resultados ocurran, pero uno podría preguntarse si vale la pena arriesgarse para tratar de prevenir una ITU rara si el resultado puede ser realmente devastador.

Más allá de las ITU, los defensores de la circuncisión de rutina también hacen referencia a la investigación que muestra que este procedimiento puede reducir las tasas de infecciones de transmisión sexual (ITS) en la edad adulta. Más concretamente, varios ensayos clínicos en África han encontrado que las tasas de transmisión heterosexual de VIH y otras ITS, como la sífilis, fueron más bajas entre los hombres adultos que voluntariamente optaron por ser circuncidados en comparación con aquellos que no se sometieron al procedimiento.


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En la superficie, esto podría sonar como una razón poderosa para alentar la circuncisión de rutina; sin embargo, es problemático sacar conclusiones sobre lo que significan estos hallazgos para las circuncisiones realizadas en otras partes del mundo. Por una parte, el VIH es mucho más prevalente en África que en cualquier otro lugar. Consideren que mientras que el 10 por ciento de la población (o más) está infectada con el VIH en algunos países africanos, menos de 1/10 del 1 por ciento está infectado en Estados Unidos, así que hay menos ganancias de por medio, especialmente si se toma en cuenta que los condones están mucho más ampliamente disponibles y se utilizan más en el país. También es importante destacar que, debido a que los estudios africanos se centraron en la transmisión heterosexual, no indican si la circuncisión ofrece algún beneficio protector para los hombres gay y bisexuales,que tienen mucho más probabilidades de contraer VIH en Estados Unidos.

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En otras palabras, los posibles beneficios de la circuncisión para reducir el VIH en Estados Unidos son, en el mejor de los casos, inciertos. Además, debemos tener en cuenta que, si bien la circuncisión puede reducir las tasas de infección de VIH, no elimina el riesgo y no es tan eficaz como usar condones.

Mejorar la calidad de la educación sexual ayudará mucho más a que los niños y los hombres lleven una vida más sana que cortar su prepucio.

También hay motivos para ser escépticos de que la promoción de la circuncisión en Estados Unidos reduce significativamente la tasa de ITS cuando se compara con las cifras en Europa. En el norte y occidente de Europa, las tasas de VIH son más bajas que en Estados Unidos, a pesar de que la mayoría de los varones de ese país están circuncidados y la mayoría de los hombres europeos no lo están. Si la circuncisión fuera tan eficaz en la prevención de las ITS en los países desarrollados como los expertos médicos estadounidenses han sugerido, entonces Estados Unidos tendría una tasa de VIH mucho más baja en comparación con Europa, pero no es lo que demuestran los datos.

Un argumento final que ofrecen los defensores de la circuncisión es que está vinculada a una disminución en el riesgo de cáncer de pene. Aunque una investigación apoya esto, tengan en cuenta que el cáncer de pene es extremadamente raro para empezar, pues afecta a menos de 1 de cada 100,000 hombres. Además, el cáncer de pene tiene muchas causas potenciales que la circuncisión no contempla, como fumar. Efectivamente, esto significa que tendrían que realizarse varios cientos de miles de circuncisiones para evitar un solo caso de cáncer de pene.

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En conjunto, la investigación muestra que la circuncisión parece ofrecer una protección limitada contra un par de enfermedades raras (ITU y cáncer de pene). Sin embargo, esos beneficios potenciales deben contraponerse a los riesgos poco comunes pero reales que presenta la circuncisión, sin mencionar las preocupaciones éticas de que los chicos no puedan decidir qué sucede con sus propios genitales. (Algunos hombres adultos lamentan haber sido circuncidados, y algunos incluso han buscado someterse a la cirugía de restauración del prepucio). Además, aunque algunos estudios sugieren que la circuncisión reduce las tasas de ITS en África, estos datos son demasiado preliminares como para tomarlos en cuenta para hacer recomendaciones en otros lugares.

En general, la evidencia de los beneficios para la salud de la circuncisión masculina no es tan convincente como podría parecer a primera vista. Además, si realmente somos serios en abordar los problemas de salud que la circuncisión ayuda a prevenir, realizar la cirugía genital en los bebés no es la manera más eficaz de lograr esto de todos modos, especialmente en el caso de las ITS. Mejorar la calidad de la educación sexual ayudará mucho más a que los niños y los hombres lleven una vida más sana que cortar su prepucio.

Justin Lehmiller es el director del Programa de Psicología Social de la Universidad Estatal Ball, un profesor afiliado del Instituto Kinsey, y autor del blog Sex and Psychology. Síguelo en Twitter.