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Sexo

La monogamia no existe, y esta mujer te puede ayudar a superarlo

Entrevisté a la hermosa escort argentina Brenda Stewart.

Fotos cortesía de Brenda Stewart.

La prostitución en la Ciudad de México es un secreto a voces, ya que todos los que vivimos aquí sabemos en qué avenidas podemos encontrar sexoservidores —mujeres, hombres y trans—, a qué lugares ir para pedir un trago mientras una chica baila frente a nosotros, y muchos lo hemos hecho. Hace unas semanas se desmanteló una red de trata de blanca que operaba en un lugar del Circuito Interior, donde sus víctimas eran retenidas mediante amenazas, violencia física, psicológica y eran prostituidas en contra de su voluntad. Según la senadora Luisa María Calderón, alrededor de 20 mil personas al año son víctimas de trata en México, de las cuales 16 mil son menores de edad y de éstas, el 80 por ciento son mujeres.

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Los servicios de prostitución en México van más allá de las calles, ya que en internet hay numerosas ofertas de masajes, teibols y escorts. Así fue como llegué a una página que funciona como catálogo, donde poco más de 150 divas —como se hacen llamar— ofrecen sus servicios mediante un perfil que consta de una galería de fotos e información sobre su estatura, peso, medidas, tipo y color de ojos, idiomas que hablan, si están dispuestas a realizar viajes o no, su cuenta de Twitter, el horario en el que trabajan y su número telefónico. Esta página asegura que las chicas que se anuncian aquí son cien por ciento independientes, o sea, no trabajan para nadie y que lo hacen voluntariamente, así como también se declaran abiertamente en contra de la trata de personas.

Brenda Stewart es una chica argentina que llegó hace tres años a México y desde entonces ha sido una de las divas favoritas de los asiduos a esta página. La encontré a través de su cuenta de Twitter. En su foto de perfil se le puede ver sin blusa, mostrando sus pechos descubiertos y en su información viene su número de teléfono, además de declararse fan del Cártel de Santa, el grupo de rap hardcore de Santa Catarina, Nuevo León. Decidí llamarle para conocer un poco más de este negocio desde el punto de vista de una chica que hace esto por decisión propia. Concretamos una entrevista y después de un par de días que no coincidimos, por fin un viernes vino a las oficinas de VICE.

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Brenda es una chica guapa y está buenísima, pero eso queda opacado por su carisma, como ella asegura, su fuerte es ser agradable. Nos sentamos y después de pedir un café con leche con cuatro sobres de azúcar, me dijo: “Dale, pregúntame lo que quieras”.

Foto por Raúl Barajas.

VICE: Primero lo primero, ¿qué es lo que ofreces?
Brenda Stewart: Esto es una venta de tiempo compartido. Yo te vendo una hora de mi tiempo y en esa hora podemos hacer lo que quieras. En esa hora te garantizo ciertos servicios. En esa hora podemos hacer de todo, mientras no sea delinquir, no hay problema.

¿Cómo empezaste en este negocio?
Bueno, la historia es larga pero podemos resumirla. Hace un par de años, cuando vivía en Argentina, tenía un muy buen puesto de trabajo en una compañía de telefonía. Tenía 21 años y mi jefe, un mexicano, comenzó a ascender a todo el mundo menos a mí. Me considero una persona muy eficiente en todo lo que hago, así que fui a hablar con él y me dijo básicamente que a las mujeres no las ascienden porque el deber primordial de nosotras es ser madre y llevar una casa. Él aseguraba que cuando una mujer forma una familia, con hijos, marido y perro, el trabajo pasa a segundo plano y que no podíamos cumplir el rol de un hombre, así que no tenía chiste ascender a una mujer.

Yo sólo pensé: “¡Qué cagada de este hijo de puta!”

Supe que si me quedaba ahí no iba a llegar a ningún lado, me sentía como un hámster corriendo en una rueda. Una amiga me dijo que estaba trabajando en un privado, en ese entonces yo no sabía qué era eso, hasta que supe que era una casa de citas. Me dijo que lo intentara, reí y le contesté: “¿Vos estás loca? Les haré perder el tiempo, ¿no ves que soy menos sexy que una tostada?” Pero bueno, me insistió y después de hincharme tanto las bolas, pasó a mi trabajo una semana después y fuimos al tan ansiado Esmeralda 517 1-B, que está en Buenos Aires, y me dijo que subiera sola y dijera que había visto un anuncio.

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Entré, recuerdo que es un edificio muy antiguo, y me atendió una mujer rubia, Araceli, que era muy mala. Me miró y dijo: “Bueno, ésta es la dinámica, se maneja así así y asá”, me tomó de la ropa, muy despectivamente, y continuó: “Tenés potencial, cuerpo de gimnasio, estás bien, sos joven, estás muy bonita, básicamente eres un diamante en bruto, pero te va a ir muy bien”. Me citó al siguiente día a las diez de la mañana.

¿Recuerdas a tu primer cliente?
Sí, fue al siguiente día. Entré a la habitación y pensé: “¿Y ahora qué hago?”. Dije, bueno, pues me siento y dejo que hable. La mejor manera de conocer a alguien es escuchando. El señor era de Medio Oriente o algo así, un cliente difícil porque cada nacionalidad tiene una peculiaridad, independientemente del idioma, se visten diferente, o tienen otras costumbres y gustos. A él lo seguí viendo durante mucho tiempo más.

¿Cómo fue?
Fue muy muy suave, la tenía muy pequeñita y fue muy tranquilito. Fue una sola relación después charlamos durante cuatro horas.

¿Después qué pasó?
Terminé con él y me tocó ir a un domicilio, yo no sabía que teníamos que salir de ahí, pero bueno, me mandaron con un chofer a un hotel que quedaba cerca. Era un cliente norteamericano, yo hablo muy bien inglés, así que con él me quedé hasta que se hizo de noche. Al día siguiente me citó en su hotel a las siete de la mañana y me pagó por estar con él hasta las 11, que es cuando yo tenía que llegar al privado, sólo para charlar. Para él era muy frustrante estar en un país donde nadie hablaba su idioma, a nadie le interesaba charlar con él. Y bueno, yo me gané esa plata muy fácil.

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Foto por Raúl Barajas.

¿Te atraían físicamente?
No soy una persona tan fijada en lo físico. Todas las personas tienen algo lindo y yo se los encuentro. A los amigos o clientes, como les quieras decir, siempre les encuentro algo que me guste y me enfoco en eso, ya después con el trato les encuentro más cosas. Si nosotras que estamos en este negocio no tenemos predisposición, ¿qué caso tiene? Entonces me dedicaría a otra cosa.

¿Por qué te contrata la gente?
Por mis fotos. No es que tengan problemas con su pareja o no, simplemente el hombre y la mujer buscan variar. Voy a romperles el cuento de hadas: La monogamia no existe, es muy difícil. La monogamia física es muy difícil, puede existir, no te estoy diciendo que nadie sea monógamo, ¿pero qué pasa? Hay dos predisposiciones básicas: vos puedes engañar con el pensamiento o hacerlo físico, o sea, te haces una paja viendo porno y eres feliz y esa es tu monogamia o buscas a alguien más. Los clientes que vienen conmigo vienen porque les atraen mis fotos, no porque su mujer sea mala o porque la vida lo trate mal.

Después de terminar, una vez un chico me dijo: “Ahorita voy a ir a ver a mi novia”. Yo pensé que era un cínico. “Aunque no lo creas, después de variar contigo, me dan más ganas de estar con ella. Yo vengo contigo y la pasamos bien, no te voy a volver a llamar, tú no me vas a llamar, pero es como una complicidad. Empieza acá y termina acá”.

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¿Cómo se concreta una cita contigo?
Cobro 2,500 la hora y el hotel es aparte. Te instalas en una habitación y me llamas, me dices la habitación, el hotel y listo. Sólo voy a dos hoteles porque son los lugares que ya conozco, donde más niñas atienden y es más cómodo. Las personas que nos contratan son hombres ocupados, casados, no tienen tiempo de instalarse en un tugurio y tampoco en un lugar súper lujoso, acá son los lugares discretos, donde pueden dejar su auto en el estacionamiento y no cruzarse con nadie conocido. Le da la seguridad a los clientes y a nosotros.

¿Cuál es la diferencia entre un servicio como el que tú ofreces y otros más baratos?
La calidad. Tú estás seguro que cuando yo llegue me verás con ropa fina, con un buen perfume, aliento agradable y con una higiene impecable; encremadita, oliendo a rosas, simpática y agradable. Trato siempre de llegar a tiempo y si me retraso te pongo en un mensaje que tardaré un poco. La gente que ha visto mi perfil de Twitter también sabe que tengo buen sentido del humor. El trato es muy personal.

Foto por Raúl Barajas.

¿Qué es lo más raro que te han pedido?
Una vez alguien me llamó por teléfono y pidió que le eructara en la boca, pero yo no hago eso, vaya, no sé eructar. Me insistió: “¿Ni tomando refresco?” y le dije que no, sólo contestó: “Eres una dama, linda tarde”. [Risas]. Se me hizo algo freak.

¿Y lo más común que piden?
Me pasa mucho que me piden llegar a la habitación, tocar la puerta y que los trate como si fuéramos novios o que llegue con una gabardina pero sin nada abajo, si estoy en el DF y es en un lugar que sé que no pasa nada, dale, lo hago. También piden mucho que use medias y yo soy antimedias, pero bueno. La gente que me conoce, sabe que no me gustan, así que llegan con el paquetito de las medias y me las pongo ahí. Es bueno que te traigan lo que quieren que uses, si es así, no hay ningún problema, yo me lo pongo.

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¿Tienes novio?
¿Si tengo una relación sentimental? Yo no diría que tengo novio, diría que tengo un compañero que es muy bueno. Sabe todo, no tengo por qué mentir. Lógicamente no me queda mucho de diva. No busco quedarme 20 años en esto. Por ahora estoy muy bien. Soy una mujer de metas, tengo decisiones fuertes. Me dedico a trabajar y después tener algo mío. Podría tener un trabajo muy normal y lo haría bien. Me quedan como dos años más, me gusta ser una fantasía, el día que me arrugue no lo seré más.

¿Cuánto gana una diva en un buen mes?
No hay un estimado. Esto es como la bolsa, varía mucho.

¿Pero diario ves a alguien?
Puede variar. Puede ser que haya días que tengas diez citas y a las diez les pase algo y te cancelen. Como puede haber un día que no tengas ganas de salir de tu casa y tomarte el día libre. Ésa es la libertad que tienes. Un día te puedes levantar con cinco pesos, al día siguiente con un millón de pesos y luego no tener nada.

Foto por Raúl Barajas.

¿Lo que te pagan es libre para ti?
Sí pero tienes que pagar a la página porque ahí está tu perfil y los gastos.

¿Qué es lo más difícil de este trabajo?
Lo más difícil es cuando las personas quieren que les vendas una ilusión. Por ejemplo yo no grito mucho cuando tengo una relación, no me sale, gimo y todo normal, pero es muy incomodo cuando alguien espera eso. Como siempre digo, quieres que hagamos el kamasutra, lo hacemos. Ahora, ¿te va a rendir el cuerpo? Y lo he probado con mucha gente, que me pide así, y la pierna por acá y a la mera hora le da un tirón. Ésa es la parte más difícil. O cuando me piden algo que yo sé que no te lo puedo dar.

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¿Hay clientes que pidan sexo sin condón?
Son los menos. Si me hablan y me preguntan cuánto cobro por hacerlo al natural, les contesto que no pierdan su tiempo. Estoy hablando de confiar mi salud, una de las cosas más importantes de mi vida. Puedes hacer muchas cosas pero todo con condón. Puedo darte la misma sensación que buscas pero sin condón se me hace imprudente. Tienes que pensar que cada que lo haces con alguien sin condón, lo estás dejando entrar a tu casa. Y no es egoísta, al contrario. Estas cuidándote a ti pero también a tu familia, si tienes.

¿Que piensas de los prejuicios hacia mujeres que tienen una idea libre de la sexualidad?
Yo digo que son hipócritas. A todos nos gusta el sexo, lamentablemente vivimos en una sociedad machista.

¿Tienes algún consejo para disfrutar más el sexo ?
Me gusta que no lo traten de alargar ni de acortar, que lo disfruten. A veces yo me siento incómoda de ver cómo se aguantan. Siempre les digo que mejor tres palos buenos que uno ahí más o menos. Al final va a ser igual. Termina cuando quieras terminar pero hazlo bien. El orgasmo es un sentimiento egoísta. Muy rara vez se encuentra la química pero cuando tienes sexo lo tienes que disfrutar tú. Eso haría yo si tuviera pito.

¿Qué quieres hacer después de esto?
Quisiera extenderme en las cosas que sé. Como trabajé en una empresa de telefonía y sé manejar sistemas, me puedo poner a hacer esas cosas. Tengo que saber qué es lo que deseo. Hoy sé que deseo estar acá. Pero tal vez mañana me levanto y me voy a Suiza.

Sigue a Alejandro en Twitter:

@soyalemendoza

Más de Brenda Stewart:

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