I
II
En Cuba nadie habla de política porque nadie confía en nadie. Según cuentan en voz baja los cubanos, al menos una de cada tres personas es un agente encubierto del régimen.
Al otro día los temores se volvieron reales. Ni a Almagro, ni a la hija de Aylwin, ni a Calderón, ni a los periodistas internacionales convocados los dejaron montarse al avión. A los reporteros locales tampoco los dejaron llegar. Es más, a Henry Constantín, un famoso periodista independiente y hoy vicepresidente regional para Cuba de la Sociedad Interamericana de Prensa, lo detuvieron cuando se dirigía al evento y, por supuestamente "participar en una provocación internacional en La Habana", le dijeron que enfrentaba ocho años de cárcel. Tras hurgar en su computador le encontraron documentos que calificaron de "material contrarrevolucionario". Le anunciaron luego que por eso pagaría en total 15 años de cárcel. Días después, sin embargo, lo dejaron libre.…frente a nuestro hotel. Vimos una camioneta gris totalmente polarizada. Era extraño. Sobre todo en una ciudad donde los carros modernos son raros. Podía ser simple paranoia, pero el miedo era cada vez más real.
III
Pero lo más curioso es que, justo ahora, Cuba parecería vivir un cambio. La apertura, el levantamiento del embargo por parte de Obama y la muerte de Fidel parecerían condiciones perfectas. Uno al principio puede llevarse esa impresión. Cuando saqué la visa, por ejemplo, el proceso fue sencillo: 40 dólares, y me la dieron en una agencia de turismo.Pero ver lo que sucedía me hizo darme cuenta de que la realidad es completamente diferente para los cubanos, o para quienes logran ir más allá de la superficie sobre la que se mueven los turistas. Uno ve extranjeros comiendo helado, gente bailando salsa en el malecón o tomando Cubas Libres de 20 dólares. Pero si uno mira con atención, detrás de este nuevo Disney cubano se oculta una durísima realidad: la supuestamente nueva libertad de la isla está reservada a los extranjeros, a aquellos que están dispuestos a cerrar los ojos frente a las arbitrariedades del régimen. Seguro: la apertura va a generar cambios y la isla va a tener un futuro próspero en términos de turismo y de capital. Pero la libertad para el pueblo cubano es lo que, por ahora, no parece cambiar. La represión sigue viva.Seguro: la apertura va a generar cambios y la isla va a tener un futuro próspero en términos de turismo y de capital. Pero la libertad para el pueblo cubano es lo que, por ahora, no parece cambiar. La represión sigue viva.
IV
Ahí empezaron las entrevistas, los cambios de cuarto, las discusiones sobre si podíamos cambiar el tiquete. Yo siempre dije la verdad: que era documentalista, que era amigo de Rosa y que ella me había invitado al evento. Fui honesto porque no sentía estar haciendo algo ilegal. Creo que esa ingenuidad al final jugó a nuestro favor. Siento, aunque no puedo estar seguro de ello, que solo ahí ellos se enteraron de que yo era documentalista. Antes no lo sabían. Nos dijeron que la razón por la que estábamos detenidos era porque nuestras visas eran de turista y habíamos ido a hacer una labor periodística para la que necesitábamos otro tipo de visa.Encerrado empecé a pensar que nadie sabía dónde estábamos, nuestras familias no tenían noticias de nosotros, no sabíamos en realidad qué iba a pasar. Estábamos sometidos a la voluntad de los oficiales.
En ese punto la Cancillería ya conocía nuestra situación: no porque los agentes cubanos que nos habían detenido le hubieran avisado (a pesar de que nos dijeron lo contrario durante nuestra detención), sino porque el anuncio en Twitter llegó por fortuna hasta mi familia y mis amigos.
V
Por ahora no sé qué va a pasar. Mi interés en hacer algo con esta historia es cada vez mayor, pero al mismo tiempo me da miedo pensar en los peligros. A veces siento que no es mi lucha y que no debería arriesgar tanto. Pero luego siento que sí es mi lucha porque todo esto al fin y al cabo tiene que ver con la libertad de expresión, es decir con algo fundamental que me define a mí y mi oficio.En este momento, no se están contando las historias sobre Cuba que van en contra de lo que el régimen quiere que sepa. Yo creo que cada vez es mayor el reto de sacar historias de allá, historias reales, sobre todo porque la gente en Cuba no se atreve a hablar, menos a grabar y mucho menos a sacar el material. Cada vez que un cubano se atreve a contar una historia que se opone al régimen, arriesga su vida.Por el momento Rosa María Payá sigue con su lucha. Ahora está en Miami y cada vez recibe más apoyo de la comunidad internacional a favor de un cambio hacia la democracia en la isla. Creo que ese apoyo y su persistencia pueden hacer que lo que ella busca sea una realidad. Y yo espero que así sea. Espero que un día pueda volver a una Cuba en la que el pueblo cubano tenga la posibilidad de decidir, donde las libertades sean una realidad para todos y no solo para los turistas, que, hoy por hoy, son los únicos capaces de disfrutar de esta bella isla.* Este texto es producto de una entrevista hecha a Juan Camilo Cruz. Con autorización del autor, ha sido editado para VICE Colombia por la periodista Tania Tapia Jáuregui.** Este es un espacio de opinión. No compromete la visión de VICE Media Inc.Espero que un día pueda volver a una Cuba en la que el pueblo cubano tenga la posibilidad de decidir, donde las libertades sean una realidad para todos y no solo para los turistas, que, hoy por hoy, son los únicos capaces de disfrutar de esta bella isla.