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Comida

De pronto, los colombianos no entendemos el concepto del “food truck”

Más allá de que en Bogotá no hay reglamentación para vender en camiones de comida porque no se puede vender en espacio público, el negocio no prospera, también, porque no lo entendemos.

Food trucks son esos camiones con cocina que van por la ciudad ofreciendo comida de todo tipo. Son una invención gringa de los años 70 que se puso de moda en Colombia hace más de cuatro años, pero no de la manera en la que la inventaron.

Camiones que venden helados, perros, hamburguesas, choripanes y salchichas alemanas, son algunos de los que ya hacen parte de la gastronomía de las calles bogotanas pero, si los han visto, saben que están inmóviles en ciertos puntos de la ciudad porque no existe una reglamentación para que puedan andar por las calles para vender.

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Humberto Medina, uno de los pioneros en traer el negocio gringo de los food trucks a Colombia con su marca de wraps, Bogotawraps, emprendió, en 2012, un negocio que no era tan evidente en el país.

A raíz de haber vivido en Estados Unidos por más de un año, Humberto montó uno de los primeros "camiones de comida" reconocidos en el país y así una Asociación de Food Trucks en la que los emprendedores que quisieran montar su negocio en Colombia lo hicieran con mayor facilidad.

El camión le costó 50 millones de pesos en su época, pues, dice, "el precio depende de lo que vayas a vender, de los equipos que vas a necesitar para tu producción: no es la misma inversión para todos", afirma Humberto. Hoy en día, el precio rodea los 60 millones.

Sin embargo, tener un camión de estos requiere plata y ganas, como dice él, pues un negocio como estos en Colombia no está terminado de inventar. Desde que Humberto trajo su camión al país no ha habido una reglamentación del espacio público para un tipo de negocio como este y los consumidores, al no tener muy clara la idea, hicieron que los emprendedores estén "a la topa tolondra" con sus negocios, huyendo de las multas, de las restricciones de parqueo y señalamientos de los vecinos de vivienda que los acusan de vender cosas cerca de sus propiedades.

"Tu puedes tener tu food truck en cualquier parte de Colombia. Lo que no puedes tener por ahora es el permiso para que puedas vender en vía pública, no hay una normativa aprobada aún. Se puede trabajar en la calle como cualquier vendedor. Pero te arriesgas a que te multen o que te estén moviendo de cada espacio donde estaciones", afirma Humberto.

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Por eso, según él, los food trucks o trailers de comida trabajan por ahora en espacios privados o arrendados, (festivales o eventos como conciertos y similares) pagando un alquiler por el espacio. Ya existen lugares específicos donde se han instalado algunos food trucks como lo es la 81 con 13, un parqueadero llamado The Food Truck Park, y eventos como el Bogotá Food Truck Market, un festival de gastronomía en el parqueadero City Parking del Parque de la 93.

Hoy en día, con más de 50 camiones de comida en el país, según la Asociación de Food Trucks de Colombia, la falta de reglamentación del espacio público para negocios de este estilo hacen que existan problemas de manejo de dichos camiones. La cifra, de todas formas, es indeterminable: no es posible ubicar el número, porque una persona no registra un food truck en ningún lado. De hecho, la Asociación, es algo que suena institucional, pero en realidad es una página en Facebook que facilita la compra de materiales para crear los camiones.

La cosa está en el aire.

Según Juan Camilo Gómez, cofundador de la marca PANGO de panes rellenos, que se implementó en un food truck en Bogotá en 2013 y dejó de funcionar dos años después, "el mercado colombiano, no entendió muy bien el concepto de los food trucks", afirma, "pues nunca se implementaron reglas que volvieran este modelo de negocio adaptable a las calles".

Su problema recayó en varios factores: el primero, que las personas que veían los food trucks en las calles, asociaban el local con un producto barato, cuando no necesariamente es así. "De hecho, en Estados Unidos, se pueden vender hamburguesas de calidad, que no son tan baratas en los food trucks y la gente las compra. Acá eso no pasa", afirma Juan Camilo.

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Por eso, llevar los food trucks a los parqueaderos donde se crea el concepto de parque, no sigue la idea inicial de este tipo de negocio. Es más una adaptación del concepto a lo que nos funciona acá. Al no poder moverse por la ciudad, los camiones de comida no serían más que cualquier otro local de un centro comercial, según Juan Camilo.

Según Mauricio Luque, el secretario de prensa de la Defensoría del Espacio Público de Bogotá, "en este momento no hay regulación pues está prohibido vender en el espacio público". Sin embargo, afirma que como se trata de un concepto nuevo, ya se están tomando las medidas con otras entidades (Secretaría de Salud, para el manejo de alimentos y Secretaría de Movilidad, para que los camiones de comida circulen en las calles y parqueen con tranquilidad en ciertos lugares posibles) que reglamenten de una vez por todas esta posibilidad de comida en la ciudad.

Al no tener claro el concepto, según Giovanni Perdomo, abogado especializado en derecho urbano con una Maestría en Planeación Urbana, "los foodtrucks son ilegales pues no se sabe qué son. No son vendedores ambulantes, pero tampoco restaurantes, y habiendo un vacío en su reglamentación, no pueden salir a las calles a vender".

Sin embargo, según él, el Distrito ya está empezando estudios para reglamentar el Decreto 456 de 2013, sobre el espacio público para lograr que se realice un aprovechamiento del espacio, donde sí habría cabida para estos espacios.

Mientras tanto, continuaremos con el concepto del parque privado y no de camiones rodantes. A lo colombiano.

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