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El número del botadero

El caso del hombre condenado por los crímenes de un guerrillero muerto

En 2006 Gilberto Torres fue condenado a 37 años y seis meses de prisión. Pese a todos los recursos que su defensa interpuso, sólo hasta ahora la Corte Suprema de Justicia aceptó revisar su caso.

Gilberto Torres en la Cárcel de Máxima Seguridad de Cómbita, en Boyacá.

Este artículo hace parte de la_ edición de junio _de VICE.

El Diablo, un policía cuya carrera estuvo plagada de denuncias por violaciones a los derechos humanos, llegó el 8 de diciembre de 2004 con un comando antiterrorista a una casa del barrio Castilla, un vecindario popular del noroccidente de Medellín. Buscaba a Gilberto Torres Muñetón, el hombre que, según la Fiscalía, era conocido en las selvas del Chocó con el apodo de El Becerro, comandante del frente 57 de las FARC. Para ese entonces, la fama de El Becerro era internacional. Según investigaciones de las autoridades, había liderado al grupo de guerrilleros que, durante un combate contra un grupo de paramilitares en 2002, arrojó un cilindro bomba que mató a 79 personas en una iglesia de Bojayá.

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Torres fue capturado hace 11 años. Durante todo su proceso, sus abogados insistieron en que las autoridades se habían confundido de persona. Según la defensa, el jefe guerrillero responsable de la masacre de Bojayá, simplemente y por azar, había tomado su nombre y continuaba libre en las filas de las FARC. Sus alegatos no dieron resultado. En 2006 fue condenado a 37 años y seis meses de prisión. Pese a todos los recursos que su defensa interpuso, sólo hasta ahora la Corte Suprema de Justicia aceptó revisar su caso.

El anuncio del tribunal ocurre un año después de un evento crucial para el caso de Gilberto Torres: el verdadero Becerro murió en un operativo del ejército el 8 de marzo de 2015.

¡PACIFISTA! tuvo acceso al auto firmado por el magistrado Gustavo Enrique Malo Fernández, a través del cual les notifica a Torres y a sus abogados que pedirá todo el expediente de su proceso para determinar si el juez que lo condenó cometió algún error.

Estas son las claves de su caso:

1. Torres Muñetón fue condenado por los delitos de homicidio en persona protegida, lesiones personales en persona protegida, rebelión, utilización de medios y métodos de guerra ilícitos, actos de terrorismo, destrucción de lugares de culto y destrucción de bienes e instalaciones de carácter sanitario.

Ese historial de crímenes corresponde a lo que sucedió en Bojayá entre la última semana de abril y la primera de mayo de 2002. Durante siete días, un comando de guerrilleros del frente 57 de las FARC y otro del bloque Élmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia se enfrentaron desde ambas orillas del río Atrato, que separa a los departamentos de Antioquia y Chocó.

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Bojayá, un pequeño caserío chocoano, quedó en medio de los combates. Luego de un movimiento ofensivo de la guerrilla contra los paramilitares que se atrincheraban en el pueblo, cientos de civiles decidieron refugiarse en la iglesia. En la mañana del 2 de mayo, las FARC lanzaron varios cilindros de gas cargados con explosivos hacia los puntos donde se escondía su enemigo. Uno de ellos atravesó el techo de la parroquia y estalló en el altar. Un total de 79 personas murieron en la explosión: 41 mujeres y 38 hombres; entre ellos, 48 menores de edad.

2. Según el Juzgado Especializado del Circuito de Quibdó, al mando del comando guerrillero que causó la masacre estaba un hombre llamado Gilberto Torres Muñetón, conocido con el alias de El Becerro. Así fue identificado el responsable de ese crimen en informes de inteligencia y, durante el juicio, varios testigos aseguraron que el hombre que estuvo al frente del grupo de las FARC que combatió en Bojayá era el mismo que fue capturado en Medellín.

Sin embargo, el verdadero dueño del nombre respondió que casi toda su vida vivió en Ituango, un municipio del Norte de Antioquia; que nunca en su vida estuvo en el departamento de Chocó; que tampoco hizo parte de la guerrilla y que, para el momento de la masacre, estaba en Medellín junto a su familia.

Pese a sus argumentos, Torres Muñetón fue condenado y, aunque su defensa apeló, la decisión fue confirmada por el tribunal Superior de Quibdó y luego por la Corte Suprema de Justicia que, en dos ocasiones, se negó a revisar el proceso.

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3. El panorama empezó a cambiar a principios de 2015. El 10 de marzo de ese año el Ministerio de Defensa anunció que El Becerro había muerto en una operación militar en Bojayá. También dijo que el nombre de pila del guerrillero era José David Suárez y no Gilberto Torres Muñetón, a pesar de que la defensa del hombre condenado había aportado ya al proceso la identidad real del comandante del frente 57.

La decisión de revisar el caso, que toma ahora la Corte Suprema de Justicia luego del anuncio firmado por el magistrado Gustavo Malo, implica que el expediente que reposa en el juzgado de Quibdó tendrá que pasar a manos de ese tribunal para que allí se analicen no solamente los elementos que llevaron a la condena, sino las nuevas pruebas que puedan aportar información relevante. Entre ellas, las que demuestran que el guerrillero que comandó la masacre de Bojayá está muerto y, por tanto, no puede ser el mismo hombre que hoy permanece preso en la Cárcel de Máxima Seguridad de Cómbita, en Boyacá.

De resolverse esa revisión a favor de Gilberto Torres Muñetón, la Corte Suprema de Justicia podría ordenar su libertad inmediata.

Este artículo es un aporte de ¡PACIFISTA!, nuestra plataforma para la generación de paz.