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El sur de Yemen se levantará de nuevo

Todo disturbio en el sur de Yemen es inmediatamente ligado a Al Qaeda. Esto tiene su razón de ser: durante buena parte de los últimos dos años, los soldados locales afiliados con Al Qaeda han tomado el control de los pueblos en el sur.

Todo disturbio en el sur de Yemen es inmediatamente ligado a Al Qaeda. Esto tiene su razón de ser: durante buena parte de los últimos dos años, los soldados locales afiliados con Al Qaeda han tomado el control de los pueblos en el sur. Pero la ansiedad por la situación actual en la región no tiene nada que ver con el infame grupo terrorista. La preocupación es que las tensiones de la zona se conviertan en una guerra civil que amenaza con dividir a Yemen.

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Inicialmente, muchos yemeníes consideran la unificación del el sur y el norte de 1990 como una victoria histórica. Pero pronto se dejaron sentir las tensiones. Los líderes del sur, antes conocido como la República Democrática del Pueblo de Yemen (RDPY) intentaron separarse en 1994. Fueron aplastados, pero sus penas se acumularon durante los siguientes 20 años, culminando en 2007 con el nacimiento del Movimiento del Sur, o Al Herak, un grupo rebelde que representa varias facciones que buscan devolver su autonomía regional a la ex RDPY. Al Herak dice que la represión del gobierno en el sur ha incentivado el descontento, lo que ha llevado a un mayor apoyo por parte del sur para llevar a cabo la secesión. En 2011, las protestas en todo el país contra el entonces presidente de Yemen, Alí Abdulá Saleh produjeron un vacío de poder que ha permitido resurgir a los activistas sureños. Grafitis con la bandera de la RDPY decoran las paredes en Adén, y los líderes de Herak antes perseguidos ahora operan con relativa impunidad.

Cuando llegué a Adén el 24 de febrero, las tensiones eran evidentes. Tres días antes, un enfrentamiento con una demostración secesionista había dejado cuatro muertos. Un sinfín de jóvenes con banderas de la RDPY obstruían el tráfico en toda la ciudad y el humo de llantas incendiándose cubría el cielo. Las tropas del gobierno se enfrentaron con manifestantes desorganizados, disparando al aire para dispersarlos. El juego del gato y el ratón se repitió varias veces. Recorrí la ciudad acudiendo a reuniones con prominentes líderes secesionistas.

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La suite de Hassan Ba’om resultó ser un refugio inesperado. Conocido como el “Padrino del Movimiento del Sur”, el pasado de Ba’om es muy similar al del sur. En los sesenta, luchó contra la ocupación británica; hoy dirige la lucha contra lo que el denomina la “ocupación del norte” en Saná. Tras años de constantes encarcelamientos y persecuciones, Ba’om es quizá el hombre más popular en el sur de Yemen.

Mientras lo entrevistaba sentado en la cama de su modesto cuarto de hotel, fue fácil entender su estatus de estrella de rock. La voz graves y decidida de Ba’om proyecta el carisma de un verdadero creyente. “Es una lucha justa”, dice. “Y todo el mundo necesita entender que seguiremos adelante, pacíficamente, hasta la victoria”.

Ba’om es una figura unificadora muy singular en el Movimiento del Sur. Los líderes de Herak enfatizan la “unidad” del pueblo del sur, pero las divisiones existen. La lealtad suele caer en línea regionales y tribales. El recuerdo de la guerra civil de 1986 persiste. Más allá de todos esto, muchos líderes divergen en términos de sus estrategias y objetivos. Ba’om quiere una secesión absoluta y dice que esto deberá ser el precursor para cualquier diálogo con Saná. Otros están más abiertos al diálogo. Algunas dicen estar en busca de una solución federal.

Aún así, las penas de los sureños parecen atravesar líneas regionales, políticas y socioeconómicas. Discutiendo de política con mi taxista camino a una junta, le plantee la misma pregunta que le haría más tarde a un prominente líder tribal y desertor del parlamento. Me dio más o menos la misma respuesta.

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Un alto desempleo, el estancamiento económico y la desilusión con la actual situación política son cosa de todos los días en todo Yemen, pero los sureños sienten que los problemas no se comparten igual. Desde la unificación, los sureños dicen haber sido sometidos a una dominación política y cultural. Después de 1994, los sureños fueron ampliamente excluidos de las posiciones en el gobierno; muchos dicen que esta discriminación continúa hasta el día de hoy. Otros se quejan de la influencia maliciosa de un norte tribal más conservador, y señalan el retroceso en términos de los derechos para las mujeres y educación que se alcanzaron durante el gobierno socialista y la creciente ola de una versión más rígida del islam.

Incluso mientras las llamas del más reciente disturbio se desvanecen, me cuesta trabajo creer que las cosas van por el camino correcto. Hasta ahora, el gobierno de Yemen se ha demostrado incapaz de atacar la raíz de los problemas que agravian al sur; sin embargo, un regreso a 1994 se ve poco probable. Los líderes del Movimiento del Sur juran, casi unánimemente, ser pacifistas. Aunque existiera un interés por comenzar un conflicto armado, los secesionistas carecen de los medios para enfrentar al gobierno central.

Algunos líderes Herak hablan del 21 de febrero como el inicio de la Intifada del sur. Pero la mayoría de los residentes de Adén tienen otras expectativas.

“Es una situación increíblemente peligrosa”, señala Tamam Bashraheel, editor del periódico Al-Ayyam en Adén, prohibido desde 2009 por su disposición a cruzar las líneas sobre el problema en el sur. “Realmente parece que la gente ha excedido a los líderes [del Movimiento del Sur]: la gente ha perdido la esperanza y están enojados, y nadie tiene el control”.

@adammbaron