¿Con qué sueñan los ciegos?
Ilustraciones por Lidja Delic​

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Cultură

¿Con qué sueñan los ciegos?

Los nacidos ciegos no reciben impresiones visuales cuando sueñan, a diferencia de los que perdieron la visión posteriormente, que sí las tienen, aunque se van debilitando con el tiempo.

No hay nada más patético que tener vista pero no tener visión

— Helen Keller

En el primer capítulo de Psicoanálisis para principiantes, Freud afirmaba que "el sueño es la liberación del espíritu de la presión de la naturaleza externa, la desvinculación del alma de los grilletes de la materia". Cuando lo leí, me pregunté cómo obtienes esos tan necesitados y liberadores sueños cuando no puedes ver.

Antes de conocer a las personas con las que hablé, la profesora Ivana Zivkovic, instructora de la escuela de primaria para personas con discapacidad visual Dragan Kovacevic, en Belgrado, me explicó que los invidentes "sueñan exactamente del mismo modo que viven".

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"Los sueños se experimentan de forma distinta. Hay invidentes que aseguran que no sueñan, mientras que otros consideran que cuando sueñan, priman otros sentidos. Los nacidos ciegos no reciben impresiones visuales cuando sueñan, a diferencia de los que perdieron la visión posteriormente, que sí las tienen, aunque se van debilitando con el tiempo. Muchas investigaciones apuntan a que en los sueños de los invidentes la sensación predominante es la auditiva, seguida de la táctil y, por último, la olfativa y la gustativa", me explicó Ivana.

A través de la Asociación de Ciegos de Serbia, conocí a Ana Jovcic y a Dragisa Drobnjak, quienes perdieron la vista a una edad posterior y todavía conservan ciertas sensaciones visuales en sus sueños.

Ana Jovcic nació prematura. Luchó por aferrarse a la vida en una incubadora y, debido a las altas dosis de oxígeno que recibió, perdió los nervios ópticos. Sufrió una importante pérdida de visión a una edad temprana y a los 9 años se quedó completamente ciega. Actualmente, Ana estudia Literatura Serbia en la Universidad de Belgrado.

Dragisa Drobnjak perdió la vista a los 11 años a causa de la explosión de una bomba olvidada de la Segunda Guerra Mundial. En 1973 se licenció en Derecho y durante 35 años trabajó en la Asociación de Ciegos de Serbia como administrador jurídico. Pese a que está jubilado, Dragisa sigue participando activamente tanto en la asociación como en otra organización de víctimas de la guerra civil.

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VICE: ¿Cómo son las impresiones visuales que experimentáis en vuestros sueños?

Ana Jovcic: Nunca he tenido las capacidades perceptivas muy desarrolladas. Hay objetos que no recuerdo de forma nítida, pero sí recuerdo los colores y los rostros de mis padres y de mi hermana. No recuerdo, por ejemplo, cómo es el color turquesa, pero aún me acuerdo de ciertos colores básicos como el rojo y el azul…

A veces sueño con personas que llegué a ver alguna vez y en mis sueños aparecen tal como las recuerdo. Obviamente, es posible que hayan cambiado, pero para mí siguen siendo igual. En el caso de las personas que he conocido después de perder la vista, tengo que imaginármelas primero. Cuando conozco a alguien, creo una imagen mental de su aspecto, que posiblemente no coincida en absoluto con su apariencia real, pero así es como los imagino y los sueño.

Dragisa Drobnjak: Mis sueños se dividen en tres fases. Durante la primera, que duró hasta los 11 años, soñaba con todos los sentidos: vista, oído, tacto… Cuando perdí la vista, tenía dos tipos de sueños: los sueños en color, con personas, objetos y lugares que había visto antes; y el otro tipo engloba las cosas que no había experimentado antes, cosas que sueño como algo que he oído o sentido, ya sea la voz de una persona o la sensación de notar una mano en el hombro. En esos sueños, la persona no lleva una chaqueta azul oscuro o gris. Este último tipo lo soñé durante varios años y los sueños "en color" fueron desapareciendo progresivamente.

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Los primeros dos años después del accidente, solía soñar mucho con explosiones y luego me despertaba bruscamente. No soñaba con el accidente en sí, sino con acontecimientos que terminaban con una explosión.

¿Cómo aparece en vuestros sueños la gente a la que conocisteis cuando aún conservabais la vista?

Ana: Cuando sueño con personas que acabo de conocer, incluyo una imagen que me haya venido a la cabeza en el momento de conocerlas. Incluso puedo soñar con el color de su ropa. Me imagino con precisión la estructura facial, las líneas, el color del pelo. El de los ojos no tanto, porque cuando aún podía ver no era capaz de discernir el color de los ojos de la gente. Si me he formado una imagen equivocada de una persona, por ejemplo, porque alguien me lo dice, intento imaginármela de forma distinta y fijar esa imagen en mi memoria y mis sueños futuros.

Dragisa: Mis sueños son como si estuviera despierto. Por ejemplo, ahora estamos hablando y yo no tengo ninguna imagen de ti. Soy jurista, por lo que no soy una persona muy imaginativa, no pienso demasiado en cómo Ana o tú podéis ir vestidos. Pasa lo mismo cuando sueño: para mí es más importante lo que la gente dice o hace. En mi caso, tengo olvidada un poco la parte visual.

Contadme algún sueño de vuestra infancia.

Dragisa: Yo soy de un pueblo de montaña y sé que allí hay bosques verdes. Cuando éramos niños, solíamos salir a coger fresas y todavía recuerdo ese color rojo intenso. De repente empezó a llover de repente, era una tormenta con rayos y truenos… Me desperté convencido de que había ocurrido de verdad. Fui al pasillo y nadie había oído nada. Salí afuera: el sol brillaba y la gente estaba sacando el ganado a pastar.

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Ana: Cuando sueño, siento y veo todo lo que tengo alrededor. Una vez soñé con París. Todo el mundo habla de París como la ciudad de las luces y así es como yo la imagino. En mi sueño siempre es de noche. Todo está lleno de luz y hay grandes plazas abarrotadas de gente… Hay edificios muy bonitos y oigo el agua de las fuentes.

Nunca he visto el Arco del Triunfo, pero he leído libros en los que se habla de él. En el jardín de la casa en la que vivía de pequeña había una puerta y pude verla, por lo que así es como imagino que es el arco del Triunfo.

¿Cuál ha sido vuestra peor pesadilla?

Ana: Una vez soñé que entraban en casa unos ladrones para ocultar un fardo de droga. No tengo ni idea de qué aspecto tiene un alijo de droga, pero en mis sueños era como un regalo de Navidad, como una caja, porque son cosas que he visto. Así que esos ladrones entraban y escondían una caja grande debajo de un sillón que habían en mi habitación y yo estaba muerta de miedo. Cuando me desperté, fui a comprobar que no había nada debajo del sillón.

Dragisa: A veces sueño que estoy en un lavabo, o en mi piso, en pijama, cuando de repente aparezco en algún sitio público. En ese momento me siento perdido y muy avergonzado.

Nikola Zekic estudia etnomusicología en la Academia de Música de Belgrado. Nació el 22 de agosto de 1995, aunque el mundo lo esperaba en noviembre. Debido a su nacimiento prematuro, también recibió altas dosis de oxígeno que le provocaron ceguera total.

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Nikola: Soy ciego de nacimiento. Solo puedo ver los cambios que se producen en la luz. Me han operado dos veces en Moscú y eso es todo lo que han podido hacer por mí.

En mis sueños predomina el sonido. Antes soñaba que leía un libro y que se sucedían escenas frente a mí. Cuando me despertaba no recordaba nada. Por lo general eran escenas de libros de fantasía, ya que es mi género literario favorito.

¿Tenías sueños recurrentes de joven?

Mi padre murió cuando yo tenía cinco años, un mes de julio. Desde aquello, siempre tengo un sueño en julio cada cinco años. Sueño con algo frío, tan frío que podría congelarte. Estoy en un campo; lo sé porque siento la hierba aunque es invierno. El aire es frío y los sonidos rebotan por todas partes en un espacio abierto enorme. Llamo a mi abuelo. Se llamaba Milovan, pero todos lo llamábamos Mica. Lo llamo: "Abuelo Mica", pero como respuesta sonaba una campana, como de iglesia. Tengo el mismo sueño cada cinco años. Es un sueño melancólico, porque mi abuelo me enseñó a tocar la flauta.

De niño, soñaba que caía. Caía sin parar, toda la noche. Era un niño raro; me gustaba tener fiebre alta porque tenía la sensación de que estaba volando entre las nubes. Me metía en la cama, acurrucado, con la cabeza muy escondida. Supongo que así me llegaba más sangre a la cabeza y aumentaba mi sensación de estar volando.

¿Sueñas alguna vez con personas u objetos que nunca has llegado a tocar u oír? Si es así, ¿qué aspecto tienen en tus sueños?

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Una vez soñé que estaba en un sótano y encontraba unos libros escritos en una versión del alfabeto Braille que ya no se usa. Aunque no conozco ese alfabeto, me lo imaginé tocando esos libros. Es difícil de explicar, pero a veces creo imágenes táctiles a partir de mis pensamientos o de mi imaginación. Me costaba un poco leer ese alfabeto, pero al final lo conseguía. Recuerdo que era un libro educativo, una prueba que seguramente no existe, que me inventé.

A veces sueño voces que nunca he oído. Por ejemplo, soñé con [el poeta y filósofo] Njegos. Por lo que he leído, sé que era un hombre alto. También he oído que tenía los dedos de las manos muy largos, y soñé cómo sería un apretón de manos con él. Soñé con su voz, pese a que no existe ninguna grabación en la que se le oiga hablar.

¿Cuál es el sueño más extraño que has tenido?

He tenido muchos sueños tontos y absurdos, como salidos de Alicia en el País de las Maravillas. Una vez soñé que paseaba con mi padre por un bosque cuyos árboles no tenían hojas, sino trompetas que podías tocar. Yo le decía a mi padre que algunas no estaban maduras todavía y él buscaba otra. ¡La verdad es que era un sueño muy bonito!

¡Gracias, Ana, Dragisa y Nikola!