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Historias de mujeres espías nazis

Aprovechando el estreno de la película “Aliados”, recopilamos las historias de cinco mujeres que sirvieron a los alemanes. La lista incluye a Coco Chanel.
Imagen vía Wikimedia Commons.

Eran los ochentas cuando Steven Knight —guionista de Dirty Pretty Things (2002), Eastern Promises (2007) y Locke (2013)— escuchó la historia que inspiraría su más reciente película, Aliados, dirigida por Robert Zemeckis — director de Back to the Future (1985), Forrest Gump (1994) y El Náufrago (2000)—. Knight, quien entonces trabajaba de mesero, escuchó la historia de un espía canadiense y una profesora francesa que, según cuenta el San Francisco Chronicle, se habían unido a la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y que decidieron casarse a pesar de las reglas que regulaban su profesión. Aparentemente, cuenta ese diario, existía una "regla de traición íntima" que ordenaba que si alguno de los dos resultaba siendo un agente doble (un agente que pertenecía a la organización que pretendía espiar), el otro tendría que asesinarlo para mostrar su lealtad. Si no lo asesinaba podía ser ejecutado por alta traición.

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La historia, que por años estuvo en la cabeza de Knight, terminó convertida en el guion de Aliados, protagonizada de manera excepcional por Brad Pitt y Marion Cotillard. La película cuenta la historia de Max Vatan, un espía canadiense que conoce a Marianne Beauséjour, una espía francesa, durante una misión en Casablanca. La pareja se enamora y empieza una nueva vida, lejos de las misiones de espías, cuando Max se entera de que su ahora esposa probablemente es una doble espía que sirve a la fuerza alemana y que aún filtra mensajes que conoce del oficio de su esposo.

La historia de Aliados, que se estrenó hace un par de semanas en Colombia, es una ficción cuyas raíces están fuertemente ancladas en la realidad y la historia. Durante la segunda guerra mundial, mientras las masacres y batallas cuerpo a cuerpo tenían lugar en un frente, la guerra también se libraba al interior de las naciones, en otro frente: en fiestas, reuniones y encuentros secretos en los que agentes de todos los bandos pretendían ser otros para ganarse la confianza del enemigo y robar secretos para su propio lado. En resumen: espías.

Fue la labor de espías entrenados por las oficinas militares de inteligencia de los nazi y de los aliados la que definió, en muchos casos, el destino y los ganadores de las batallas.

Mientras los círculos más altos de militares y oficiales eran dominados por hombres, en los dos bandos, las mujeres tuvieron su propio espacio en las labores de espionaje. De repente, lo que hacía parecer a las mujeres inadecuadas para los cargos militares, las hacía perfectas para ser espías: pasaban desapercibidas, podían ganar favores a punta de seducción o podían entrar a lugares y reuniones importantes porque, hasta cierto punto, eran consideradas inofensivas.

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Imagen de "Aliados", cortesía de United International Pictures.

Del lado de los Aliados, espías como Nancy Wake (que mató a un oficial de la SS de un golpe de judo en la garganta), Vera Atkins o Virginia Hall (que se volvió espía después de que el Servicio Internacional estadounidense la rechazara por ser mujer, sospechaba ella). Pero, del lado de los Nazis, también las mujeres se volvieron fundamentales en las labores de espionaje.

En VICE Colombia, a propósito de la película Aliados, hicimos un recuento de cinco mujeres que sirvieron al partido nazi como espías y que, para bien o para mal, definieron el resultado de batallas y, eventualmente, de la guerra.

Annette Wagner

Nació en Suiza, creció en Inglaterra y llegó a Australia en 1938 para recuperarse, en teoría, de una condición médica. En Australia se quedó dos años, donde se convirtió en una personalidad de radio: trabajaba en una emisora australiana de la ABC dando consejos de moda y tips de viajes. Sin embargo, de vez en cuando, Wagner daba noticias de moda en francés que, decía, llegaban desde París. Lo curioso era que Wagner no hablaba muy bien francés y prácticamente nadie, entre sus oyentes, hablaba o entendía la lengua. Los servicios de seguridad australianos luego descubrirían que sus "transmisiones en francés" eran en realidad mensajes codificados para los Nazis que daban cuenta de los detalles y secretos de las unidades militares del área.

Para esa época, Wagner ya había despertado la curiosidad y sospecha de la inteligencia militar australiana por ser una fiel espectadora de los entrenamientos militares. Cuando la guerra estalló, el gobierno australiano le prohibió a Wagner seguir transmitiendo en radio y ella, finalmente, dejó Australia en 1940 para trabajar con la inteligencia alemana en París. Seis años después, Wagner se suicidó al saltar por una ventana en una estación de policía en París donde estaba siendo interrogada.

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Sophie Kukralova

Los oficiales de inteligencia británicos empezaron a mirar con sospecha a Kukralova cuando llegó al Cairo, en 1941, con una fortuna inexplicable y algunos rumores de su cercanía con altos oficiales nazis. Otras características suyas, que en otra época hubieran pasado más o menos desapercibidas, despertaron el alarmismo entre los británicos: un gusto por la ropa cara, un aire de femme fatale, un amplio conocimiento de las personalidades y los lenguajes de Europa central y su cercanía (indeseable) con varios militares británicos. Unos archivos confidenciales luego revelarían que Kukralova había mantenido relaciones sentimentales con dos oficiales británicos: uno casado que le había ofrecido dejar a su esposa para casarse con ella, y otro que la amenazó con acusarla de espía si no aceptaba acostarse con él. Los británicos, que luego la arrestarían y mantendrían cautiva en Palestina, no pudieron verificar que en efecto fuera una espía nazi, sin embargo, declararon que por su carácter cosmopolita igual representaba una amenaza para la seguridad nacional. Cuando terminó la guerra, el Reino Unido encontró documentos alemanes que afirmaban que Kukralova era en efecto una espía nazi, identificada como R 37 49, y cuya misión era recolectar información secreta en India. Aún así, cuando la guerra se acabó Kukralova fue liberada y pudo volver sin ningún problema a Inglaterra en 1951.

Imagen de "Aliados", cortesía de United International Pictures.

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Coco Chanel

Por años se ha sabido de los romances que la famosa diseñadora mantuvo con altos oficiales de la Gestapo, la policía secreta nazi. Sin embargo, un documental de 2011 y un libro del mismo año aseguran que su relación con los nazis iba mucho más allá de simples encuentros íntimos: ella misma le filtraba información al partido nazi. Según afirman los autores del libro y el documental, Franck Ferrand y Hal Vaughan respectivamente, varios archivos que desde el fin de la guerra estuvieron bajo llave en el Ministerio de Defensa francés dan cuenta que la diseñadora trabajaba directamente con la Abwehr, la organización de inteligencia militar alemana, en donde operaba como la Agente F-7124 y era conocida bajo el seudónimo "Westminster". El documental afirma además que la diseñadora, quien pasó gran parte de la guerra en el hotel Ritz de París compartiendo con espías y oficiales alemanes como Joseph Goebbels, probablemente utilizó su influencia con los alemanes para recuperar su negocio de perfumes de una familia judía que en 1924 había adquirido el Chanel no. 5, aunque, finalmente, falló.

Marina Lee

En el expediente de Marina Lee la espía nazi era descrita como una rubia que hablaba varios idiomas y tenía muy buenas piernas. Lee, que se pensaba era una de los agentes secretos más preciados de Alemania y de quien no queda registro fotográfico, era descrita como una mujer hermosa y delgada capaz de infiltrarse en un campamento enemigo y robarse los planos secretos de ataque para luego entregárselos a sus jefes. Se cree que Lee nació en San Petersburgo, Rusia donde luego se entrenó como bailarina. Tiempo después dejó Rusia, luego de que sus padres fueran asesinados por los Bolcheviques, y se casó con un noruego. Su movida maestra fue infiltrarse en los cuarteles de la Fuerzas Expedicionarias Británicas, en Noruega, y obtener información sobre el plan de ataque. Alemania, que estaba a punto de perder la batalla contra Noruega en 1940, pudo finalmente vencer al país nórdico gracias a la información entregada por Lee.

Lilly Stein

En 1939, Lilly Stein llegó a Estados Unidos, desde Viena, con la intención de abrir una tienda de ropa. Tiempo antes de llegar a ese país, Stein había sido recrutada por la Abwehr como una agente de inteligencia. Se estableció en Nueva York, donde paralelamente trabajaba como modelo de artistas, como recrutadora de agentes para la Abwehr y como punto de recepción y entrega de cartas que contenían órdenes o información sensible entre otros espías y el gobierno alemán. Además, parte de su labor como espía nazi incluía encontrar a sus objetivos en los bares y discotecas de Nueva York, acostarse con ellos y luego, a punta de seducción o chantaje, sacarles información. Un agente del FBI incluso la definió como una "ninfómana atractiva". Stein fue capturada finalmente en 1941 por oficiales estadounidenses quienes la sentenciaron a 10 años de cárcel a pesar de que ella asegurara que su labor de espionaje, al no ser completamente aria, había sido una cosa de fuerza mayor: era eso o ser deportada y llevada a un campo de trabajo forzado. Tras ser liberada, 12 años después, Stein se fue a Francia donde encontró trabajo en un hotel.