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Música

Los héroes anónimos de Estéreo Picnic: Oda a los que limpian las letrinas

Esta gente que pasa casi anónima trabaja más de doce horas para que usted orine sin asco.

Un festival de música, sea cual sea, es una pútrida fuente de basura y porquerías descomunal. No sé si se han dado cuenta, pero día a tras día, el barrisal de la 222 se llena con toneladas de desechos. Latas, botellas, ropa, comida, bolcitas ziploc y en fin… Toda esa mano de porquerías que dejamos los seres humanos. Por suerte hay unas personitas vestidas de gris que todo el día recorren el lodo recogiendo toda nuestra mugre. Pero la basura no es tan grave como todo el meo y demás fluídos humanos que se acumula en las letrinas. Todo el mundo dice que los baños del Estéreo Picnic son lo máximo porque siempre están medianamente limpios, pero eso no pasa solo. Hay gente que se para junto a esos cubos de plástico llenos heces humanas desde las diez de la mañana hasta las tres de la mañana del otro día, y dedican su jornada entera a limpiar todo lo que sale de nuestros esfínteres por tan solo 120 mil pesos diarios.

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En las letrinas cercanas a la tarima Budweiser, son tres las personas que trabajan con Septiclean, la empresa encargada de nuestra caca. Dos mujeres - una rubia de ojos verdes, la otra de piel morena y labios pintados de rojo-, y un señor muy cándido al que le faltaban varios dientes. Mientras fuman un cigarrillo cuentan que ya han venido a varios Estéreo Picnics, pero nunca les ha gustada ninguna banda porque simplemente no entienden la música. Me explican que más o menos cada media hora limpian las letrinas y al final del día viene un camión con una moto bomba, vacía cubículo por cubículo y lleva todo ese caldo producido por miles de jóvenes enfarrados a la sede principal de la empresa. Allí todo eso es desechado en el alcantarillado de la ciudad, donde probablemente estará unos días antes de llegar a su destino final. El Río Bogotá.

Pero, increíblemente para ellos, limpiar caca desparramada no es lo más duro de su trabajo. Lo más verraco es la trasnochada y el frío. Aunque la mala actitud y el desdén de la gente, literalmente, es una mierda. La chica de los labios rojos dice que las personas son muy groseras y los tratan como escoria. Entre tanto trago y droga, la mayoría (por no decir todos), se olvida que esa gente tiene que trabajar todo el día y que son casi invisibles, pero ahí están. Firmes con sus tapabocas y guantes, echando limpión y desinfectante.

Los tres ríen efusivamente y cuentan que durante sus largas jornadas ven de todo. Desde gente que se queda dormida con los calzones abajo, hasta personas tan borrachas que no pueden abrir y acaban encerradas en los cubículos. La mujer de ojos verdes dice que también encuentran mucha gente follando en las letrinas ¡Que delicia! ¿no? Cuando le preguntó cómo hacen pa darse cuenta, ella me mira como diciendo: "pelado ingenuo", y mientras empuja uno de los baños dice: "es que esto se mueve así mire, mire. Uno encuentra de todo, hombres con hombres, mujeres con mujeres. De todo".

Con un aura de melancolía la mujer de los labios rojos dice que la gente es muy borracha y muy cochina y sobre todo se olvida que un humano debe limpiar sus porquerías. "Parece que el culo no les cabe porque dejan untado todo", comenta magistralmente la mujer de los ojos verdes. Imagine estar a la una de la mañana del tercer día de festival, con frío y tener que limpiar un baño todo vomitado, cagado y meado, para que usted puede seguir su fiesta.

Son unos malditos héroes. A esa gente le toca aguantar mucha mierda en esta vida y la mayoría se queja por el trancón.

Si todavía no cree en el heroísmo de estas personas, le cuento que a una compañera se le cayó el celular en esa tibia laguna de agüita amarrilla. Ella salió y le dijo al señor cándido que le ayude. El hombre, en un gesto de valentía insólita, se puso un guante, unas bolsas y metió la mano en ese hueco. Después de escarbar un rato sacó el celular, lo lavó, lo desinfectó y lo devolvió.

Ese es un verdadero héroe anónimo.