FYI.

This story is over 5 years old.

Acoso sexual en la U

Esta es la docente de Ibagué despedida por denunciar acoso sexual en su universidad

ENTREVISTA | La antropóloga Mónica Godoy denuncia a la Universidad de Ibagué. También habla de un caso de abuso sexual contra una estudiante.
Foto: Agencia Techotiba

El acoso sexual en las universidades no solo se da entre profesores y estudiantes. Es una problemática que puede afectar transversalmente a todos los miembros de la comunidad universitaria.

Muestra de esto es el caso de Mónica Godoy Ferro, una antropóloga que trabajó durante año y medio en la Universidad de Ibagué como docente en la Facultad de Humanidades y maestra de Estudios en Género. Según su relato, el pasado jueves 17 de agosto fue despedida supuestamente por haber hecho visible un caso de acoso sexual.

Publicidad

Según Godoy, un grupo de mujeres vigilantes de la universidad se acercaron a ella para contarle que estaban siendo acosada laboral y sexualmente por parte de varios colegas de la institución. Algunas de ellas dijeron haber sido víctimas de violencia de género desde hace varios años.


Encuentre aquí todo sobre nuestra investigación 'Acoso sexual en la U':


Según un comunicado que la propia Godoy puso a circular en redes sociales el pasado 19 de agosto, la docente trabajó en una capacitación con el cuerpo de vigilancia por orden de la misma universidad, precisamente para evitar ese tipo de violencias. Sin embargo, tras un cambio en la rectoría del plantel, el cuerpo de vigilancia habría empezado a despedir a algunos miembros, sin antes realizar el debido proceso de investigación.

El martes 22 de agosto, la universidad contradijo a Godoy y afirmó en un comunicado que "inició los procesos internos contemplados en la normatividad vigente, a través de las instancias definidas para estos efectos".

La universidad se defiende afirmando también que "no considera viable tomar decisiones que afecten la vida institucional y personal de sus colaboradores, sobre la base de información incompleta y no validada". A la vez, condena las denuncias a través de redes sociales.

En el marco de nuestra investigación 'Acoso sexual en la U', hablamos con Godoy.

VICE: ¿Cómo te diste cuenta de que los supuestos casos de acoso estaban sucediendo?

Publicidad

Mónica Godoy: Yo venía acompañando un proceso de capacitación a trabajadores de la universidad sobre derechos humanos de las mujeres para sensibilizar y disminuir el nivel de violencia entre los trabajadores. Esto porque ya había una queja en el comité de convivencia, hecha por una de las vigilantes, por una situación de acoso laboral y acoso sexual. Ella no había denunciado ni ante la Fiscalía, ni ante el Ministerio de Trabajo porque estaba esperando que los mecanismos internos de la universidad funcionaran para protegerla. Al principio parecía que no era una situación tan grave. Pero cuando empiezo a trabajar aparte con ellas y con ellos, me doy cuenta de la gravedad del problema. Hay mujeres que llevan cuatro años o tres años sufriendo un nivel de agresión altísimo: insinuaciones sexuales, hostigamientos a través de las cámaras…

¿Alguno de estos casos llegó al nivel de un acceso carnal violento?

Hubo un tocamiento sexual del agresor de este caso, que era supervisor de ella. Cuando la víctima denunció, lo que la universidad hizo fue bajarlo de su cargo. Pero no lo despiden porque muchos de estos trabajadores llevan muchísimos años trabajando en la universidad. A través de este caso me doy cuenta de la gravedad de la situación de estas mujeres y de sus secuelas. Todas están con problemas de salud asociados: estrés, insomnio, ideas suicidas… Es un caso realmente muy difícil.

Hay mujeres que llevan cuatro años o tres años sufriendo un nivel de agresión altísimo

Publicidad

¿Qué hiciste cuando te diste cuenta de la gravedad de estos casos?

Yo empiezo a trabajar con ellas la situación del acoso, y mientras me dedicaba a eso, el director administrativo de la universidad me pidió que dejara de hacerlo. Por esa época la universidad despidió a tres vigilantes. Yo me opongo a la situación, tratando de hacerles entender que esa decisión iba a poner en mayor riesgo a las mujeres porque las iban a responsabilizar de los despidos por haber hablado e iban a haber muchos más señalamientos. Yo les mandé a las directivas una serie de correos que nunca me respondieron y que no pude guardar porque ya me cerraron la cuenta. Alcancé a salvar algunos correos que me respondieron, donde me decían eso que te estoy contando: que era inconveniente hacer lo que yo estaba haciendo con ellas en este momento porque ponía en riesgo su integridad y se volvía una violencia por parte de la universidad.

O sea, ¿te frenaron después de que ellos mismos te pusieron a hacer las capacitaciones?

Sí, porque hubo un cambio de rectoría. La que me puso a hacer eso fue la exrectora Carmén Inés Cruz, y desde hace unos meses entró a la rectoría Hans Peter Knudsen, que es un señor con otra perspectiva, un señor conservador, católico, y yo feminsta… Para empezar a despedir a los vigilantes, utilizaron la estrategia de no renovación de contrato. A mí el director administrativo me responde que igual ya tenían pensados esos despidos porque iban a tercerizar los servicios de vigiliancia y aseo. Entonces aprovecharon la oportunidad para hacer el proceso. ¿Pero cómo se les ocurre empezar a hacer un proceso así sin solucionar un problema de acoso contra las mujeres? No abrieron procesos, ni tomaron medidas concretas, ni nada. ¡Eso generó un caos obviamente!

Publicidad

En el comunicado hablas de un caso adicional de acoso sexual universitario. ¿Cuál es?

Sí. Hay un caso de abuso sexual de un profesor a una estudiante que yo también estaba acompañando. Me llegó porque yo coordinaba el diplomado de Equidad de Género que dictaba la universidad. Después de una clase, una estudiante se me acercó a decirme que quería hablar conmigo y me contó la historia. Yo quedé perpleja.

¿Por qué?

Porque lo que yo veía era el comportamiento de un depredador sexual. El tipo la engañó, le ofreció hacerle unos masajes, la cita en el campus de la universidad a las seis de la mañana, la desnuda, la obliga a masturbarlo, la masturba…Esto sucedió el año pasado, y ella se sintió culpable durante mucho tiempo. Solo hasta hace dos meses pudo contar lo que sucedió, y su mamá fue a la universidad a contar el caso.

Hay un caso de abuso sexual de un profesor a una estudiante que yo también estaba acompañando.

¿Qué hizo la universidad?

Hace dos meses yo me entero, le sugiero hacer una carta. La estudiante escribe la carta contando todo, e incluyendo mi nombre como la única profesora que la ayudó y acompañó en el proceso. Yo entrego la carta el siete de julio, en el mismo informe que hago sobre la capacitación de los vigilantes. Luego de esto, el 24 de julio llaman a la estudiante a darle una carta donde le notifican que la universidad va a abrir un proceso disciplinario en contra del profesor. El jueves pasado, el mismo día que me despiden a mí, lo despiden a él.

Publicidad

¿No acude la universidad a la Fiscalía en ningún momento?

No, y es grave que no lo hagan, porque lo que hubo fue un delito producido dentro del campus de la universidad con conocimiento de las directivas, y durante mucho tiempo no hubo ninguna acción. Solo hasta hace dos meses, cuando me conoció a mí, la estudiante se atrevió a denunciar.

Esto nos lleva a hablar de las rutas de apoyo de la universidad. ¿Cómo se está manejando el tema en este momento?

Se está ocultando. Se está castigando a las víctimas, a las vigilantes, y ellas tienen más presión porque aparte les prohibieron hablar conmigo sin mencionar explícitamente mi nombre. Simplemente les dijeron que no podían hablar de su situación con nadie externo al cuerpo de seguridad. Esa presión terminó enfermando a una de las víctimas, que tiene incapacidad en este momento.

Se está castigando a las víctimas, a las vigilantes, y ellas tienen más presión porque aparte les prohibieron hablar conmigo

¿Y esa presión terminó con tu despido? ¿Cómo te lo notifican?

Después de todo el proceso que te cuento me citan el 17 de agosto a darme mi carta de despido sin justa causa, y lo que me dicen es que mi estilo no encaja con la universidad. Yo igualmente les envié un informe con todo el trabajo que hice con el cuerpo de vigilancia, trabajo que no era pago, con recomendaciones de hacer protocolos de protección y tratamiento frente a la violencia de género. También le pedí citas al rector, pero nunca me concedió ni cinco minutos. Hasta ayer se pronunció el rector, pero informalmente la universidad ha hablado con gente de alcaldía diciendo que sí fue un despido con justa causa porque yo era problemática, rebelde, maltratadora. Me están estigmatizando y están tratando de acabar con mi carrera.

Publicidad

¿Cuál es el diagnóstico que haces de esta problemática en la Universidad de Ibagué?

Para mí es una situación extendida, así como lo es en todas las universidades. Y está fuertemente normalizada institucionalmente. Yo pienso que seguimos teniendo una educación muy colonial. Entonces cosas no se dicen ni se hablan, hay que arreglarlas en privado. Y a la única persona que estaba ahí, hablando, acompañando el proceso, la echan de esa manera tan arbitraria, ¿Cuál es la lección ahí? Pues que es una situación de terror dentro de la universidad, y al que hable lo echan. Lo peor es que tenemos a las víctimas de acoso en la misma situación, porque han sacado personas del cuerpo de vigilancia, pero no han tocado a los principales acusados de abuso, ellos siguen trabajando allá.

Y a este profesor lo echan, ¿pero no toman acciones legales?

Exacto. De hecho la mamá de la estudiante me contó que en la universidad le dijeron que ese profesor trabajaba desde hacía mucho en la universidad y que nunca había habido problema, desestimando la acusación. Lo que tiene que hacer la universidad es exponer a las autoridades un hecho que posiblemente sucedió dentro del campus, un hecho delictivo. Yo veo eso como complicidad.

Es una situación de terror dentro de la universidad, y al que hable lo echan

¿Te han llegado más casos como el de esta estudiante?

Sí, pero no directamente. Luego de mi despido me escribió un chico que me dijo que sabía mucho sobre casos de acoso sexual en la universidad y que quería hablar conmigo. Y yo personalmente pienso que debe haber más casos del tipo que abuso a la estudiante, por su modus operandi. Probablemente salgan más denuncias. Yo creo que las directivas no tienen el enfoque correcto frente al problema porque no lo están aceptando. Ellos tienen que abordar el problema con un enfoque de género y no como capataces de finca: echando a la gente y aterrorizando a las mujeres.

Publicidad

¿Eso quiere decir que no existe un protocolo o reglamento en Unibagué que combata el acoso sexual universitario?

No existe absolutamente nada. Yo en el informe les sugería que era importante establecer ese protocolo y que yo con mucho gusto les podía hacer una propuesta. El rector me mandó un correo respondiéndome que agradecía que me metiera con temas laborales de la universidad. Luego me despidieron.

¿Y qué protocolo habrías propuesto? ¿Cuál es la ruta a seguir necesaria para este tipo de casos?

Lo primero que hay que hacer cuando una mujer se acerca a poner una denuncia es creer en su palabra. Yo les decía que era mejor pecar por prevenidos que por indolentes. También se debe incluir atención psicológica y la apertura expedita de un proceso de investigación disciplinaria acogido a medidas de debido proceso, es decir que el profesor haga un relato de los hechos, que el profesor o trabajador tenga derecho a conocer y armar su defensa, que se escuchen aparte al uno al otro, que se tomen medidas disciplinarias y sancionatorias correctivas de esa situación. Ahora, si hay un delito, porque hay diferentes niveles de acoso y abuso, se debe reportar este al Ministerio de Trabajo o de Educación y a la Fiscalía, para que inicie una investigación penal a los supuestos acosadores y que igual tengan debido proceso. Pero callarse frente a esto, favorecer los intereses y proteger a los victimarios es lo que hace que estas situaciones se conviertan en algo tan grave, como en este caso.


Lea la primera entrega de nuestra investigacion 'Acoso sexual en la U':