Fotos salvajes del carnaval de Luisiana

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Fotos salvajes del carnaval de Luisiana

El 'Courir de Mardi Gras' se vuelve más crudo y más intenso por fuera de Nueva Orleans.

La fotografía fue predominante en la casa del fotógrafo nacido en Luisiana, Lucius A. Fontenot. Su padre convirtió el baño en un cuarto oscuro, y ha estado fascinado por las películas desde que tiene memoria. Como un adolescente en los noventa, obtuvo su primera cámara y comenzó a fotografiar conciertos por todo el Estado. Eventualmente se vio cautivado por las tradiciones locales como el Courir de Mardi Gras y las matanzas comunales de cerdos conocidas como boucheries.

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"Al haber crecido con estas actividades, no eran especiales para mí hasta que empecé a retratarlas", dijo. "Hay algo de tener las imágenes en papel que me permitió entender la singularidad y la belleza de mi herencia Cajun". Ahora, unas letras grandes, en negrilla, saludan a los visitantes de su portafolio, "Luisiana es de donde soy. Luisiana es lo que soy. Luisiana es lo que hago".

Sus fotos de la larga semana de cuaresma del Courir de Mardi Gras en el Estado Pelícano, recuerdan las instantáneas a blanco y negro de las afueras de Sudáfrica de Roger Ballen. Cada año, Fontenot cristaliza en imágenes la desenfrenada energía que los perseguidores de pollos, escaladores, jinetes, bebedores, bulliciosos, y enmascarados descendientes de los acadianos traen cada año a la celebración más decadente del año. La serie se llama Mémoire de la Boue, que traduce La memoria del barro.

Las comunidades de La memoria del barro son más que todo pueblos rurales con poblaciones de entre 500 y 5.000 personas. Antes del Martes Gordo, sus granjeros, mercaderes, trabajadores del petróleo, y enfermeras, se envuelven en disfraces coloridos y cantan, bailan, y beben por la calle principal. Guiados por Le Capitaine (el capitan), un anciano con capa y a caballo, recolectan ingredientes de todos aquellos que aún no están en el desfile. Al final del día, todos comen gumbo de un caldero gigante. A veces los ingredientes no son solo donados. Deben ser atrapados.

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Fontenot describió una de estas escenas como uno de los recuerdos más salvajes en sus décadas de fotografía: "En un potrero, hay una barra de metal de veinte pies de altura que fue cubierta con grasa y en la cima de la barra hay un pollo en una jaula. El desafío es trepar la barra y atrapar al pollo. Al principio hay una multitud de gente, en un frenesí alcohólico, todos tratando de trepar la barra resbaladiza por sí mismos solo para caer y ser devorados por la multitud. La gente trepa entre sí, jalando a los otros, intentan una y otra vez ser el que llegue a la cima. Nadie puede hacerlo. Pero luego, es como si alguna conciencia colectiva ebria se estableciera y ves que todos comienzan a trabajar juntos. Uno de los cientos de candidatos es de alguna manera elegido silenciosamente. Luego todos trabajan para formar una escalera de cuerpos para que está persona pueda subir a la cima, y cuando el pollo es liberado de su jaula, todos gritan y bailan con victoria".

Miles de turistas inundan Nueva Orleans cada año para las fiestas altamente producidas de Mardi Gras con flotadores y perlas y bebidas nombradas por desastres naturales. Escenas como las que se ven a continuación, se desarrollan en las parroquias de Acadiana como Mamou, Tee Mamou, Basile, Church Point, y Soileau, a cientos de millas del centro urbano del Estado. "El Courir de Mardi Gras nos trae a un lugar primordial. Un lugar que parece distante de nuestra realidad inmediata. Un hombre altamente intoxicado que baila en su caballo mientras mueve una lata de cerveza en su cabeza, eso es normal en Mardi Gras", dijo Fontenot.

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Mira más del trabajo de Lucius A. Fontenot en su sitio web.