Cómo no curar un ataque de pánico
Illustrations by Joel Benjamin

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Salud

Cómo no curar un ataque de pánico

Lo que más me ha ayudado durante mis peores ataques de pánico no ha sido intentar "curarlos" sino repensar la narrativa de lo que estoy experimentando.
JB
ilustración de Joel Benjamin

Si buscas en Google "cura para ataques de pánico", tendrás más de 1.5 millones de resultados. Hay técnicas de respiración, curas herbarias y sedantes. Hay especialistas y cursos en Internet. Siendo una persona que ha sufrido de pánico por 17 años (y de ansiedad durante toda su vida), he probado muchas de las cosas que ofrece el mercado contra la ansiedad. Por décadas, he ido a terapias. He meditado por diez años y me han hipnotizado. He leído los libros, he visto los videos instructivos y me he metido a cursos en línea. Me he hecho acupuntura y he usado hierbas. He ido a donde chamanes, comprado los cristales y hecho las afirmaciones correspondientes. He sido alcohólico. Me he sumergido profundamente en sedantes y opiáceos. Antes de limpiarme y ponerme sobria nuevamente, experimenté con ácidos, peyote, psilocibina y MDMA. La marihuana era mi mejor amiga, después mi enemigo paranoico.

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Yo diría que de toda la plata que me he gastado en cosas relacionadas a mi problema de ansiedad, el tratamiento más efectivo ha sido la yuxtaposición de una forma de terapia cognitiva de comportamiento llamada ACT y de la combinación indicada de medicamentos psicotrópicos con mi psiquiatra (la cual necesita ser ajustada de vez en cuando). Pero ninguna de estas cosas por sí solas han logrado ponerle fin a mis ataques de pánico, o la ansiedad general con la que he vivido desde que soy un niño. De hecho, esa búsqueda por la "cura" me ha hecho recaer de peor manera en los ataques de pánico.

Cada vez que pruebo nuevos tratamientos, la desesperación viene de la mano. Me gastó el dinero, cruzo los dedos y rezo porque las cosas "funcionen". Pero me la paso tan prevenida que en el momento en que empiezo a sentir algo raro en mi cuerpo —así fuera una gripa o un mareo— mi mente empieza a decir,"oh, no". Para mí, un "oh, no" suele ser seguido de un "me estoy muriendo", momento en el cual entran los síntomas físicos del ataque de pánico: sofocación, taquicardia, cosquilleo en mis brazos y piernas, adrenalina, náusea (algo realmente nuevo), olas de calor (también es algo nuevo) y disociación (viejo pero aterrador). Cuando esto pasa en la mitad de un tratamiento que espero que sea la cura, me siento mal y desilusionado y pienso que nada me va a funcionar.

Irónicamente, lo que más me ha ayudado cuando estoy en recaídas de ataques de pánico no es intentar "curarlas" sino repensar la narrativa de lo que estoy experimentando. Son las veces en las que encuentro maneras —a veces creativas, a veces terapias de comportamiento— para observar, trabajar y envolverme activamente en mis ataques de pánico lo que me ha ayudado a volver a mi zona psicológica pacífica y segura.

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Los problemas de ansiedad son astutos. Por lo general, son condiciones que se encuentran en personas con mucha imaginación. Así que, cuando las formas de la imaginación cambian, el foco de la ansiedad puede cambiar: desde un miedo existencial a un síntoma nuevo y tangible de una muerte inminente y hasta una obsesión con el detalle más mundano de todos. Por esta razón, nunca he podido depender de una solución cuando recaigo en uno de estos ataques.

Hay tres periodos diferentes de mi vida en los que nada parecía estar funcionando, donde solo pude encontrar refugio psicológico rindiéndome ante mi ansiedad. Cada vez fue distinto, pero en todas terminé diciendo, "está bien, a la mierda. Voy a trabajar contigo".

Un ataque de pánico puede ser visto como una oportunidad para poner en práctica un nuevo set de herramientas, en vez de verlo como algo terrible que está pasando.

La primera vez fue cuando descubrí el ebook de Panic Away en Internet. Panic Away se ha vuelto todo un sistema, pero cuando yo descubrí el ebook, era literalmente un documento de Microsoft Word que uno podía bajar, donde había una imagen del autor en paracaídas en la primera página. Ese ebook es una de las pocas cosas que recomiendo para tratar los problemas de ansiedad —no porque fuera una cura inmediata— sino porque el autor, Barry McDonagh, me introdujo a una nueva manera de pensar con respecto a mis ataques de pánico. Me presentó la idea de que puedo ser una participante activa en la experiencia: que un ataque de pánico puede ser visto como una oportunidad para poner en práctica un nuevo set de herramientas, en vez de verlo como algo terrible que está pasando. También explora la idea de que una persona con problemas de pánico puede sufrir menos si es capaz de encontrarle un significado a la experiencia, en parte ayudando a otros, como lo exploró el psicólogo y sobreviviente de Auschwitz Viktor Frankl.

Viktor Frankl. Illustración por Joel Benjamin

La segunda vez que fui capaz de crear una narrativa alternativa alrededor de un ataque de pánico fue cuando empecé la cuenta de Twitter @sosadtoday. En ese momento estaba desesperada y estaba experimentando el peor ciclo de ataques de pánico y depresión que he tenido. Todas las cosas que me funcionaban antes —medicinas, el ebook, las terapias— no estaban funcionando. Estaba asustada de que no iba a poder mantener mi trabajo, en el cual tenía que estar sentada todo el día, porque estaba temblando, literalmente, del terror. Así que en una esquina oscura y pequeña de Internet cree la cuenta —anónimamente— y empecé a dejar ahí todo lo que sentía. Muchos años después sigo twitteando, así que claramente esta no era una panacea: lo que me daría paz por siempre. Pero la cuenta me ha dado lo que se podría llamar un uso alternativo para mi propio sufrimiento. Lo que comenzó solamente como una válvula de emergencia me ha conectado con muchos otros a lo largo de los años. Al compartir mi experiencia honestamente (y anónimamente por los primeros tres años), he descubierto que no estoy sola y he ayudado a otros a que sepan que tampoco están solos.

La modalidad más reciente que me ha ayudado con mi problema de ansiedad son las técnicas ACT/CBT, sobre todo las escritas. Cuando no pude seguir pagando por mi fantástica terapeuta que llevaba viendo nueve meses después de haber alcanzado mi punto de mayor crisis (ella no trabajaba con mi seguro), encontré una página con un montón de recursos libres de ansiedad para continuar haciendo el trabajo escrito. Mi favorito es este diario de pánico y también me gusta este ensayo sobre la ansiedad y la salud. Al tener un diario de pánico, puedo sentir que soy un participante activo en la experiencia y que estoy involucrado en esa narrativa, así no tenga el control de ella. Puedo tener un contexto y un marco en un espacio psicológico en el que no hay suelo ni techo.

Hay personas que dicen que han logrado parar sus ataques de pánico por completo. Eso es increíble. Yo creo que erradicar mi problema de ansiedad entrañaría encontrar una cura para la vida, una cura para la muerte, una cura para vivir en el mundo —una manera de vendar las preguntas existenciales que, para mí, siempre han llegado con la misma existencia. He intentado dejar de hacerme esas preguntas, pero siempre vuelven de una manera más terrorífica. La gente dice, "Tú no eres tu ansiedad", y eso lo entiendo. Pero quizá este problema no sea un problema como tal sino una gran sensibilidad al hecho de estar vivo.