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ART.hunter

Nos fuimos de tour por las ferias de arte de Bogotá - Parte 2: ArtBo

El reto: ir a todas a ver qué tal. Tiempo límite: hasta el lunes. Misión: traerles una pequeña muestra de lo que está pasando y antojarlos a todos.

En la primera parte del tour ferias de arte, estuvimos en Barcú y Odeón. Ahora el turno es de la glamourosa, importante, tradicional y "divinamente" ArtBO. Seamos sinceros, si ArtBO cambia de fecha, todas las demás ferias también lo harían. Eso porque esta feria es una gigante. Y lo digo no sólo por el hecho de que mueve mucho dinero, sino porque realmente hay mucho, muchísimo que ver allá adentro. ¡Unas obras increíbles! Y otras que no tanto, como siempre. Pero casi que hay que contar con cierta sabiduría a la hora de empezar a ver cosas. Eso porque al rato uno ya tiene saturación visual y empieza a no ver tanto cuanto quisiera, uno salta obras interesantes por el simple hecho que ya los ojos no dan para más. Y la culpa no es de nadie si no de uno mismo que entró todo entusiasmado y a las dos, tres horas de tanta información se vuelve un poco incompetente para apreciar el arte o detenerse en la experiencia. Es como hacer zapping: uno se entretiene y pasa buen rato, ve cosas bonitas pero no se detiene mucho porque hay más cosas que ver y la curiosidad pica. El tiempo se hace insuficiente para ver todo con la atención que se merecería cada pieza. El riesgo será siempre ver todo superficialmente a pesar de las buenas intenciones. Además, hay mucha gente. Hay tanta gente que hasta filas hay por todas partes: filas afuera, filas adentro. El evento es todo un éxito de taquilla por supuesto, es una feria de gran importancia en el panorama internacional.

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Para aquellos que pretenden ir en los últimos días que quedan, antes que saturen sus ojitos con miles de obras de muchos geniales artistas (y otros no tan geniales, como en todas las ferias) representados por reconocidas galerías de Colombia y el mundo en el pabellón principal, tienen la opción de ir a Artecámara. Siempre es bueno llegar con ojos frescos a ver proyectos frescos. Allá encontrarán novedades de artistas jóvenes nacionales, entre ellos el de Ana María Gómez Londoño.

El proyecto de Ana María podría definirse como una mirada actualizada de la imagen en movimiento clásica: vemos dos pantallas que muestran videos en blanco y negro, uno de una sesión de hipismo y otra de dos niños viajando en tren. Nos recuerda instantáneamente la cronofotografía de caballos de Eadweard Muybridge, precursora del cine. Estos videos están acompañados de sonido. La partitura de esa pieza sonora se hizo con las pisadas de los caballos, siendo cada toque al piso una nota y cada silencio, una pata al aire. Poesía pura.

Vista de la video-instalación "Memory Code" de Ana María Gómez Londoño.

Otro pabellón que me pareció bastante llamativo fue "Proyectos", esta vez con un claro acercamiento a la relación arte-diseño. Quedé gratamente sorprendida, pues el diseño (así como la moda, el cine, la literatura, etc) es un campo que toca al del arte y abordar esa frontera resulta como mínimo, interesante. Había unas sillas y unas lámparas artísticas perfectas para un apartamento bien excéntrico (y grande, por supuesto) o un lobby. Está bien que le recuerden a uno de vez en cuando que el arte sirve para "decorar con contenido" espacios lujosos y/o institucionales. Claro, "arte" es un concepto muy amplio, y habrá prácticas artísticas que no sirven para eso, pero la mayoría de objetos bellos que uno ve en esta época (y no solo en ArtBO, valga la aclaración) sí sirven para decorar y me gusta que nos lo recuerden. En fin, fue todo un guiño ese pabellón de proyectos, sobre todo para quien gusta también del diseño.

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A la Izquierda: obra de Los Carpinteros. Dererecha: lámpara inspirada en las estatuillas de venus paleolíticas.

No me detendré mucho en hablar del pabellón principal. Con que ustedes sepan que, en esencia, son galerías del mundo con obras de artistas por lo general talentosos y eso sí, muy cotizados en el mercado. Las obras tienen su magia. Como hay tantas, no creo que la mayor parte de la gente indague por el proceso de creación y/o la intención de los artistas (que puede hacer ver interesantes obras que a primera vista no son llamativas); pero por otro lado, que hay obras que se destacan sin necesidad de saber lo que hay detrás, las hay. Acá algunas obras que me llamaron la atención:

Esculturas congeladas de Juan Carlos Delgado en el stand de LA Galería (Colombia).

Instalación lumínica de Graciela Sacco en el stand de Rolf (Argentina).

Escultura de Fredy Álzate en el stand de Del Infinito Arte (Colombia).

Hay muchas más igual de chéveres y quién sabe hasta mejores, pero acá pasa lo que mismo que en una tienda de perfumes: uno huele bien los cuatro primeros y después ya pierde la agudeza del sentido. La culpa no es de los perfumes, es de uno. Los sentidos se saturan.

En el pabellón pedagógico "Articularte" (la típica palabra que usa "arte" como sufijo para afirmar su naturaleza artística) uno puede encontrar actividades e intervenciones pensadas por artistas que trabajan desde, por y a partir de su relación con la educación. Según entiendo están haciendo talleres ahí durante la feria y bueno, si uno tiene el tiempo y la disposición de participar seguro tendrá una experiencia reveladora. Lo digo porque en la mayoría de talleres que he participado, no aquí, sino en otros espacios, uno desarrolla más la sensibilidad y abre un poco la mente, sale diferente. Es algo que le apuesta a la experiencia directa de hacer las cosas en vez de verlas ya hechas.

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Pabellón pedagógico.

Ahí mismo en Articularte hay una llamativa instalación de Paulo Licona en la que se puede entrar a garabatear. Es un tablero-casa o una casa-tablero verde por fuera y negra por dentro que recuerda la escuela como espacio que encierra, pero donde habitan muchas personalidades singulares e ideas no-estandarizadas.

Instalación Paulo Licona.

Hay un pabellón de referentes que, a manera de recuento histórico, exhibe obras de otras épocas. Por lo general, hay que hacer fila para entrar.

Pabellón Referentes y la fila para entrar.

Por último, además de varios stands pequeños que informan sobre espacios culturales locales, revistas y publicaciones especializadas y medios de comunicación en general, uno puede encontrar stands de gráfica. Hay uno donde están estampando en vivo con serigrafía y otros de libros de artista y fanzines. El stand más llamativo fue el de Arte Dos Gráfico, un taller bogotano donde se imprimen obras gráficas y se hacen ediciones limitadas de libros de artista. Tenían una gran mesa llena de libro-arte que uno podía ver (obviamente poniéndose los guantes).

Libro-arte.

En definitiva, un zapping artístico que satura, pero satura con nivel. Mucha información en un espacio totalmente neutro. La feria es la típica feria: llena de gente, llena de stands y hay para todos los gustos (pero en este caso, no para todos los bolsillos).