Una vida fotografiando a los Aterciopelados

Todas las fotos cortesía de Guillermo Torres.

En la Bogotá de los ochenta, la fotografía como carrera profesional todavía no existía en ninguna facultad de la ciudad y apenas se dictaba uno que otro curso en institutos como la Alianza Colombo-Francesa. Para dedicarse a tomar fotos -que claro, se hacía únicamente de manera análoga- se tenía que aprender desde la práctica y así fue que le tocó a Guillermo Torres. Un bogotano que se dedica de lleno a la fotografía desde finales de los ochenta y que aprendió los gajes del oficio gracias a un tío que tomaba fotos para revistas de la época como la extinta Hit y Cromos.

Fue justamente en la última a la que entró en 1990 como asistente de estudio, de laboratorio y a hacer fotos para la sección de sociales. "A los tres o cuatro meses de haber entrado, se creó la sección de Cromorock dirigida por Gustavo Gómez y dedicada a bandas. Como yo era el más joven del equipo y me gustaba la música, empecé a hacer cositas ahí", cuenta Guillermo. Así comenzó su relación con la escena del rock local y sudamericano en los noventa -retrató a bandas como Estados Alterados, Ekhymosis, Soda Stereo, Caifanes y Hombres G- y llegó a Héctor Buitrago y Andrea Echeverri, un par de muchachos inquietos aficionados a la música y dueños de Barbarie, el extinto bar de la calle 10 con carrera 3a que el mismo Guillermo frecuentaba para conocer canciones que no pasaban en otro lado: "Iba con mis amigos porque era otra música diferente a lo que uno escuchaba en otras bares y que no pasaban en las emisoras".

Fue justamente gracias a esa casona donde se presentaban bandas y estallaban temas de rock nacional e internacional en plena Candelaria, que Guillermo llegó con Cromorock para hacerle una nota a Héctor y Andrea sobre Barbarie cuando todavía no se llamaban los Aterciopelados. "Me acuerdo que era en un segundo piso y Andrea a la entrada tenía venta de ropa y otras cosas. Así los conocí", recuerda.

En 1991 y con Barbarie clausurado por la policía pero con el proyecto de Aterciopelados andando y en camino a lanzar su primer disco, la banda tuvo su primera nota extensa en una edición de Cromos y claro, Guillermo fue el encargado de fotografiarlos para su primera nota en un medio masivo. "La banda apenas estaba empezando a tocar, a hacer sus cosas. Ni siquiera habían lanzado su álbum pero llegaron a la revista". Un año después Cromorock pasaría a la dirección de Karl Troller, un periodista que se había dado a conocer en el underground bogotano de los ochenta con la revista Chapinero y que como rememora Guillermo, "fue el que se dio la pela por apoyar a los grupos colombianos y tenía la guerra cazada con disc jockeys de radio como Villalobos y Tito que no lo hacían".

Luego vino la invitación de Andrea para que les tomara las fotos promocionales para el arte de Con el corazón en la mano -álbum debut de Aterciopelados- en 1993 y de ahí en adelante, se forjaría una complicidad banda-fotógrafo que se mantiene hasta la actualidad y que quedó bien plasmada en las fotografías incluidas en el libro -titulado igual que su primer disco- forrado en terciopelo rojo dedicado a los Atercios publicado en el 2014.

Por nuestra parte, decidimos que la mejor manera de acercarnos al trabajo de Guillermo debía ser a través de sus fotografías y le pedimos que nos hiciera una selección de sus favoritas para que recorriendo la historia de Aterciopelados, nos contara las historias detrás de ellas.

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Esas fotos las tomé para la primera nota de Aterciopelados en 'Cromos' antes de que lanzaran el primer álbum. Ellos no eran así de posar, se paraban y se sentaban por ahí, y cuando yo les decía que miraran la cámara miraban para otro lado jaja.

Andrea me dijo que quería una foto con unos corazones y se consiguió unos de res para que las hiciéramos ahí en el estudio. Ella había comprado cuatro corazones hace como tres días y apenas los sacó pues eso olía horrible y como el estudio no tenía ventilación, duro como ocho días con ese olor jaja. La foto quedó como la contraportada de su primer disco.

Estas las sacamos para el disco de 'Con el corazón en la mano' y fue después de que botamos esos corazones a la basura jaja. Fueron con una iluminación distinta para que no quedaran parecidas a las otras tomas. Como Héctor tenía rastas comenzaba a mover el cabello así, era como su lado La Pestilencia.

Esas fotos fueron para promocionar 'El Dorado', el segundo álbum de los Atercios. Hicimos un foto estudio y luego yo sugerí que bajáramos a la troncal de la Caracas. La sede de 'Cromos' quedaba en la 70 entre séptima y octava entonces bajamos a la 70 con Caracas y ahí hicimos esas fotos.

Yo estuve en la primera edición del Rock al Parque en la que los Aterciopelados se presentaron. Ellos eran los que estaban impulsando el festival y esta foto del público fue cuando subí a hacer fotos mientras tocaban. En la primera fila estaban los de la fuerza de paz con camisetas blancas y se dedicaban a cuidar a los asistentes. Era la época del slam entonces a la gente la llevaban así por encima de la multitud y era la novedad en los conciertos.

Ahí fue cuando me dijeron que Julio Correal quería hacer unas fotos para promocionar "Florecita Rockera", la canción que estaba pegando duro en ese año. Se iban de gira y la idea era sacar unos afiches en los que saliera Andrea con la guitarra de flores. Uno ya los conocía y sabía que sus ideas siempre eran chéveres.

Aquí la estética ya era diferente y necesitaban fotos para la revista 'Shock'. Era por la época de Illya Kuriaky & The Valderramas y se fueron mucho por esa onda. Yo me dejaba llevar por las tendencias de otros grupos del momento entonces por eso tuvieron ese concepto.

Estas son en un concierto en el que estaban promocionando 'La pipa de la paz'. Fue una de las veces en las que me llamaron a tomarles fotos en eventos.

Los Atercios me contactaron a decirme que iban a grabar el video de "Rompecabezas" y en la revista hubo una época en la que uno podía proponer fotos a doble página entonces aproveché. Estaban grabando en un hangar, tomé la foto y quedó publicada.

Fue para una sección en 'Semana' que hubo de retratos y la idea era sacarla en blanco y negro. En esa ocasión llamé a Andrea y aceptó de una.

Esa vez estaban promocionando un disco e iban a sacar una portada en Credencial. Yo tenía en mi casa un cubrelecho en terciopelo -que sale en la que es en blanco y negro- y era bacanísimo. La cosa es que se fue dañando con las lavadas pero igual lo puse ahí de fondo, se seguía viendo bien.

Ellos estaban empezando con el cuento del activismo entonces les hicieron una propuesta en la ONG 'WWF', que les pidió una foto y les dijo que ellos la pagaban. Las hicimos cerca al apartamento donde estaba viviendo Héctor por Cedritos.

La Secretaría de Bogotá quería sacar un trabajo de los 20 años del primer álbum de Aterciopelados y para arrancar el proyecto, me preguntaron por mi material de archivo de la banda y me pidieron que sacara nuevas fotos de la banda. Nos pusimos cita una mañana y nos fuimos por toda la 26 a hacerla. Ellos tenían unos cuatro o cinco grafitis elegidos para tomarse las fotos e ibamos un carro manejado por la esposa de Héctor que iba parando en cada uno. Fueron como dos horas de recorrido haciendo fotos para el libro.

Esto fue en el lanzamiento del libro a finales del 2014 en el Teatro Colón. Ahí se tocaron como unas seis canciones y hubo una charla con Santiago Rivas que presentó el libro.