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Música

¿Cuánto gana un DJ en Colombia?

Aunque en nuestro país la electrónica cada vez gana más terreno, el reconocimiento formal a este oficio sigue estando en jaque.
Ilustración por Sara Pachón.

En Colombia son miles los que han elegido la profesión de selector de discos con la ilusión de que, paulatinamente, les dé su sustento diario. Y aunque en nuestro país la música electrónica cada vez gana más terreno, el reconocimiento formal a este oficio sigue estando en jaque.

Si nos remitimos a términos "legales", aquella persona que en un recinto, ya sea público o privado, disponga de sus herramientas, de su tiempo y de su talento para llevar a cabo un trabajo determinado, siguiendo unas instrucciones formales de alguien, esta persona está, en efecto, inmerso en un contrato de prestación de servicios. Y aunque en este frente no es muy común que se maneje un protocolo contractual (aunque debería), es de suma importancia que cualquier DJ, sin importar su historial, sea respetado y remunerado por su actividad.

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Ahora, la pregunta del millón: ¿Cuánto gana un DJ en Colombia?

"En 1988 me pagaban $3.500 pesos, mientras que hoy en día por un toque de dos horas, llevando tornas, pagan $600.000… o sin tornas, $400.000", asegura Fabio Alzate, a quien llaman cariñosamente Abuelo por su papel de pionero dentro de la escena local. "Desafortunadamente las personas que manejan los clubes no son conscientes de lo que vale verdaderamente la presencia de un buen DJ en un sitio, de su importancia y lo que puede influir en las ventas, en la permanencia y cantidad de público que pueda llegar".

Hermano, ¿cómo quieres que te pague si no vino nadie?

¿Y qué determina cuánto vale un "buen DJ" en Colombia? Según Juliana Cuervo, DJ y promotora del colectivo Move de Medellín, "en el caso de los DJs que tocamos con discos de vinilo o que compramos música, estos son ítems bastante costosos, si te pones a analizar cuánto dinero representan esos quince discos de vinilo que utilizaste en el set. Por lo menos en Medellín estás recibiendo los mismos $250.000 pesos que pagaste por ellos, sin importar el tiempo que invertiste investigando o el concepto que buscaste retratar como artista".

Desde la mirada de Sónico, DJ y promotor de vieja data en la escena hardtechno bogotana, no se trata solo de una problemática ligada al ámbito electrónico, sino que trasciende las fronteras musicales para convertirse en un obstáculo más fruto de la recesión económica que vive el país. "En general, los pagos a oficios varios e incluso profesionales en Colombia son regulares. Todo tiene un fondo socioeconómico como cultural que lo hace así. Yo no vivo de ser DJ únicamente, pero sí de la música en un sentido más amplio, llámalo mundo del entretenimiento o lo que sea. Creo que aquí toma demasiado tiempo hacerse a un estatus artístico para poder ser medianamente bien remunerado".

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Para la cabeza de la promotora Techsound, la mejor opción para un DJ en Colombia es diversificar, ya sea a través de una carrera relacionada al sonido, mercadeo musical o la misma producción. "Si la idea es vivir de la música, es factible… pero el porcentaje es bajo. Siempre hay que dar más, no quedarse esperando a que te llamen porque consideras que tocas bien y menos con un mercado tan saturado en oferta como el nuestro".

Muchos culpan la saturación del mercado de la oferta con las pocas oportunidades de desarrollo real para los artistas: "El problema tampoco está en los clubes que pagan poco", afirma Juan Ayerbe, más conocido como Memek, selector reconocido que ha hecho carrera entre Bogotá y Nueva York. "El problema está en la cantidad de nuevos 'DJs' que regalan su trabajo, lo que conlleva a que muchos promotores, por no pagar lo que uno cobra, contratan a alguien más barato pero no precisamente mejor".

Cheo Cubillos, promotor del reconocido club capitalino Baum, considera que, a pesar de las críticas de muchos colegas, un DJ cobra por lo que vende. Su opinión es sentenciosa: "Muchas personas se niegan a ver que a un DJ se le pague por la cantidad de gente que pueda mover… porque a la final todo esto termina siendo un negocio". Por DJs internacionales, Baum paga desde $3.000 hasta $12.000 dólares, cifras variables dependiendo del artista y del movimiento del mercado. En el caso de los artistas nacionales, el club ofrece entre $300.000 y $600.000, y hasta $1'500,000 cuando se trata de eventos especiales, como showcases en otras ciudades. Indagando por la diferencia entre los pagos entre DJ's internacionales y nacionales, es común la sensación en el sector: la diferencia es abismal.

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¿Pago? Pero si la idea es que la gente te vaya conociendo…

¿Se puede hablar de justicia en esta temática? Natalia Ríos, cabeza de Mansion Club en Medellín, considera que es muy difícil hablar de ecuanimidad sea cual sea el sector del arte en el que un artista se desarrolle en Colombia. "Aun así, opino que todavía nos falta mucho en cuanto a formalizarnos como sector, y aunque estoy segura de que cada vez hay menos DJs o artistas musicales que regalen su trabajo o se vendan por un simple afán de figuración o para que lo "vuelvan a llamar", así mismo cada vez más empresarios toman en cuenta que es un trabajo digno que merece respeto, formalidad y cumplimiento". En comparación con otros campos profesionales, Manolo Arango, promotor y socio de Salón Amador, también en Medallo, piensa que "aparentemente, un pago de $150.000 a $350.000 pesos por toque a un DJ, el cual dura de tres a cuatro horas, es algo muy bueno si pensamos en que el salario de una persona en muchos casos es menor a los $100.000 pesos por un día de trabajo de ocho horas".

Hay quienes creen que variables como producir la propia música, prensar en un sello reconocido de afuera, tocar en un club extranjero o participar en un evento de una marca reconocida pueden influir en la remuneración a un artista. ¿Pero tanto como para poder vivir de mezclar? "Para llegar al fee que cobro ahora (que por cierto no siempre lo pagan, casi siempre te piden rebaja) tuvieron que pasar 14 años de carrera, un Boiler Room, algunos releases y muchos toques: buenos, malos, mal pagos, bien pagos, sin pago", argumenta Magdalena, reconocida DJ en el circuito techno nacional.

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"Al ser artista eres trabajador independiente y un trabajador independiente debe cotizar a salud y pensión por su cuenta, pagar arriendo, mercado, servicios, vacaciones, salidas… todo como una persona normal. Esto con un 'sueldo de DJ' no es posible… o lo es, pero viviendo constantemente 'apretado', como se dice". Posición con la que concuerda Julio Garcés, DJ caleño que admite, desde su experiencia, que "por más barato que sea vivir en Cali, es imposible vivir de ser DJ cuando te pagan en promedio $200.000 pesos". Vandel, su colega paisa de Discos Nutabe, lo respalda en el sentimiento: "Yo lo intenté, sobreviví dos años y no fui capaz, pero sigo soñando. Muchos DJs lo hacen, pero no solo por estar tocando: hacen sus parches, tienen un trabajo en un club o algo como promotor o técnico, realizan fiestas grandes o pequeñas y eso ayuda mucho".

Otra pregunta totalmente válida podría ser: ¿será un tema de escenas? ¿Acaso a un DJ crossover, de los que tocan música más comercial, puede irle mejor que a sus colegas techneros y houseros? Para DJ Juli Vargas, selector, emprendedor del rebusque y reconocido DJ de dicha escena en Bogotá, quien puede tocar hasta tres veces por semana, el principal problema del sinfín de DJs que tocan semanalmente en bares a lo ancho y largo del país es que "todos hacen lo mismo". Según Vargas, "Un bar convencional, dícese en la Primera de Mayo o en Modelia, puede pagar desde menos de $100.000 pesos hasta $180.000 por una noche de fin de semana. En un bar intermedio, digamos en zonas universitarias, centro o La Candelaria, se recibe entre $200.000 y $250.000, mientras que ya en un bar consolidado como El Fabuloso te pueden pagar de $300.000 a $400.000". Además de tener cubierta las diversas zonas de bares en la capital, DJ Juli Vargas también se mueve con proeza dentro del ámbito de los matrimonios, campo en el cual asegura se "dobletea" la producción para cualquier DJ: "Hay DJs que cobran de 2 a 3 millones de pesos, siendo contratados cada ocho días. En lo personal, manejo una tarifa de $600.000 a un millón de pesos totalmente libres, pues los costos de producción de sonido y demás le corresponden al organizador del evento".

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Muchos hablan, precisamente, de que la falta del sentido de 'profesión' viene precisamente de parte de los profesionales. Alejandro Vélez, DJ vieja escuela de Medellín, confiesa que "anteriormente, en ciertos lugares reconocidos por vender cocteles granizados, los dueños de entrada te proponían no pagarte nada, pero te dejaban entrar a la noviecita o te regalaban mediecita para vos y tus dos amigos". Juan José Piedrahita, cabeza de Calle 9+1 en Medellín, en cambio, invita a la reflexión en esta dirección: "Lastimosamente esta mala remuneración se debe principalmente a los propios DJs, los cuales por tocar en el club que esté de moda aceptan malos pagos o negocios poco claros. Falta profesionalismo por parte y parte, contratos, cumplimiento de los puntos acordados, no se le debe restar importancia a cada detalle. Por otra parte, falta espíritu de agremiación, de trabajar todos en una misma dirección, apoyarse mutuamente, por ejemplo, en algo tan básico como las tarifas. Pero es casi como cualquier actividad, el tema es que pocos toman el ser DJ como algo profesional desde el principio".

Andrés Shaq, cabecilla de El Freaky, uno de los colectivos más sobresalientes del momento, y reciente invitado a Boiler Room, afirma que uno de los tantos problemas que conlleva el vivir de ser DJ es remitirse a ser DJ de discoteca. "No está mal que un DJ toque en una discoteca, pero se acostumbran a que les paguen únicamente lo que ofrece el sitio, lo cual a veces es bastante bajito. ¿A nosotros qué nos pasó? Por un lado, yo organizaba las primeras fiestas, por lo que nunca necesitábamos que nos contrataran. Una ventaja si se mira la audiencia que se va creando de a poco. Luego al pasar el tiempo, pudimos ir engrosando el proyecto desde la parte gráfica, estética, remixes y producción en general. Cuando empiezas a juntar todos esos elementos, empiezas a crear un concepto diferenciador comparado con el de un DJ de discoteca, y es ahí cuando pasas de cobrar $100.000 a cobrar diez millones".

No creo que te pueda colaborar con algo de billete, pero toma esta media de guaro.

Para Mateo Rivano, mejor conocido como DJ BarbaRoja, uno de los nombres más respetados dentro de la escena tropical vinilera, el valor agregado de esta industria es tener contactos. "Sí se puede llegar a ganar muy bien siendo DJ", afirma él, quien también se desempeña como artista plástico y visual. "Pero el proceso para que un promotor entienda y valore la música que se ha logrado recolectar con tiempo y esfuerzo es bastante largo. Son muy pocos los que de verdad les interesa enriquecer la escena más que sus propios bolsillos". Según el hombre de Los Guaqueros, quien ostenta una de las colecciones de vinilos más envidiadas del país, el perseverar y ser bastante apasionado con un género determinado es lo que logra crear un público fiel e inamovible. Contactos. La palabra aparece de manera recurrente como clave en esta industria. Para Mansur, DJ del colectivo A la Siniestra y booker de Video Club, en Colombia el pago "no es justo, pero no es del todo mal pago. No es justo porque en muchos casos el empleador le paga al DJ basado en qué tanto éste DJ vaya a promocionar la fiesta, la pinta que tenga, de quién es amigo y qué parche va jalar, en vez de reconocer su propuesta musical, el formato en el que toca, su conocimiento y su compromiso con la música". Al final, sin embargo, el hombre es optimista, al menos desde el punto de vista artístico: "No vivir de ser DJ puede dar más libertad y hasta felicidad a la hora de proponer, donde no hay compromisos al poner música".

Pero, ¿y nuestros DJs súper estrellas? ¿Dónde están nuestros propios Calvin Harris y Tiëstos, quienes encabezan la lista de DJs mejor pagados de 2016 sumando entre ambos más de 100 millones de dólares? Aunque son contados, en este particular panorama criollo también podemos encontrar selectores que cobran entre uno o dos millones de pesos por presentación, ya sea por su amplia trayectoria, sus producciones prensadas en sellos relevantes, o simplemente por el séquito de seguidores que mueven. Julio Victoria, uno de los DJs más apetecidos de nuestra escena, manifiesta que "a pesar de que nosotros pagamos bastante bien, los pagos a DJs en escenas como México o Miami siguen siendo mucho más sólidos", dejando entrever que las fechas de afuera son las que en verdad engordan billeteras. A pesar de que la gran mayoría de nuevos DJs se lancen a ciegas a un mar de promotores y organizadores plagados de malicia indígena, a fin de cuentas, la mejor recomendación sería –por más cliché que suene– creer en usted mismo y en su profesionalismo, manejar una tarifa fija y hacer valer dignamente sus derechos como artista. Aprender a tocar es una ciencia; ser buen DJ, un arte. Como alguna vez escribió el periodista musical británico David Hepworth: "Si te subes a un escenario para tocar discos, estás entrando en una especie de contrato. Debes aceptar que tu trabajo como DJ consiste en incrementar la felicidad en el lugar… y no muchas personas son capaces de ello".