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Rocco Siffredi se hizo estrella del porno porque no podía ser sacerdote

El documental 'Rocco', que hizo su reciente debut en el Festival de Cine de Venecia, es la historia de una estrella del porno que intenta encontrar el sentido a sus actos, una mirada introspectiva de la vida de Siffredi.

Quizá su nombre no te suene, pero si has visto algo de porno en los últimos treinta años, es difícil que no te hayas topado con el miembro de 23 cm de Rocco Siffredi. Apodado "el semental italiano", el actor de 52 años ha aparecido en más de 1.500 películas y ha practicado sexo con casi cuatro veces esa cantidad de mujeres, una trayectoria que le ha ganado el caché de estrellas de la talla de Ron Jeremy o John Holmes.

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Roco Tano nació en la región italiana de Abruzzo. Su madre quería que se dedicara al sacerdocio, pero el joven monaguillo tenía el "diablo entre las piernas", como él suele referirse a su pene, y fue cuestión de tiempo que acabara en la industria del cine para adultos. Rocco lleva cuatro generaciones de porno follando: desde películas de 35 mm, con guion y trama, hasta las producciones de XXX pasando por vídeos en VHS y DVD. Pero parece que hasta el mismísimo Rocco se ha cansado del negocio: hace poco ha anunciado que se retira, algo de lo que ya había informado varias veces anteriormente, por lo que habrá que esperar para ver si este padre de dos va a dejar el estrellato definitivamente.

Pero a los cineastas franceses Thierry Demaiziere y Alban Teurlai no les interesan estos datos biográficos. Su extraordinario documental Rocco, que hizo su reciente debut en el Festival de Cine de Venecia, es la historia de una estrella del porno que intenta encontrar el sentido a sus actos, una mirada introspectiva de un Siffredi que se sincera sobre la muerte de su hermano, su reacción sexual ante el fallecimiento de la madre, la relación con su mujer y sus dos hijos y, por supuesto, por qué le gusta tanto realizar actos carnales frente a una cámara. La cinta pone el acento en el sentimiento católico de culpa que pesa sobre el actor. Es como Boogie Nights dirigida por Martin Scorsese.

El documental arranca de la única forma posible: un primer plano del pene de Siffredi. A continuación, vemos al actor haciendo un casting para una película que va a dirigir, asegurándose de que las actrices están preparadas para mostrar los extremos sexuales a los que quiere llegar, ya sean penetraciones anales o juegos más agresivos, como provocarles arcadas con el pene. El dúo francés seguirá a Rocco a Budapest, donde vive su esposa Rosza Tano, a Italia y Los Ángeles. A través de él obtenemos una visión más amplia de la industria del porno y de los límites que muchos actores y actrices están dispuestos a cruzar para llegar a la fama.

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En una de las escenas más angustiosas, una mujer se mete los dedos de Siffredi en la boca, imitando una felación, pero tan adentro que se le saltan las lágrimas del esfuerzo. Siffredi es fascinante, jovial y depravado al mismo tiempo. Charlamos con él después del estreno del documental en el Festival de Venecia.

VICE: ¿Por qué has decidido hacer este documental ahora?
Rocco Siffredi: He recibido varias propuestas para hacer un documental, la primera de un director polaco, cuando yo tenía 40 años. A esa edad no pensaba que tuviera mucho que decir, pese a que he estado en este negocio durante 20 años. Luego llegaron varios directores italianos, pero pensé que los italianos no serían capaces de entender la sexualidad dejando de lado los prejuicios. Y por fin llegaron los franceses [Thierry Demaiziere y Alban Teurlai]. Podría decirse que nací en Francia, al menos artísticamente, porque allí fue donde empecé mi carrera como actor porno.

Me reuní con ellos y me explicaron que querían hacer una película sobre el porno, pero que necesitaban un líder, y pensaron en mí. Estuvimos varias horas hablando y al final cambiaron de idea: querían que todo el documental tratara sobre mí. Todo eso sucedió en un momento turbulento de mi vida, por lo que quería que ese documental me sirviera para sacarlo todo.

En el documental hablas de las muertes de tu madre y tu hermano. ¿Te resultó difícil hacerlo?
Ha habido mucho sufrimiento en mi vida. Cuando pierdes a tu hermano a los seis años y ves cómo tu madre se vuelve loca de dolor, es imposible ser una persona normal, olvidar ese dolor. De repente, lo único que quieres es hacer algo que ayude a que la vida sea menos dura. Esas dos tragedias fueron la razón por la que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa.

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¿Por qué porno?
A los once años ya era un joven muy activo sexualmente, cuando la mayoría de chavales de mi edad no tenían ninguna experiencia sexual, así que sabía que era especial. Pero la razón principal era que quería dar algo a mi madre que la ayudara a superar el dolor dela pérdida de su hijo.

Cuando tenía trece años, recuerdo haber encontrado una revista en la que había fotos de un tipo llamado Supersex, una famosa estrella del porno de los setenta. Aparecía follándose a una morena, pasabas página y se estaba follando a una pelirroja, en la página siguiente, a una rubia, y en la próxima, a las tres. Cuando vi aquello, tuve claro que quería dedicarme a ese negocio. Llamé a mi hermano mayor, que vive en París, y se lo conté. "Estás loco", fue su respuesta. A los 16 años lo volví a llamar. "No te das por vencido, ¿eh? ¡Estás como una cabra!", me dijo. Llamé una tercera vez cuando cumplí los 20 años. Esa vez me dijo que fuera a un club de intercambio de parejas, que allí encontraría a gente del sector que podría ayudarme. Lo hice y funcionó. La gente empezó a verme practicar sexo y aquel día mi vida cambió para siempre. Estaba en el paraíso.

¿Por qué llamas a tu pene "el diablo entre mis piernas"?
Porque el diablo posee tu cuerpo, no al revés. He usado el sexo como me convenía durante muchos años. Pero cuando es el sexo el que te utiliza a ti, te conviertes en un adicto, y eso es el diablo. Pasa lo mismo con las drogas y el alcohol. A todo eso yo lo llamo el diablo. Cuando te posee, te obliga a hacer lo que él quiere, cosas que realmente no te gustan, pero que haces de todas formas.

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No es la primera vez que hablas de retirarte. ¿Qué pasó la vez que tenías 40 años y también anunciaste que solo trabajarías detrás de la cámara?
Intente retirarme por mis hijos. Quería dejar de actuar para cuando fueran adolescentes y estuvieran preparados para tener relaciones sexuales. Me propuse trabajar como director para no hacerles daño. Sin embargo, la cagué muchas veces. Para empezar, el primero al que hice daño dejándolo fui yo mismo. Empecé a irme con prostitutas dos o tres veces al día. Estaba acostumbrado a tanto sexo que lo necesitaba.

¿Afectó eso a tu matrimonio?
Por supuesto, pero estoy con una mujer muy inteligente que supo entender mi situación. Me dijo que si estaba viéndome con prostitutas como sustituto de las películas, no tenía ningún sentido que me retirara.

¿Te resultó extraño ser tú el que pagara dinero por sexo, y no al revés?
Sí. A veces también pasaba otra cosa graciosa. Cuando las prostitutas me veían la polla decían, "¡Guau! Es enorme. ¿Por qué no haces porno?". Me pasó varias veces, y siempre les decía, "Sí, ya me lo pensaré".

¿Cómo llevas eso de hablar continuamente del tamaño de tu pene?
"¿Cuánto te mide la polla?" suele ser la primera pregunta que me hacen, así que estoy acostumbrado. Soy consciente de que mi herramienta de trabajo es mi pene. En el trabajo somos dos: yo y mi polla. Los dos somos famosos, no solo yo. Siempre lo he tenido claro y no me decepciona. Tampoco me siento cosificado. Nunca he tenido problemas con esto. Nunca.

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¿Cómo crees que ha cambiado el porno a lo largo de tu trayectoria?
He vivido cuatro generaciones, y la verdad es que hay una gran diferencia entre la época en la que empecé y el porno que se hace hoy. Antes hacías dos escenas por semana, había mucho diálogo, grabábamos en 35 mm, etc. También llevaba más tiempo cambiar de posición la cámara y las luces, por lo que el tiempo que pasabas practicando sexo era muy breve. Hoy, en cambio, solo hay sexo, sexo y más sexo. Cero diálogos. El romanticismo ha desaparecido; ahora todo son distintos planos del cuerpo femenino: las tetas, los pies, planos de una penetración anal, etc. Últimamente, muchas chicas practican el anal a tres bandas y a veces ni siquiera llegas a tocarlas con otra cosa que no sea la polla. Es muy distinto a lo que se hacía antes.

¿Es mejor o peor?
Ahora es mucho peor. A mí me gusta follar a las mujeres con pasión, necesito que haya conexión, usar las manos, los olores y la energía. Todo. Pero hoy día no tienes tiempo para hacer todo eso y a nadie le importa, en cualquier caso. Solo interesan los cuerpos. Cuerpos, cuerpos, cuerpos. Nuevas personas, nuevas pollas. No me gusta el sexo si no hay química. Tampoco tenemos dinero para hacer largometrajes, como antiguamente. El modelo de negocio ha cambiado porque internet lo ha jodido todo.

Me gusta internet porque da a la gente sin dinero, que vive en países donde las mujeres son invisibles, la posibilidad de ver a una mujer bonita hacer cosas increíbles, pero por otra parte, la red ha echado a perder el negocio por completo. Hay sexo gratis por todas partes. ¿Quién iba a querer pagar?

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Conseguiste que Kelly Stafford volviera a hacer cine porno para tu última película. ¿Por qué era tan importante para ti?
Para mí, Kelly es la mayor estrella del porno. Es LA estrella del porno. De alguna forma, es como yo en mujer.

¿Es más poderosa que tú por ser mujer?
Sin lugar a dudas. Es muy potente. La gente especial me atrae. Siempre que oigo a alguien decir que una persona está completamente loca, sé que quiere decir que es increíble. No me gusta la gente que no destaca, la gente normal. Me aburren.

¿Alguna vez llegará el día en que te retires definitivamente?
Ya lo dije después de esta película: no voy a volver a responder a eso. Quiero decir que no volveré a decir que me retiro o que vuelvo al cine porno. Por ahora, se acabó, pero no diré que no pueda volver.

Si quieres más información sobre Rocco, visita el sitio web del proyecto.

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Traducción por Mario Abad.