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En Corea del Sur, no hacer nada se volvió un deporte

Durante el evento de 90 minutos, los participantes tienen prohibido hacer otra cosa distinta a mirar al vacío. Si se quedan dormidos, se ríen o usan celulares, quedan descalificados.

Participantes del concurso de no hacer nada. Foto por Jung Yeon-Je/AFP/Getty Images.

Hace unas semanas, en una tarde de domingo, alrededor de 70 personas se reunieron en el parque Ichon Hangang en Seúl, Corea del Sur, para no hacer nada. No había un solo smartphone a la vista, nada de mensajes ni selfies y nadie tenía prisa por irse a otro lado.

La multitud estaba participando en el concurso anual de no hacer nada en Corea del Sur para ver quién podía quedarse viendo a la nada por más tiempo sin perder la concentración. WoopsYang, la artista visual que creó el evento en 2014, dijo que estaba diseñado para resaltar cómo la gente somete su cerebro a un trabajo excesivo y las ventajas de tomar un descanso.

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"En ese entonces sufría de fatiga crónica pero me daba una ansiedad insoportable cuando no hacía nada y no era productiva de una u otra forma", dijo para VICE. Con el tiempo, se dio cuenta de que no estaba sola. "Pensé: Todos nos sentiríamos mejor al no hacer nada si lo hiciéramos en grupo".


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La primera edición del concurso se llevó a cabo hace dos años y desde entonces evolucionó hasta convertirse en un espectáculo completo con panel de jueces y una lista de reglas: no celulares, no hablar, no ver el reloj y no quedarse dormido. WoopsYang dijo que hubo más de 2 mil personas que se inscribieron para los 70 lugares de este año y tuvo que organizar rondas eliminatorias para seleccionar a los mejores candidatos.

Durante el evento de 90 minutos, los participantes tienen prohibido hacer otra cosa además de mirar al vacío. Si se quedan dormidos, se ríen o usan tecnología, quedan descalificados. Se revisa el ritmo cardiaco de los participantes cada 15 minutos para asegurarse de que están tranquilos; la persona con el ritmo cardiaco más estable gana. Hay un comentarista en vivo que narra el evento al público. Si los participantes tienen sed o ganas de ir al baño, levantan una de varias tarjetas para pedir permiso.

Este año, Shin Hyo-Seob, un rapero local que se hace llamar Crush, se llevó el oro. Quedó entre los finalistas y tuvo el ritmo cardiaco más estable de todos, lo que lo convirtió en el más desconectado. "Estaba decidido a ganar", dijo para VICE. "Hasta practiqué en casa".

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"Todos nos sentiríamos mejor al no hacer nada si lo hiciéramos en grupo".— WoopsYang

El concurso es parte de un diálogo más amplio sobre la importancia del descanso —no sólo en Corea del Sur, sino en todo el mundo—. Las investigaciones han demostrado que el cerebro necesita descanso para procesar información y crear recuerdos, así como para mitigar el estrés y el agotamiento que resulta de están constantemente conectado a nuestro trabajo y a nuestra vida social. Corea del Sur, en particular, tiene una de las poblaciones más estresadas del mundo, que el New York Times alguna vez describió como "al borde de un colapso nervioso nacional".

Seúl no es la única ciudad con problemas relacionados con el estrés, la ansiedad y un cerebro exhausto. Por esa razón, WoopsYang espera poder expandir el concurso a nivel mundial. El año pasado se llevó a cabo un concurso de no hacer nada en Beijing, donde hubo alrededor de 80 participantes.


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Además del elemento competitivo, WoopsYang dice que también ve el evento como un performance. El concurso se celebra una hora ocupada del día (este año fue en lunes por la mañana) en una parte ocupada de la ciudad (el primero se celebró en el ayuntamiento de Seúl; este año, en un parque público importante) para resaltar el contraste entre un grupo de personas que no hacen absolutamente nada y el caos de la ciudad que los rodea. "La mejor forma de ver esta competencia es desde uno de los pisos más altos de los rascacielos que hay alrededor", dijo WoopsYang. "Así puedes ver una pequeña porción de calma en medio de todo el movimiento".

WoopsYang también anima a los participantes a venir con ropa que represente su vocación —trajes, batas de laboratorio o uniformes— de modo que el grupo de personas reunidas parezca "una versión en miniatura de toda la ciudad", explicó. El punto es demostrar cómo el agotamiento puede afectar a cualquier persona pero todo el mundo puede beneficiarse con un poco de calma. "También me esfuerzo para elegir todo tipo de personas durante la etapa final de las eliminatorias con la esperanza de que los concursantes elegidos representen cada sector en la ciudad", aclaró.

No todos ven este concurso como "arte" pero a WoopsYang no le molesta. "Me conformo con que sea una forma de entretenimiento", dijo. "Creé una opción de entretenimiento que no requiere ni tecnología ni dinero". En realidad, no se necesita hacer nada.