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Refugiados sirios que viven en Uruguay quieren devolverse

Miles de sirios actualmente están buscando que los reciban en cualquier lugar del mundo para escapar de su país. Mientras tanto, esta familia siria protesta afuera de la Casa de Gobierno de Uruguay para que los devuelvan.

En la última semana hemos visto incontables imágenes de refugiados sirios. La foto del niño Aylan Kurdi se volvió viral y generó una conciencia mundial acerca de la situación que están viviendo los refugiados: los que quieren huir del país en el que viven. Mientras todo esto pasa en un lado del mundo, por acá,en territorio latinoamericano, hay a cinco familias que llevan tres días (desde el lunes 7 de septiembre) durmiendo afuera de la Casa de Gobierno de Uruguay porque se quieren ir.

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Mientras los gobiernos del mundo miran cómo puede abrir espacio para más refugiados sirios, ellos, que ya tienen un hogar lejos de su atribulada tierra, piden que los devuelvan inmediatamente.

De las cinco familias que Uruguay recibió en 2014, y que llevan un año viviendo en Montevideo, hay una que definitivamente quiere irse, incluso, devolviéndose a Siria o partiendo hacia al campo de refugiados en el que estaban en el Líbano. No es que no lo hayan intentado: con una tarjeta de identidad uruguaya viajaron hasta Turquía que los devolvió por la misma puerta del aeropuerto por la que entraron. De ahí en adelante, les quedó como opción protestar fuertemente: justo a la mitad del plan de dos años que el gobierno les ofrece de ayuda, piden que su hogar de les garantice por más tiempo, que sus trabajos estén protegidos y que les den más sueldo. Dicen, además, que Uruguay es un país más caro de lo que a ellos se les había prometido.

Llamé a la Secretaría de Derechos Humanos de Uruguay y hablé con el director de esta organización, Javier Miranda, quien también es el líder del Programa de Reasentamiento de Familias Sirias en Uruguay. "¿Qué noticias están recibiendo estas familias? -me dijo- leen titulares que dicen 'Alemania va a recibir tantos miles de refugiados'… Y pues sí, los refugiados están golpeando las puertas de la frontera en Austria y en Hungría. Pero en la construcción del imaginario, se dicen a ellos mismos que en realidad prefieren ir a Europa que quedarse aquí", me dijo Miranda, respondiendo de antemano las peticiones de los sirios.

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Actualmente, a nivel global, más del 50% de la población siria ha sido desplazada: más de cuatro millones se encuentran regados por el mundo. El Programa de Reasentamiento, creado por el expresidente José Mujica, se implementó en octubre de 2014 con cinco familias compuestas por un total de 42 personas. A las familias, el Estado les garantiza una vivienda, un lugar donde trabajar y educación para los niños, además de un acompañamiento psicológico y clases de español. Hace unos días se anunció que, adicionalmente, en los próximos meses llegarán siete familias más a Uruguay para empezar con el mismo programa. La pregunta que está en el aire es cómo se va evitar que vuelva a suceder lo mismo.

"No tengo miedo de volver al Líbano", le dijo a Reuters Aldees Maher, de 36 años: "quiero estar en un lugar que me garantice a mí y a mi familia una vida". Maher y su familia dicen que se quedarán al frente de la Casa de Gobierno hasta el día en el que sus peticiones se resuelvan. Al Mohammed, un padre de familia que trabaja en un hospital, le dijo a AP: "No hay un futuro para nosotros aquí. El programa de apoyo del gobierno dura dos años y ya vamos por la mitad". Al Mohammed dijo que su sueldo es de 11,000 pesos, mil por encima del salario mínimo uruguayo, el equivalente a $380 dólares. "Tengo una esposa y un hijo. ¿Qué voy a hacer cuando se acabe la ayuda para mantenerlos?". Maher el Dis le dijo a Middle East Eye, "no huímos de nuestro país para mornirnos del hambre aquí. Este no es un lugar adecuado para refugiados".

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Volvamos a Miranda, del gobierno uruguayo y lo que me dijo al respecto: "El reclamo de ellos es perfectamente entendible desde el punto de vista humano. Más allá no es razonable, porque nosotros estamos convencidos de que en el proceso de este programa de reasentamiento, ellos pueden salir adelante. Una de las familias dice que quieren la garantía de tener la casa por lo menos durante cinco años. Lo que yo les digo es que no veo problema con eso porque son viviendas populares, financiadas por el estado".

El secretario de Derechos Humanos insiste en que después de que el plan se acabe, pueden quedarse con el trabajo, siempre y cuando trabajen bien: "el objetivo es que mejoren en su situación laboral y que su salario aumente. Pero esta es casi una primera experiencia laboral para ellos, entonces, como primera experiencia laboral, los salarios obviamente van a ser bajos".

La situación actualmente está tensa. Miranda me explica que desde hace tiempo saben que estas familias están descontentas y, sobretodo, inseguras sobre su situación a largo plazo Les aconsejaron no hacer una protesta: "hace 15 días yo estuve reunido con cuatro de las cinco familias, para ver cuál era la situación y les dije que podía comprender lo que estaban sintiendo. Pero les dije que creía que no era una buena idea que hicieran una manifestación, entre otras por razones de opinión pública. Si bien los uruguayos no han mostrado señales de xenofobia ni de rechazo por su presencia en la ciudad, estas sí se pueden producir si la población percibe que estas personas son malagradecidas. Eso sería injusto decirlo, y no es para nada verdad, pero indudablemente es una reacción espontánea", me dijo.

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Sin embargo, ahora que la protesta empezó, hay personas que están dedicadas exclusivamente a llevar a cabo los diálogos, y especialmente los tratan de convencer de que no protesten ni duerman en la plaza con los niños. "El secretario de la Presidencia de la República los está recibiendo en la torre ejecutiva para escucharlos y mirar hasta dónde podemos encontrar un punto medio". En cuanto a la familia que se quiere ir sin ningún tipo de negociación, deben encontrar un país que decida recibirlos. Ellos tienen un documento reconocido en el extranjero, pero depende de la política de migración de cada país si les permiten entrar o si los volverán a deportar.

El Programa de Reasentamiento prevé que otras siete familias lleguen a Uruguay en los próximos meses: un total de 73 personas, que hoy viven en un campo de refugiados en el Líbano. Le pregunté a Miranda si la situación actual de los sirios que protestan cambiará de alguna manera la forma en la que se va a manejar el ingreso de las nuevas familias: "sin duda aprendemos lecciones, y eso definitivamente implica ajustar el proceso. Desde el diálogo con las familias directamente en el Líbano, hasta ser mucho más claros sobre cuáles son las condiciones que van a vivir en Uruguay. Explicarles bien qué posibilidades van a tener, que sepan que van a vivir en tal lugar y en tal casa y mandarles una foto de la casa, que sepan que van a tener posibilidades de trabajo en estos sectores, etc. Eso sin duda nos obliga a tomar medidas diferentes, a ser muchísimo más concretos en la información que les brindamos".

Foto vía AP

Esta es, sin duda, una situación irónica. Es valido preguntarse en este momento qué impacto veremos en Uruguay durante el próximo año y si esta escena particular es la primera de muchas que se replicarán en el resto del mundo.