MIRA: El inventor de armas
Latas de cerveza en mano, todos ellos se dirigen al festival, aunque por su rígida actitud no parecen estar muy relajados ni dispuestos a pasarlo bien. A lo largo de los últimos diez kilómetros, hemos pasado varios controles policiales en los que no hemos visto ni un solo agente, solo neonazis.Mi compañera y yo subimos las ventanillas a medida que nos acercamos al recinto del festival, llamado Rock Against Überfremdung ( Überfremdung es una palabra alemana muy curiosa que podría traducirse como estar "sobrepasados por extranjeros").
Entre los oradores programados se encuentran los activistas en defensa de la extrema derecha más prominentes de Alemania: miembros de los principales partidos nacionalistas (NPD, Die Rechte and Der Dritte Weg) y organizaciones de extrema derecha locales
Aparcamos el coche y cubrimos el corto trayecto hasta el recinto andado. Parece que todos los asistentes se han puesto de acuerdo respecto a la vestimenta: cabezas rapadas, vaqueros y camisetas negras con alguna consigna en alemán.Los hombres se esfuerzan por dar un aspecto intimidante
Para alguien que se encuentre en el centro de Themar, el festival podría pasarle desapercibido. La policía ha cerrado al tráfico la carretera principal en un intento por mantener al grupo neonazi apartado de los 3.00 residentes del pueblo, donde parece no haber ni un alma; la mayoría de las puertas están cerradas y en todas las ventanas las cortinas están echadas. El supermercado cierra este día y el mercadillo se ha cancelado."Es ilegal estampar la palabra Hitler en una camiseta, pero HTLR significa Hogar, Tradición, Lealtad y Respeto. ¿Por qué iba alguien a querer prohibir ese mensaje?" — Tommy Frenck
Las vallas cubiertas con plástico negro son un intento por ocultar de las miradas curiosas lo que sucede dentro del festival, aunque a nadie pasan desapercibidas las banderas con simbología del Tercer Reich que ondean por encima de las vallas.Un neonazi escupe a una fotógrafa, y otros la toman con una mujer que lleva un pañuelo en la cabeza, amenazándola y llamándola "mujer de la limpieza"
Desde su pequeño jardín, al otro lado de la calle, un hombre nos increpa diciendo que deberíamos dejar a los neonazis tranquilos. "A fin de cuentas, ¿qué podemos hacer al respecto?". Ese parece ser el sentimiento general que reina entre muchos de los vecinos, que creen que mientras que los asistentes no se muestren tan violentos como los manifestantes del G20 en Hamburgo, debería dejárseles que celebren su día y mañana será otro día.Al otro lado de la calle, un hombre nos increpa diciendo que deberíamos dejar a los neonazis tranquilos. "A fin de cuentas, ¿qué podemos hacer al respecto?"