Chester Bennington y Linkin Park me enseñaron que está bien sentirse mal
Linkin Park en los MTV VMA. 2 septiembre 2001 New York. Foto vía Getty Images.

FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Chester Bennington y Linkin Park me enseñaron que está bien sentirse mal

El cantante y su banda nos dejaron un soundtrack eterno para la frustración, la ira y la soledad.
LA
traducido por Lina Alonso

Este artículo se publicó originalmente en Noisey USA.

Si ibas a una secundaria gringa entre 1998 y 2005, tal vez conoces el Hybrid Theory de Linkin Park: el álbum estaba en todo lado en el sentido en que fue uno que logró pegar en el momento en que la radio todavía mandaba la parada e impulsaba la venta de millones de discos antes de que el internet llegara a patear traseros. Lo más probable, también, es que lo adoraras. Fue el álbum que catapultó el entonces híbrido grupo de rap-rock al estrellato. Sus cuatro sencillos 'One Step Closer', 'Papercut', 'Crawling' y especialmente 'In the End' sonaron en todas partes, y gracias a la mejor distribución hecha por su sello, cualquier tipo que tuviera un walkman y pudo escucharlo.

Publicidad

El debut de Linkin Park llegó durante el auge comercial del rap rock, llenando el frenesí generacional entre la omnipresencia del grunge y el asomo del mismo Nu-metal que le seguiría directamente. Hybrid Theory no se distanció de las bandas de nu-metal, pero se sentía muy diferente de la ira desnuda que vendían bandas como Slipknot y Korn. Sobre todo, Linkin Park se veía mucho más atormentada que cualquier otra. Chester Bennington, quien murió ayer a la edad de 41 años, nos dejó letras que estuvieron empapadas de miseria, sus susurros medio fúnebres a menudo se disolvían en gritos enfurecidos cuando se confrontaba con los hipócritas, farsantes y saboteadores que hacían de sus enemigos invisibles.

Más que nada, Bennington sonaba emputado, pero nunca amenazante o excesivamente macho. Había una cualidad frágil en su voz, acentuada por su aspecto ligero con esa pinta siempre juvenil (yo me enamoré inmediatamente de él después de verlo en uno de sus videos en MTV). Fuera lo que fuera, él nos abrazó y nos ayudó a darle sentido a un mundo que a menudo se veía demasiado grande y frío. Mientras muchos rockeros de su tiempo tenía un tono de "Estoy de mal genio y odio a mi padre" que era válido para todo, su angustia era genuina, alimentada por los recuerdos difíciles de una niñez llena de abusos.

Su disposición para ser honesto sobre su propio trauma significó alivio para otros millones de niños que luchaban con sus propios demonios. Los temas de sus álbumes giraban alrededor de la decepción, la soledad y la rebelión, y se relacionaban inmediatamente con la angustia, la frustración y con lo depresión que sentimos muchos de nosotros. Su música en sí, con su atractivo extraño, esa mezcla desafiante de estridente rock alternativo, nu-metal, hip-hop liderado por la voz del rapero Mike Shinoda que se unía a los altos y desgarradores gritos de Bennington, que eran lo suficientemente hostiles para hacerte sentir peligroso, pero también eran bastante asequibles para engancharnos. En vivo eran electrizantes; en el estudio eran intrépidos y empujaban constantemente los límites fluctuantes del rap-rock en cada dirección que pudieran imaginar. Sus álbumes eran las perfectas puertas de escape en donde se nos ofrecía un sinfin de oportunidades; nos llevaban al metal extremo, pero otras canciones también nos transportaban al hip-hop, a la música electrónica y al rock en general. Incluso el blackero más ortodoxo o el verdadero oyente de hip-hop se involucró en algún punto con ellos, y para millones de niños norteamericanos, ese punto de partida llegó por cortesía de unos pocos tipos delgados provenientes de los suburbios de Los Ángeles.

Publicidad

Para chicos como yo, quienes crecimos en áreas rurales y obtuvimos nuestra educación músical de Walmart y de la radio, Hybrid Theory aterrizó como un meteoro. La primera vez que escuché Linkin Park fue muy tarde en una noche de verano mientras estaba acurrucada al lado de mi radio escuchando la emisora local de rock a un volumen lo suficientemente bajo para que mi mamá no se diera cuenta de que estaba todavía despierta. Fuera de la franja que escuchaba habitualmente llegó algo nuevo, algo diferente. Su primer sencillo, 'One Step Closer', salió desbocado por mis parlantes como la serpiente que tentó a Eva. Como los riffs crudos pero balanceados de la canción, la voz de Bennington era aguda y clara como un vidrio roto, e hizo eco en mi propia frustración adolescente y en la agrsión poca tratada por la que asistía a clases de manejo de la ira. Conectó conmigo de una manera que no hicieron los discos de Black Sabbath de mi papá, en cambio, esta banda parecía entenderme a mí y el por qué estaba tan molesta con la vida, pero sobre todo, me hizo sentir que estaba bien sentirme de esa forma. Me apresuré de una a meter un cassette en blanco para grabar la mitad de la canción, esperando ansiosamente para que el DJ me dijera el nombre de la banda que había sacado todo mi mundo interior. Yo tenía 12 años.

Eso fue hace 17 años, y todavía pienso sobre cómo me sentí al escuchar esa canción y darme cuenta, por primera vez y solo por un momento, que no estaba sola.

Publicidad

Linkin Park sigue activo y lanzaron su séptimo álbum, One More Light, en este mayo que acaba de pasar. Aunque permanecen como un nombre masivo en el rock mainstream, no pretendo estar bien informada del nuevo material de la banda. En 2003 salió Meteora y me hizo gravitar en el más duro y menos emotivo sonido del grindcore y del death metal. Linkin Park me había abierto una puerta que ni siquiera sabía que existía en ese entonces, pero una vez pasé el umbral, nunca miré para atrás. No lo necesité, ellos me dieron la primera mirada de lo que había allá afuera, y me dejaron descubrir qué más era posible. Cuando Bennington se unió a los Stone Temple Pilots, mire en YouTube algunos videos por pura curiosidad, y habiendo visto lo suficiente, confirmé que su voz era tan icónica como yo la recordaba. Luego de que cerré la ventana, satisfecha y pensando que todo estaba bien en el mundo.

Aunque mis intereses han cambiado, Linkin Park siempre ha sido parte de mi vida y a veces aparece en lugares inesperados. Cuando estaba en la universidad, en algún momento entre esa fase de coqueteo con el pop punk, mi hermanita pequeña desarrolló una obsesión con ellos (incluso con esa rara colaboración con Jay-Z, Collision Course y el primer álbum del proyecto de Mike Shinoda, Fort Minor). Le di mis viejas copias del Hybrid Theory y Meteora porque hacía bastante tiempo no las escuchaba, y aunque la molesté sin piedad, esperaba secretamente que ella se acercara así al metal también. Ella era una niña mucho más tranquila que yo, pero tenía sus propios demonios y yo sabía que necesitaba un soundtrack para la guerra que tenía por delante. Mi estrategia no funcionó y ella nunca se metió al cuento del metal. Eventualmente "superó" Linkin Park porque se metió más con el punk y luego con algo de pop mainstream mientras sus intereses y la forma en la que ella se percibía a sí misma cambiaron, pero aún así ellos estuvieron ahí para ella cuando los necesitó, así como estuvieron para mí, y para muchos otros. Ahora no hablamos. Ella vive en el desierto de California y es camarera. Yo vivo en Brooklyn y hago esto. Parte de mí se pregunta cómo está manejando la noticia. Parte de mí se pregunta si ella estará leyendo esto. (Si es así: hermana, vuelve a casa).

Después de años de pelear en el escenario y fuera de él, los propios demonios de Bennington lo llevaron al abismo por última vez. Murió el 20 de julio de este año a la edad de 41 años, dejando atrás familia, amigos y millones de fanáticos quienes le deben más que lo que cualquiera de nosotros podamos explicar. En 2002 Bennington le dijo a la revista Rolling Stone: "Es fácil caer en el pensamiento de 'pobre, pobre de mí', y de ahí es que vienen canciones como 'Crawling', de pensar que 'no me soporto'. Pero esa canción trata de tener responsabilidad por tus actos. En ningún momento digo 'Tú', no le echo la culpa a nadie. Es más sobre por que yo soy la razón por la que me siento de esta forma. Hay algo dentro de mí que me hala hacia abajo".

***

Kim Kelly es editoria de Noisey. Síguela en Twitter.