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No me aguanto 'Game of Thrones' (y odio al mundo)

OPINIÓN | Desde el pasado domingo mi vida volvió a ser miserable. Las redes sociales se me llenaron una vez más de frases vacías como "Winter is coming". Qué mierda.

El domingo 16 de julio se estrenó la séptima temporada de Game Of Thrones, esa aclamadísima serie de HBO que ha venido haciendo parte del entretenimiento de clases medias y altas alrededor del mundo durante los últimos siete años. Y contando: serán más, dependiendo de a quién le pregunte. Algunos me dicen que en 2018 o 2019. Las cuentas aún no son claras.

El mundo de ficción creado a partir de una estética cinematográfica medieval, los conflictos entre reinos, la traición, el incesto, la lucha sin límites por el poder, la siempre estúpida pero visualmente atractiva guerra, el lenguaje rimbombante de antaño, entre otras cosas, son los elementos que definen esa serie, esa súper producción que solo me genera fastidio cuando se acerca el lanzamiento de sus nuevos capítulos. No me aguanto más. No sé dónde meterme. Y no, no funciona cerrar la cuenta en Facebook, ni en Instagram, ni en Twitter. Serviría no volver a trabajar por siete semanas y encerrarse en la casa sin hablar con nadie. Y, pues, no…

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Es insoportable: las redes sociales se inundan de "Winter is coming", "The night is dark and full of terrors" y de otras expresiones, todas vacías, que apropiaron, como si fueran de ellos, sus fieles seguidores, que varían dependiendo de cada personalidad y que, a decir verdad, a muy pocos me aguanto. No sé mucho sobre la serie, no me importa saberlo, tampoco. No la odio, simplemente no me importa: su estética me parece aburridora, su lenguaje pomposo e insoportable. Cada año, sin embargo, durante su regreso, debo acomodarme a los horarios de mis amigos y familiares en los domingos por la noche, porque casi ninguno se la pierde.


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VICE me pidió dar mi opinión al respecto. Eso haré. ¿No teníamos ya The Tudors, Camelot, Spartacus, The Borgias, Vikings y, la mejor de todas, Xena: la princesa guerrera? Creo que el mundo seguiría siendo igual sin esa puta serie. Tal vez mejor, sin tantos fanboys, sin tanta basura viral: porque es que es eso también, llegó y se posicionó en la época en la que hacer pública una opinión (y, por ende, leerla) es tan fácil.

Debo reconocer que no he sido del todo inmune frente al éxito de la serie. Yo lo intenté: de verdad que lo intenté. Y vi toda la primera temporada en formato DVD en 2012. Mi primo me convenció de verla con él y logré terminar esos 10 episodios casi en su totalidad. Hubo varios momentos en los que me dormí, otros en los que sentí que eso ya lo había visto, y algunos en los que me emocionó ver las acciones éticamente reprochables de sus personajes. Mi primo se fue de la ciudad cuando lanzaron la segunda temporada y terminé intentando verla solo; fue el mejor somnífero que encontré ese año, cada vez que lo puse, tuve una placentera siesta. Gracias por eso, Game of Thrones.

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De resto, aparte de ayudarme con el insomnio, me cansan los memes y los artículos publicados por medios. Por no salirme de esta página ¡un editorial de VICE estuvo dedicado a eso! Cuando ese espacio en el pasado ha sido usado para hablar con enjundia sobre Rock al Parque, sobre el atentado en el Centro Andino, sobre el paro de maestros… Y luego, me salen con eso: que en ocho días estrenan una nueva temporada de Game of Thrones, y que hay que verla porque es una obra maestra. ¿Nada más importante para hablar en el editorial? ¿Nada estaba pasando en este país para dedicarle ese espacio?

Y aparte: los posts de amigos y contactos en las redes sociales que le dan importancia, los chistes internos entre sus múltiples fanáticos, el miedo constante al spoiler y las discusiones en mi círculo social sobre lo "inesperado" de la muerte de Jon Snow o de lo sucedido en "Red Wedding", que hasta yo, que no la veo, sabía que iba a pasar. Y pues, por supuesto, sabía que Jon Snow iba a revivir.

Lo peor es cuando el despistado del grupo no entiende nada y es ignorado en sus preguntas, sintiéndose mal por ese silencio: amigo, calma, nadie tiene esas respuestas.

Una de las cosas que particularmente sí detesto es el lenguaje rimbombante (idiota a veces) y con entonación británica antigua. Me genera tedio. ¿Cuál es la necesidad de introducir el acento y vocabulario británico antiguo? Seguro ayudará a los fans a sentirse en el medioevo, aunque no lo recuerdo siempre preciso y tampoco me parece estéticamente bello. No sé si introduzca a sus seguidores en una máquina del tiempo a la que entran a través del marco de la pantalla donde observan la serie, pero ¿es necesario que los personajes hablen imitando mediocremente un medioevo ficticio? También sé que han creado lenguas propias, como el Alto valyrio, el Dothraki o el Bajo valyrio, aunque no sé qué tanto se hayan desarrollado, pero felicitaciones.

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La trama me aburre y es confusa. Pensé que solo para mí, pero siempre me encuentro con fanáticos a ultranza de la serie que tampoco la entienden, que paran el episodio y se preguntan qué fue lo que pasó hace unas temporadas con uno de los personajes que están desarrollando y se pierden en discusiones sobre lo que sucedió, quién es, a quién mató, a quién traicionó, con quién tiró.

Esto no es exclusivo de Game of Thrones, obvio, lo sé: ¿pero en serio la premisa de una serie entretenida debe ser una que deje dudas todo el tiempo? Lo peor es cuando el despistado del grupo no entiende nada y es ignorado en sus preguntas, sintiéndose mal por ese silencio: amigo, calma, nadie tiene esas respuestas.

He escuchado a muchos admirar la capacidad de la serie para representar la humanidad en sus peores facetas, sus personajes épicos, que en varios momentos se aproximan a la tragedia griega y al desarrollo que, desde el psicoanálisis, se ha hecho en la modernidad de las relaciones familiares y sexuales; nada nuevo. También, resaltan la puesta en escena de personajes complejos, sin plantear maniqueísmos baratos. Eso sí puede ser… Pero no es nada nuevo tampoco.


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No es algo propio de la serie: la política es corrupta, hay líderes desalmados, otros estúpidos, seguro alguno se parece a Donald Trump y otro es Simón Bolívar, seguro uno es Stalin y otro es Gengis Kan, pero también me parece jartísimo que la serie termine siendo el encuentro de los paradigmas sociales, políticos y culturales de nuestra época.

El editorial que cité arriba daba cinco razones por las cuales deberíamos ver la serie. El autor, Sergio Ávila, relacionó dentro de ellas hasta el feminismo. ¿El f-e-m-i-n-i-s-m-o? ¿La estética y la trama no están construidas desde lo masculino? Y lo de la discapacidad sí es muy raro: que la serie es incluyente porque hay alguien sin una mano, otro que no puede caminar y una persona de talla baja. Ok, gracias por ser incluyente, Game of Thrones.

Llegó el momento para ponerme a tono. Los memes de Game of Thrones llenarán Facebook, Twitter, Instagram; las conversaciones en mi círculo tendrán de nuevo a los siete reinos y me enteraré de sus expresiones épicas y vacías, como los vientos del norte; se volverá a hablar de los malvados e inesperados personajes de la serie; y, seguro, seguirán las alabanzas a la producción televisiva más costosa del momento (de la que no sé nada), con millones de seguidores en el mundo, de los que no hago parte y no quiero hacer parte. Qué mamera.

Sin duda: el invierno ha llegado.